10 CLAVES PARA DETECTAR MENTIRAS
“…los sospechosos y los testigos habitualmente revelan más de lo deseado, a través de las palabras que usan…”.
1) Ausencia de referencias personales: se omite toda referencia personal, evitando hablar en primera persona, como hace la gente confiable, al describir las acciones propias.
Ej. A) “Hice el arqueo de caja”.
B) “Se hizo el arqueo de caja”.
C) Agarré mi arma para limpiarla, abrí el tambor, empecé a lustrarla y lubriqué sus partes móviles. De repente algo apretó el gatillo, disparando la bala que mató a mi esposa. (En la primera parte de la oración hay referencias personales, ausentes en la segunda parte).
2) Tiempo verbal: las personas confiables usan el tiempo pasado para referirse a acontecimientos históricos, mientras que quienes mienten usan el tiempo presente. Esto sugiere que el individuo está haciendo un “ensayo mental” de los hechos en ese mismo momento. Por ese motivo, es que hay que prestar especial atención a quien a partir de un determinado momento de su relato o narración empieza a usar tiempos verbales inadecuados.
A modo de ejemplo, un empleado encargado del “clearing” de un negocio, tiene que declarar acerca de un dinero que le robaron antes de depositarlo en el banco y dice lo siguiente:
“…me acuerdo que cerré el negocio, subí a mi auto, manejé hasta el estacionamiento que está en la esquina del banco, apagué el auto y de pronto una persona me golpea la ventana, me grita y amenaza, me saca el sobre con la plata y se escapa con dirección hacia la calle Reconquista. Inmediatamente, llamé a la policía, esperé a que llegaran y fui a la comisaría en donde hice la denuncia…”
En un primer momento, el empleado describe como llegó hasta el estacionamiento usando el tiempo pasado. Después cambia al presente para describir las circunstancias en las que le robaron el dinero y finalmente vuelve a usar el tiempo pasado al contar la forma en la que denunció el robo.
3) Responder preguntando: incluso los mentirosos prefieren no mentir si pudieran elegir. Responder una pregunta implica el riesgo de ser descubierto. Por esa razón lo hacen mediante preguntas.
Ej. A) “¿Porque le robaría a mi propio padre?
B) “ ¿Acaso parezco la clase de persona que haría algo así?”
C) “ ¿No te parece que tendría que ser muy ingenuo para robar de la caja registradora que yo mismo manejo?”.
4) Usar términos poco precisos: los individuos poco confiables tienden a eludir las preguntas que se les formulan, respondiendo de modo impreciso y usando términos vagos o ambiguos, y que les permitan modificar su respuesta en el futuro. Algunos ejemplos de esta clase de términos son: “Tal vez”, “Quizás”, “Mas o menos”, “Aproximadamente”, “podría decirse que…”, “algo así…”, etc…
5) Palabras o frases solemnes: las personas menos honestas tratan de transmitir la menor información posible frente a cada pregunta. Por eso, intentan reforzar la credibilidad de su respuesta mediante juramentos, promesas o frases solemnes.
Ej. A) “Lo juro por mi vida y la de mis hijos…”.
B) “Dios es mi testigo…”.
C) “Te doy mi palabra de honor…”.
6) Eufemismos: habitualmente usan términos más atenuados o menos fuertes a la hora de referirse a sus acciones, con el propósito de minimizar los efectos y consecuencias de sus actos.
Ej.: A) “Desapareció” en lugar de “fue robado”.
B) “advertencia” en lugar de “amenaza”.
C) “lo tomé prestado” en vez de “lo robé”.
7) Aludir a acciones: algunas personas aluden a determinadas acciones, sin aclarar o especificar si las hicieron o no. Como ejemplo, veamos el siguiente relato: “…como todos los días, pensé en hacer el backup de la computadora, me acordé que debía sacar la tarjeta de seguridad, guardarla bajo llave y después pensé en dejar la computadora en el locker…”. Más allá de la referencia a todo lo que la persona pensó o se acordó que debía hacer, jamás aclaró si hizo todo aquello que pensó o no. No hay que asumir que una persona hizo todo aquello en lo que pensó.
8) Falta de detalles: las declaraciones más confiables habitualmente están repletas de detalles, aunque no sean necesariamente conducentes, debido a que las personas intentan recordar eventos almacenados en su memoria, y ésta guarda múltiples aspectos vinculados a cada experiencia en particular (ej. La canción que estaba escuchando, el traje nuevo que vestía en ese momento, la persona que estaba sentada en la mesa de al lado, el clima del día y de qué estaba hablando en el momento en que sonó la alarma, entre otras posibilidades). Detalles como los mencionados seguramente aparecerán en una declaración sincera y verídica.
Quienes inventan una historia, en cambio, intentarán dar una versión simple y acotada de los hechos. Es que muy pocos mentirosos tienen la capacidad de aportar una gran cantidad de detalles acerca de situaciones ficticias, sin que se verifiquen contradicciones al ser interrogados nuevamente o al confrontar sus dichos con la evidencia. Su intención es exponerse lo menos posible.
En síntesis: cuanto más detalles aporte una persona, mayores probabilidades hay de que esté diciendo la verdad. Cuanto menos explique, será más probable que mienta.
9) Balance de la narración: todo relato tiene una introducción (prólogo), nudo (o descripción de la situación crítica) y un desenlace (donde se explica que sucedió luego o las secuelas del evento). El porcentaje de tiempo normalmente dedicado a cada parte es de entre un 20% a 25% para la introducción, entre un 40% y un 60% para el nudo, y un 25% o 35% para el desenlace. Si se advierte que alguna de las etapas ocupan un porcentaje significativamente menor, probablemente se estén ocultando u omitiendo detalles de forma deliberada. Si en cambio se le dedica un tiempo mayor a alguna de ellas, probablemente se esté agregando información falsa.
Ej. De una declaración ante una compañía de seguros: “…el 15 de octubre salí del trabajo y agarré la avenida del Libertador. El tránsito estaba muy pesado. Paré en el semáforo de Libertador y Udaondo. Cuando la luz se puso en verde arranqué lentamente. De pronto otro auto me chocó y el conductor se escapó. Al llegar a casa llamé al seguro…”.
En el ejemplo anterior, la introducción tiene 4 oraciones, mientras que el nudo y el desenlace solo tienen una. No se indica de donde vino el otro auto, ni de que vehículo se trataba. Tampoco explica si se bajó para evaluar los daños, si habían testigos o si sufrió alguna lesión. Lo más probable ante un caso semejante, es que se trate de daños provocados por la propia negligencia del conductor.
10) Promedio de palabras por cada oración: normalmente, cada persona emplea un promedio de 10 a 15 palabras por oración. De hecho, se puede llegar a establecer un parámetro medio de cada persona. Sin embargo, cuando un evento o situación en especial provoca ansiedad, los individuos tienden a reducir o aumentar drásticamente el promedio de palabras utilizadas en cada frase.
*Traducción y adaptación del artículo “The 10 Tell-Tale Signs of Deception” de Paul M. Clikeman, Ph. D. de la Universidad de Richmond, publicado en el ejemplar Nro. 10 de la Asocciation of Certified Fraud Examiners.