Descubre cómo hacer un roscón de reyes casero único: los trucos para que te quede como en el mejor obrador

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El Roscón de Reyes es el dulce más esperado para cerrar las fiestas navideñas. Su aroma, textura esponjosa y decoración colorida lo convierten en un imprescindible en las mesas familiares. Aunque comprarlo en una pastelería es una opción fácil, preparar un roscón casero puede ser una experiencia divertida, reconfortante y, si se hace bien, igual de deliciosa que la de los mejores obradores.

Hacer un roscón de Reyes en casa requiere paciencia y atención a los detalles, pero con algunos trucos y consejos puedes lograr resultados sorprendentes. Desde seleccionar los mejores ingredientes hasta dominar el proceso de fermentación, aquí te contamos cómo preparar este clásico navideño como un auténtico maestro pastelero.

Cuál es el secreto para hacer un roscón de reyes

El secreto de un buen roscón comienza con ingredientes de calidad. Utiliza harina de fuerza, que tiene un mayor contenido de gluten para conseguir una masa más elástica y aireada. Asegúrate de que la levadura sea fresca o de panadería, ya que es clave para una buena fermentación. El sabor del roscón depende en gran medida de los aromas. No escatimes en ralladura de naranja y limón, y utiliza agua de azahar auténtica para obtener ese toque tradicional. También es fundamental elegir mantequilla de buena calidad en lugar de margarina, ya que aporta una textura suave y un sabor insuperable.

Un buen amasado es esencial para lograr la textura esponjosa característica del roscón. Si lo haces a mano, ten paciencia: alterna períodos de amasado con descansos para permitir que la masa se desarrolle correctamente. Si usas una batidora con gancho amasador, observa la masa hasta que se vuelva homogénea, elástica y se despegue con facilidad del recipiente.

Los errores que cometemos al hacer un roscón

Uno de los mayores errores al hacer un roscón es apresurar la fermentación. Dale tiempo a la masa para que doble su tamaño, lo que puede tardar entre 2 y 3 horas dependiendo de la temperatura ambiente. Un truco para acelerar este proceso sin comprometer la calidad es colocar la masa en un lugar cálido, como cerca de un radiador o dentro del horno apagado con la luz encendida. La segunda fermentación, después de darle forma al roscón, es igual de importante. Deja que repose hasta que vuelva a crecer y tenga un aspecto esponjoso antes de hornearlo.

La decoración del roscón no solo lo embellece, también aporta sabor y textura. Pincela la masa con huevo batido para un acabado brillante y dorado. Decora con frutas confitadas, almendras laminadas y azúcar humedecido (mezclado con unas gotas de agua o agua de azahar). Estos ingredientes no solo le dan un aspecto vistoso, sino que también potencian su sabor tradicional.

​El horneado, un paso clave

El horneado es un paso crucial. Precalienta el horno a 180 ºC y coloca el roscón en la bandeja del medio. Hornea durante 20-25 minutos, vigilando para que no se dore demasiado rápido. Si ves que toma color antes de tiempo, cúbrelo con papel de aluminio para protegerlo. Un buen roscón de Reyes puede disfrutarse tanto solo como relleno. Si decides rellenarlo, espera a que se enfríe por completo antes de cortarlo y añadir nata montada, trufa, crema pastelera o incluso mazapán.