Concluí hace poco la elaboración de un código ético de relaciones con empresas que me encargó una ONG. Tenía el reto, del que salí airoso, de conciliar los puntos de vista de cinco personas con culturas diferentes que solían tener desencuentros en algunas situaciones que se les presentaron. La organización había debatido durante mucho tiempo sobre los principios éticos aplicables y las personas en cuestión se dividían entre las que daban más importancia a la procedencia del dinero y las que pensaban que pesaba más qué hacían con él. En las ONG hay una extendida preocupación por la ética en la procedencia de las donaciones. No todas las fuentes de financiación les resultan admisibles a una organización cuando entienden que no son congruentes con su misión o con sus valores. Ahora bien, hay quienes conceden más importancia a cómo se aplica el dinero. Conciben su organización como una suerte de Robin Hood que ejerce una justicia redistributiva. Priorizar la procedencia del dinero puede defenderse con sólidos argumentos: ◼ Integridad y coherencia: Mantener la congruencia entre los valores de la organización y sus fuentes de financiación refuerza su credibilidad y legitimidad. ◼ Evitar el "lavado de imagen": Aceptar donaciones de fuentes cuestionables podría ser visto como una forma de permitir que esas entidades "limpien" su reputación. ◼ Efecto a largo plazo: Priorizar la ética en la recaudación de fondos puede inspirar a otros donantes y organizaciones a hacer lo mismo, generando un impacto positivo más amplio. ◼ Prevención de conflictos de intereses: Rechazar ciertas donaciones puede evitar compromisos futuros que podrían afectar la misión de la organización. Aunque también se pueden encontrar buenos argumentos para primar el destino del dinero: ◼ Maximización del impacto: Aceptar más fuentes de financiación permite a la organización ampliar su alcance y beneficiar a más personas necesitadas. ◼ Pragmatismo: En un mundo imperfecto, utilizar recursos de fuentes cuestionables para fines nobles podría verse como una forma de "redistribución ética". ◼ Transformación de recursos: Convertir dinero de orígenes dudosos en acciones positivas podría considerarse una forma de "redimir" esos recursos. ◼ Enfoque en resultados: Priorizar el impacto final sobre el origen de los fondos podría llevar a un mayor beneficio neto para la sociedad. Considerando ambas perspectivas, ¿qué opinas sobre este dilema? ¿Crees que hay una postura que sea claramente más ética que la otra?
¡Muy interesante Agustín! Por mi experiencia, la gestión de los grises es tremendamente complicada, y ha primado el destino transformador del dinero, antes que su origen (repito, en los grises) ya que nunca se dispone de toda la información para hacer un análisis certero. Las personas que gestionamos estas colaboraciones no podemos saber si la empresa trata dignamente a sus equipos (sueldo, conciliación familiar, salud laboral), si tiene causas pendientes con la justicia (en cualquier formato), si es respetuosa con el medio ambiente, y un largo etc. de aspectos que se deberían tener en cuenta, algunos adaptados a la propia entidad. De ahí la importancia de un código ético bien trazado y que no deje lugar a esos grises. Y añado otra variable a la cuestión que planteas: ¿Qué sucedería si la empresa no quiere comunicar la colaboración, no quiere aparecer en ninguna memoria, etc.?
Muy interesante. Yo creo que para que la relación sea duradera, ONG y empresa deben coincidir en posicionamiento y valores y, si es posible, basarse en algo más que en la simple donación de dinero. Las donaciones de limpieza de imagen suelen ser puntuales y estas empresas cambian mucho el destino de sus fondos. Por otro lado, el mayor intangible de una entidad social es su imagen y me parece peligroso ligarla a determinadas prácticas poco éticas. Por lo tanto, a pesar de que mirándolo desde un punto de vista pragmático, todo dinero es bien recibido, mi opinión es que es mejor no aceptarlas. A no ser que de ello dependa la supervivencia de la entidad.
Es un enorme melón, Agustín. Yo siempre he sido de la opinión de que, si no promovemos un cambio de enfoque y paradigma desde todas y cada una de las acciones, incluyendo nuestras acciones de fundraising, perderemos fuerza y consistencia en nuestro objetivo social. Un ejemplo muy sencillo, ¿tendría sentido financiar un proyecto de acceso al agua con dinero de una empresa que está contribuyendo a la destrucción de acuíferos con su propia acción empresarial? ¿Es ético participar en ese juego de lavado de imagen y ser la mano que pone la tirita a una herida que ellos mismos podrían estar provocando?
