Excelente crónica acerca del religioso Alfonso Raúl Masa Soto, detenido junto a su supuesta pareja en Don Benito (Badajoz) por presuntos tráficos y ventas ilegales de sustancias como la Viagra, llegando a ser importada incluso desde el extranjero.
Para mí, éste es de lejos el fragmento textual más destacado de todo el artículo, tanto por por mis propias experiencias personales como por los profilings que elaboro en criminología eclesiástica:
"A don Alfonso lo definen sus feligreses como un cura moderno, cercano, renovador y «acorde con los nuevos tiempos». Un sacerdote progre que desplegaba proyectos y levantaba ilusión en las parroquias por las que ha pasado. «Eso duele más aún», dicen".
La gente desesperada por el progresismo sin mesura en la Iglesia, apenas suele percatarse de lo importante y necesario que es estudiarse a fondo la letra pequeña de los contratos antes de firmarlos.
Los presbíteros criminales que se presentan con ínfulas de posmodernos, suelen más sutiles para esconder su doble vida durante su modus operandi. También cuentan con mayor facilidad para seducir a sus víctimas, porque se aprovechan de las exigencias que éstos manifiestan de una hipotética revolución en la Iglesia. Se los ganan enseguida para que los defiendan inconscientemente, cuando dichos clérigos empiezan a abusar de su autoridad de una manera más creativa, edulcorada, disimulada, camuflada... En sus extremos, podría resultar en un "encubrimiento pasivo" por jugar muy sucio con las ilusiones y los sentimientos de sus fieles. Emprender una multitud de iniciativas o empresas participativas en su vida comunitaria, presumiendo a menudo de ello con una labia que alcanza la sobreactuación, es una de las mejores pistas que delatan las tapaderas de esta clase de curas.
Insisto en que no hablo por hablar, porque este patrón se repite en otros casos similares que pienso seguir comentando.
#criminologia #psicología #religión #Iglesia #narcotráfico