3 Maneras de impactar positívamente a otras personas
Algo que nos encanta leer en los cuentos de hadas o ver en las películas de aventuras, es esa habilidad fantástica que tiene uno de los personajes en esa historia de influir sobre otras personas y lograr que ellos hagan lo que ese personaje les dice que realicen. En muchas de esas películas o cuentos, descubrimos que esa persona tan influyente no necesariamente es la más autoritaria o la que tiene más poder en apariencia.
En la vida real ocurre algo muy similar a lo que pasa en la ficción y es que las personas más influyentes son aquellas más amables y queridas con los demás. Pasan desapercibidas en muchos casos, sin embargo, su influencia es muy fuerte y perdurable. Eso ocurre tanto en personas que influyen hacia el bien como las que lo hacen hacia el mal. En muchos casos recordamos más a las segundas que a las primeras, puesto que una persona que influye hacia el bien, hace algo que consideramos normal o corriente. En este artículo me voy a referir a tres actividades específicas que generan una influencia positiva en otras personas:
1. Generar una cultura de reciprocidad positiva: Es muy común basarse en la ley del “ojo por ojo, diente por diente” para justificar una respuesta agresiva a un ataque que recibo. En este caso, lo que le propongo es una ley positiva: “Halago por halago, buen trato por buen trato”. Esto ocurre cuando de manera consciente yo hago un comentario positivo a una persona cercana o a un compañero de trabajo, de manera sincera, con lo cual motivo en forma sutil a que esa persona en otro momento me brinde un comportamiento similar, pues lo siente justo. Lo importante es no creer de mi parte que ese comentario o acción recíproca la tenga que recibir inmediatamente. Es mejor hacer esos comentarios o buenas acciones sin esperar recibir algo a cambio. Si esa persona lo devuelve, es un beneficio adicional para mi. Si no lo hace, no me siento indispuesto con ella, sino que he generado un buen ambiente entre los dos.
2. Darle mi total atención a la persona a la que me dirijo: Esto se ve fácil en la teoría pero es lo contrario en la práctica. Cuando saludamos a alguien, no le ponemos atención a su nombre cuando se presenta, sino que nuestra atención se enfoca principalmente en juzgar su apariencia física y en dar una buena imagen de mi parte.
La lección más importante al respecto la recibí al leer un libro que por su título creí que era muy malo y que no merecía la pena leerlo: “Cómo ganar amigos e influir sobre las personas” de Dale Carnegie. En su libro nos pregunta: ¿Cuál es la palabra más importante para una persona? La respuesta es: SU NOMBRE. Yo me he sorprendido al ver conferencistas o profesores que luego de oir por una única vez el nombre de una persona, un rato después se refieren a ella por su nombre. Si yo me sorprendo, la persona que escucha su nombre de un conferencista que acaba de conocerla, queda gratamente impactada, pues dice para sus adentros: Soy importante para esa persona, tanto así que recuerda mi nombre.
3. Usar la recomendación personal hacia otros: Un antiguo jefe que tuve en una empresa me decía de manera muy sutil: “Lo que dice Pedro de Juan, habla más de Pedro que de Juan”. Esto me recuerda que si hablo bien de las cualidades o logros de otra persona, además de transmitir un buen mensaje sobre ella, también habla mucho de cómo me siento yo hacia esa persona y si la valoro o por el contrario la envidio.
Un ejemplo práctico de esta actividad se da cuando en una llamada que reciben en el área comercial de una empresa, quien contesta la llamada no es directamente el vendedor sino otra persona, que puede dar unos datos clave al cliente potencial, de los años de experiencia que ese vendedor tiene en ese tema. Esto genera una valiosa influencia en la persona que quiere adquirir ese bien o servicio, pues no se lo dice el vendedor, sino una tercera persona que no va a estar en el plan de venderle ese bien o servicio a quien está llamando.
Con estos sencillos comportamientos que hagamos de manera habitual, podemos generar en otros una gran recordación y la sensación de ser personas confiables, que buscan dar información valiosa a otros.