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Crianza
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Cómo conseguir que ir a dormir no se convierta en un momento de conflicto con nuestro hijo

El descanso es tan necesario para el niño como una buena alimentación o una adecuada higiene personal, pero las familias deben propiciar que la jornada acabe compartiendo un rato agradable, teniendo una conversación tranquila, risas y muestras de afecto para que ese momento del día sea más llevadero para todos

Hora de dormir niños
Si un niño no duerme las horas necesarias, se mostrará más susceptible e irritable.Tetra Images (Getty Images)

Uno de los momentos más estresantes para la mayoría de las familias es el instante en el que deben acompañar a sus hijos a dormir. Un espacio de tiempo en el que los niños se muestran inquietos, revolotean por la habitación, quieren seguir jugando o alargar el ratito de tiempo de estar con papá o mamá. Donde no prestan atención a que se está haciendo tarde y al día siguiente hay que madrugar para ir al colegio.

Este brío nocturno contrasta con la baja energía que tienen los adultos a esa hora del día, con los depósitos de paciencia casi agotados y con ganas infinitas de desconectar del largo día normalmente repleto de responsabilidades y tareas. Cuando los niños están en la cama es a veces el único espacio del día donde los adultos pueden bajar el ritmo, aparcar los problemas, disfrutar de la pareja, de una serie o un buen libro en tranquilidad.

Un niño menor de 5 años debería dormir al día entre 10 y 14 horas. Los niños entre 6 y 13 precisan entre 9 y 11 horas de descanso y los adolescentes entre 8 y 10. El descanso es tan necesario para el niño como una buena alimentación o una adecuada higiene personal. Un descanso que le permitirá crecer sano y tener la energía necesaria para realizar todas las actividades del día. Además, dormir bien estimula el desarrollo intelectual y ayuda en la liberación de la hormona del crecimiento. En cambio, si un niño no duerme las horas necesarias y pasa todo el día con la sensación de estar cansado, se mostrará más susceptible, irritable, y manifestará muchas dificultades para hacer frente a la frustración. En la escuela le costará mantener la atención, trabajar de forma constante y tendrá más conflictos con sus compañeros debido a su malestar por la falta de sueño.

Por eso, las familias deben evitar que la rutina de ir a la cama se convierta en un conflicto diario en casa. Tienen que evitar que se cree un clima de crispación donde se acabe gritando y cerrando el día de mal humor. Acabar la jornada compartiendo un rato agradable, teniendo una conversación tranquila, risas y muestras de afecto, será clave para construir un vínculo seguro entre padres e hijos y hacer más llevadero este momento (tanto para los niños como para los adultos).

Si en casa el momento de ir a la cama siempre se convierte en un gran conflicto, las familias deberán analizar las causas que provocan esta situación. Puede ser que el niño se muestre reticente a irse a la cama porque tiene miedo, está muy excitado porque tiene un exceso de actividad física, le preocupa algo o no posee una rutina de hábitos de sueño adecuada. Crear una rutina diaria antes de ir a la cama permitirá a las familias propiciar un ambiente cálido y seguro en casa, donde el niño se sienta acompañado y se pueda quedar tranquilo en su cama hasta que se duerma. Asimismo, trabajar los hábitos de sueño adecuadamente desde pequeños será esencial para el bienestar físico y mental.

Tener un compañero de sueño, como puede ser un peluche, puede aportar al niño seguridad.
Tener un compañero de sueño, como puede ser un peluche, puede aportar al niño seguridad. Tetra Images - Daniel Grill (Getty Images)

Claves para ayudar a un niño a irse a la cama sereno:

  1. El organismo de un niño funciona como un mecanismo de relojería, por eso es imprescindible establecer un horario y ser muy estrictos en su cumplimiento. La rutina de sueño debería empezar una hora y media antes del momento de ir a la cama, evitando la utilización de dispositivos electrónicos o la realización de actividades que requieran mucho movimiento.
  2. El establecimiento de una rutina bien definida antes de ir a la cama ayudará al niño a bajar su intensidad e ir preparándose para irse a descansar relajado. Realizar siempre las mismas actividades y en el mismo orden le proporcionará seguridad porque sabrá qué debe hacer en cada momento. Tomar un baño caliente, cenar en familia compartiendo todo aquello que ha pasado durante el día, lavarse los dientes, ponerse el pijama, hacer un pipi y leer un rato junto a papá o mamá ayudará al niño a meterse en su cama sereno y feliz.
  3. Antes de que el niño se vaya a dormir será necesario que el adulto prepare la habitación para crear un ambiente que favorezca el descanso: bajando la intensidad de las luces con tonos cálidos, asegurándose que la temperatura es correcta y evitando que haya ruido en las estancias cercanas a ella.
  4. Tener un compañero de sueño, como puede ser un peluche, una manta o un objeto especial, puede aportar al niño seguridad y darle la sensación que se queda en la cama acompañado cuando se apaga la luz de su habitación.
  5. Evitar que las siestas sean demasiado largas, las cenas copiosas, el uso de pantallas que activan el cerebro y conseguir que el niño realice actividades físicas durante el día que le hagan llegar cansado a la noche facilitará que coja el sueño más rápidamente.
  6. Los ejercicios de relajación y los masajes son una herramienta excelente para incorporar a la rutina nocturna porque favorecen la creación de un momento agradable de conexión y transición al sueño. Cerrar el día con muestras de afecto hará que el niño se sienta querido.

Un niño que descansa lo suficiente tendrá una mejor calidad de vida. Un sueño reparador contribuirá a un aumento de su energía y favorecerá el desarrollo de su sistema nervioso e inmunológico.

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