Hace pocos días visité a un cliente para la firma de la renovación anual de nuestro acuerdo. En realidad, casi podría decir que se ha convertido en una tradición, ya que, por suerte, se repite cada año. Una cita que me recuerda todas las temporadas que la navidad se acerca y que aún seguimos por aquí, dando guerra. Podría decirse que esta visita se ha convertido en mi particular monolito. Ya saben, aquel artefacto que, en la película 2001 una odisea del espacio, dirigida por Kubrik, era descubierto cada vez que la humanidad alcanzaba una meta trascendental. Comentaba nuestro cliente, que este tipo de gestiones, es cada vez más habitual hacerlas vía on line, con firma digital, desde el despacho, pero que a él le gustaba al menos una vez al año, ver a sus proveedores y preguntarles qué tal iba todo. Y he de decir que me sorprendió muy gratamente su reflexión e hizo que yo mismo recapacitará sobre ello y en cómo me comporto en mi ámbito laboral. Mi conclusión fue que ciertamente cada vez tenemos menos tiempo y eso nos lleva a normalizar situaciones que en realidad no lo son o al menos, no lo eran hasta hace poco tiempo. No podemos ni debemos olvidar que detrás de los negocios, hay personas y que las personas, son las que hacen funcionar los negocios. Algo muy básico, pero que a menudo olvidamos. Sí, pude haber firmado desde mi oficina ese documento, pero quiero creer que la confianza y el compromiso mutuo generados, no hubieran sido los mismos. Espero el año que viene, por estas fechas, recibir de nuevo la llamada de nuestro cliente, volver a estrechar su mano, decirnos ambos que las cosas continúan bien y comprobar, con satisfacción, que alcancé mi monolito particular una vez más. ------------------------------------------------------------------------------------ Soy David Aparicio, CEO de Alvarez group. Ofrecemos soluciones globales y servicio integral al sector de la hostelería y la restauración. www.alvarezgroup.es
Cada vez más clientes comentan que no les visita nadie. Un email, una llamada, una reunión zoom. Nada de estrechar una mano, nada de ver qué tal el paso del tiempo en las caras de clientes y proveedores, nada de una sonrisa en la corta distancia y en vivo. Los que preferimos ir a casa de los clientes probablemente somos ya especie en vía de extinción. ¡Que lástima!
David Aparicio, y también es un momento quizás, todo depende del caso o del cliente, de que nos ayuden a mejorar. Llevamos tal ajetreo durante el año, que por lo menos acordar verse una vez al año para pulir pequeños detalles no está de más. Las nuevas tecnologías, las firmas digitales y las IAs están muy bien, pero recordar que detrás de eso estamos personas y que tenemos una cara es una sana costumbre que, en la medida de lo posible, no debemos perder. Bravo!! 👏🏻👏🏻
El lado humano de las ventas.
Totalmente de acuerdo David!
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1 mesTu reflexión pone en valor algo esencial en el ámbito profesional: la conexión humana. Es cierto que la tecnología nos facilita procesos, pero encuentros como el que describes nos recuerdan que las relaciones auténticas son el pilar de cualquier acuerdo duradero. Ese momento de estrechar manos y compartir impresiones no solo fortalece la confianza, sino que reafirma el compromiso mutuo y el respeto por el trabajo del otro. En un mundo tan acelerado, tu actitud refleja una visión clara: los negocios son más sólidos cuando se construyen desde la cercanía y el entendimiento personal.