Un día puede pasar. Dejamos el termo de agua en casa y tenemos que comprar una botella de agua de plástico para pasar el día. O, simplemente, nos entró algo de sed en un momento esporádico y, ante la falta de grifos, compramos uno de estos envases en alguna tienda. El motivo es lo de menos.
Es nuevo el recipiente y se puede reusar varias veces, pero no todas las que queramos. Así lo ha explicado la experta del centro especializado en alimentos neerlandés Voedingscentrum, Tara Eikenaar, en unas declaraciones que ha recogido Dagens.
Ha explicado que, si no se abre y por ende no consume el líquido de su interior, una de estas botellas “se puede conservar hasta un año después de la fecha de compra”. Y contempla la posibilidad de que aguante algo más, en función del estado que encuentre.
Otra cosa es cuando ya se ha abierto. En ese caso, el período de tiempo que puede durar oscila entre los tres y los siete días “en la nevera”, puntualiza. “En un armario de la cocina se conserva bien durante tres días”, precisa. En caso de congelarse, esa agua se puede consumir hasta un año después.
Eikenaar ha precisado que el reciclaje de botellas de plástico es beneficioso para el medio ambiente. Sin embargo, cuando se prolonga mucho en el tiempo y sin limpiar el envase de una manera adecuada, ya no lo es tanto. Podría llegar a albergar bacterias que, además, son difíciles de eliminar, según la experta.
Estas, además, pueden proceder de la propia saliva o de los restos de comida, entre otras opciones. Pero no sólo eso, también puede albergar sustancias químicas, como el BPA. “En condiciones normales, las cantidades son muy pequeñas e inofensivas. Pero las altas temperaturas, como cuando la botella está al sol, pueden aumentar la cantidad”, detalla. Y concluye: “Si no quieres usar una botella de plástico, puedes elegir vidrio o acero inoxidable. acero, que casi no emite sustancias”.