Qué interesante reflexión, Agustín. Al final, las entidades están formadas por personas, cada uno con su sentido ético, y llegar a construir una ética propia de la organización es tan complejo como esencial. Mi humilde opinión es que cada entidad debe buscar su propio equilibrio en relación a su misión, su visión y sus valores para que la procedencia/destino del dinero y su propia supervivencia no esté por encima ni distorsione la transformación social que aspira a lograr.
Gracias por plantear el debate, Agustín. Yo tampoco lo tengo claro. Creo que todo dinero extraído de los circuitos del capitalismo que genera acumulación (de donde viene la filantropía si no?) y que contribuye a la destrucción del planeta, es dinero que ganamos para el bien. Pero creo que a veces hacemos un bien mejor si hacemos ver a las empresas como están contribuyendo a la destrucción del planeta y que tarde o temprano tendrán que cambiar de manera de operar. Para eso también son útiles las relaciones empresas-ongs
muy interesante debate Agustín, en no pocas ocasiones nos enfrentamos al dilema de aceptar o no determinadas donaciones. En el caso de organizaciones pequeñas, sin apenas recursos y donantes y con problemas año tras año para cuadrar presupuestos y cumpir objetivos considero que se hace todavía más complicada esta toma d edecisiones. Ética o pragmatismo... esa es la cuestión Quizás con una ley de mecenazgo más desarrollada y con más incentivos a las empresas el panorama se´ria diferente.
Gran temazo Agustín Pérez ♥️. Gracias por traerlo. Me atrevo a compartir mi reflexión. Primero avanzo que mis marcos de pensamiento son "Liderazgo Adaptativo", "Manejo de polaridades", "Cultura de ecosistemas de impacto", "Teoría U" y "Innovación Social". No es una simple lista sino que estos marcos ponen foco en algunas prioridades: - si las ONG no pueden autofinanciarse buscando apoyo financiero público/privado los dos polos que presentas, son una polaridad. Es decir lo que se necesita clarificar es cuál es el propósito y qué considera la ONG que es "éxito/conseguir propósito" y "fracaso/alejarse del propósito". - las ONG están atravesando un momento en el que evolucionar es imperativo y la financiación filantrópica de las entidades privadas que están financiando los proyectos sociales en España está evolucionando a una financiación de impacto. Es decir, una financiación con foco en transformación (impacto) y no sólo en resultados. [Sigo en el siguiente comentario]
Me encanta
CREA[C]TIVA | 🌀 #freetalent&spirit | Futurista | Espiritualidad Aplicada | Activista Delicada | Top 100 Mujeres Líderes Finalista 2022 y 2023 | Acumen Fellow | Innovadora Social Generalista con Perspectiva de Infancia
2 meses- las brechas sociales (y medioambientales) que enfrentamos necesitan de todos los actores, ni el Sistema de Bienestar ni las ONG lo podrán hacer solos. Las empresas están evolucionando hacia modelos más integrales de triple impacto y eso significa que irán ganando cada vez más responsabilidad en su impacto social y por tanto también en sus decisiones de financiación económica. Se necesita un liderazgo adaptativo capaz de sentarse a la mesa con todos los agentes superando como dice Teoría U, "la voz del juicio", "la voz del cinismo" y "la voz del miedo". - a veces, la presunción de "superioridad moral" que vivimos desde el Tercer Sector (tengo +30 años en él), nos juega malas pasadas. Nos es fácil juzgar la ética de los otros y nos cuesta mucho mirar con responsabilidad y agencia los puntos ciegos/incoherencias que tenemos en nuestro sector: precarización laboral, conciliación baja, planes de carrera mínimos, prácticas extractivas del talento, políticas de personas poco humanas... En fin que podríamos hacer una conversación larga y todos tenemos a donde revisarnos Te felicito por haber salido airoso y felicito a la ONG en cuestión por haber abordado esta conversación controversial y encontrar un modo de gestionar la complejidad.