Lo mejor que podría pasarnos esta temporada de huracanes tiene nombre y apellidos: polvo africano

Tras un 2023 sin grandes intrusiones de calima hacia América, 2024 parece estar cambiando la tendencia

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No es ningún secreto: las principales agencias meteorológicas del mundo están convencidas de que la temporada de huracanes de este 2024 será especialmente intensa. Hay muchos motivos para ello, pero dos son clave: el Atlántico está anómalamente cálido y La Niña favorece la formación de huracanes. Se juntan "la gasolina" con "el encendedor".

Es posible, no obstante, que contemos con un golpe de suerte: el desierto del Sáhara.

¿El Sáhara? ¿Qué tiene que ver el desierto con todo esto? Como explicaba Yurina Celdrán, las invasiones de calima hacia el oeste son muy habituales: "cada año, más de cien millones de toneladas de polvo mineral son arrastrados desde el desierto del Sáhara [...] hacia América Central". Puede sonar contraintuitivo, pero es raro, el Sáhara es el responsable del 70% de todo el polvo en suspensión del planeta.

Además, se trata de algo muy positivo (ecológicamente hablando). Como ocurre con el campo europeo, los episodios de calima ayudan a fertilizar amplias regiones del Atlántico y es un proceso muy importante para el sostenimiento de la vida marina de muchos ecosistemas oceánicos.

Y, por si fuera poco, "debilita e incluso inhibe" el desarrollo de tormentas tropicales.

Un arma contra los huracanes. La calima tiene dos efectos interesantes de cara a limitar la intensidad de la temporada. Por un lado, aumenta la cizalladura del viento. Es decir, el polvo en suspensión hace que el aire se comporte de forma distinta y eso intensifica los cambios entre la velocidad y la dirección del viento de la distintas capas de la atmósfera; provocando una "fuerte cizalladura vertical" y dificultando la formación de huracanes y su crecimiento.

Por otro lado, la calima refleja la luz solar y rebaja las temperaturas. Como comentábamos previamente, menos temperatura de la superficie del océano es sinónimo de menos energía potencial. Un win-win.

Pero... ¿si esto pasa cada año dónde está lo extraño? Pues bien, que 2023 ha sido un año anómalo para la calima de camino a América. Muy anómalo. La cantidad de polvo en suspensión ha sido la más baja desde que la empezamos a media hace dos décadas.

Eso explica, en parte, por qué las temperaturas del Atlántico están tan altas. La buena noticia es que, como señalaba Celdrán, hasta ahora 2024 ha supuesto una vuelta a la normalidad. Podemos esperar que el Sáhara empieza a lanzar 'andanadas de polvo' hacia América y eso suponga un freno a una temporada que se espera tan intensa que la misma OMM cree que se quedará sin nombres que utilizar.

Imagen | NASA

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