3 pasos para dejar atrás la procrastinación
Sufrimos más en nuestra imaginación que en la realidad - Séneca
¿Procrastinando? ¡Deja de hacerlo y lee este artículo!
Aunque suene un poco loco, hoy te quiero a hablar de una palabra horrible, que esconde un hábito aún más horrible y desesperanzador: La procrastinación.
La procrastinación, desde mi mirada, es esa manía que tenemos de dejar las cosas para después, para más tarde, para cuándo las fechas límite nos están llegando al cuello, para nunca.
En perspectiva no parece un hábito ni malo ni bueno, todo depende de las circunstancias en las que lo activamos.
Algunas veces surge cuando una actividad nos aburre o simplemente es algo que no nos gusta.
Cómo puede ser colocar la ropa en la lavadora o recogerla de la lavandería, limpiar la casa o cualquier otra tarea que en esencia no afecta profundamente el rumbo de nuestra vida.
Y en estas circunstancias puede ser casi, casi comprensible y hasta “aceptable” el procrastinar.
Sin embargo, lo que normalmente sucede es que aplazamos cosas que son realmente importantes para nosotros y las dejamos para después.
¿Cuántas veces has dejado un proyecto que querías empezar para después?
Y ¿cuántas veces ese después se ha convertido en nunca?
¿Cuántas veces has pensado en ese sueño que quieres alcanzar y te has dicho: algún día?
El único día que no existe en el calendario es: algún día.
Recuerda. Cuando dejamos las cosas para después, para luego, para “algún día” normalmente no suceden.
¿Sabes por qué lo hacemos?
Rasgando apenas la superficie del problema, puede decirse que lo hacemos porque vivimos engañados.
Creemos que en algún punto vamos a estar libres de tareas, de pendientes, de urgentes, aislados de la cotidianidad, y en ese momento clave vamos a hacer las cosas que son importantes para nosotros.
Quieres aprender inglés, lanzar un emprendimiento, escribir ese libro, ser un conferencista, viajar por el mundo o simplemente tomarte un fin de semana libre y no lo haces, no te concedes el tiempo para realizar esa acción que es importante para ti.
Pero si ahondamos en la raíz del problema nos encontraremos con algo mucho más profundo: el miedo.
La principal causa de la procrastinación es el miedo.
En mi práctica como coach de simplificación y alta productividad he tenido la oportunidad de escuchar a muchos emprendedores de diferentes profesiones, en diferentes situaciones personales, de todo tipo y nacionalidad, hombres y mujeres, hablar de su deseo de lanzar un contenido, de hacer un post, de grabar un video, de dar clases en vivo o lanzar un podcast. Y luego exponer las más variadas excusas de porque no lo hacen.
Pero, cuando les pregunto:
¿De qué tienes miedo alrededor de eso que estás procrastinando?
Entonces la respuestas surgen desde el fondo del corazón: tengo miedo a que no funcione, a fracasar, a que todo salga mal, a no lograr la audiencia suficiente.
Y aunque no lo creas, también existe el miedo a que las cosas funcionen.
Tú me dirás: ¿Miedo a que las cosas funcionen? ¡Eso no tiene sentido!
Claro que lo tiene. Ese es un miedo muy bien sustentado en nuestras inseguridades y que a muchos nos asalta, pues empezamos a tener pensamientos angustiantes, como por ejemplo:
¿Y si la gente compra mi producto y yo no logro cumplir con el resultado ofertado?
¿Y si la gente pide un reembolso?
¿Y si se burlan de mí por mi apariencia o mi acento?
Entre muchos otros pensamientos que son capaces de paralizarnos y llevarnos nuevamente a esta infinita postergación.
¿Cómo saber si estoy procrastinando?
Uno de los síntomas más claros de que lo estás haciendo es el entrar en modo preparación infinita.
Imagina que quieres lanzar un podcast y no tienes idea de como hacerlo.
Enfocado en tu misión compras el curso “Cómo lanzar tu podcast en 21 días”, como eres juicioso y disciplinado lo estudias completo y en muy buen tiempo.
Sabes los recursos que necesitas. Instalas y descargas todos los programas que te sugiere la formación. Tienes listo tu micrófono y tus audífonos. Estás listo para la acción.
De pronto algo pasa. Decides que no es suficiente.
Qué sería bueno consultar algunos videos acerca de cómo modular tu voz. Y no estaría demás enterarte de cuáles son los mejores audífonos y el mejor micrófono.
O tal vez para empezar con pie derecho podrías indagar sobre cuál es el mejor software. Y así vas agregándole preparación y más preparación a tu proyecto.
Entonces, has cruzado esa delgada línea que existe entre prepararte y sobre-prepararte, que ya es una forma de evitar la acción. El miedo ha hecho su aparición.
¿Qué estás evitando?, ¿hablar ante el micrófono?, ¿lanzar ese podcast?, ¿sentirte juzgado?, ¿sentirte juzgada?
La caja de energía acumulada.
Otro síntoma que podrás notar es una gran cantidad de energía acumulada alrededor de las cosas que procrastinas. Esta energía, en tu día a día, se verá traducida en frustración, arrepentimiento e incluso a veces en una profunda decepción de ti mismo, de ti misma.
En la mayoría de las ocasiones se verá acompañada de un constante y tormentoso diálogo interno casi siempre compuesto de muchos debería y no debería.
Debería lanzar mi emprendimiento, debería ir al gimnasio una vez a la semana, debería comer más saludable, debería hablar claramente con mi cliente.
No debería comer tanta azúcar, no debería acostarme tan tarde, no debería ser tan duro conmigo mismo. Pero sigo manteniendo o evitando esos comportamientos.
Ahora, que espero tengas claro el porque esta palabra me resulta tan incómoda, te invito a que juntos la erradiquemos de tu vida aunque no podamos sacarla del diccionario.
Entonces vamos a la ACCIÓN...
Estos tres pasos que a continuación te voy a mostrar sin duda alguna liberarán esa energía frustrante y pesada convirtiéndola casi automáticamente en motivación, inspiración y energía positiva para darte movimiento, gasolina e impulso hacia ese sueño, hacia esa meta que quieres lograr.
1. Identifica la procrastinación.
Toma una hoja de papel y colócala en formato horizontal, divídela con una línea por la mitad.
En la parte superior izquierda escribe: Debería…
La pregunta que debes contestar para llenar esta lista es: ¿Qué debería hacer que aún no he hecho?
Y en la parte superior derecha escribe No Debería…
En este caso responderás a la pregunta: ¿Qué no debería hacer y aún sigo haciendo?
2. Elige el Game Changer.
Para empezar con este paso, es importante que comprendas que tus más grandes procrastinaciones son aquellas en las que más energía has acumulado, por lo tanto la que tenga la “cantidad de energí acumulada”caja más grande es la que necesitas ejecutar primero.
Dónde haya más sufrimiento, dónde haya más frustración es donde debes mirar, ten la seguridad de que ahí es dónde está aguardando tu siguiente nivel.
Recuerda: el nivel de tensión que procrastinar una actividad te produce es el indicador de por dónde debes empezar.
Para que puedas guiarte mejor en este trabajo, te regalo estas preguntas:
¿Cuál es la que más te genera frustración?
¿Cuál es la que más miedo te hace sentir?
¿Cuál es esa tarea que cuándo te enfrentas a la posibilidad de ejecutar te causa incluso reacciones físicas?PRINCIPIO SUPREMO
Calidad sobre cantidad. No se trata de cuántas cosas dejas de procrastinar, se trata de la calidad de las acciones y proyectos que has venido procrastinando y que al ejecutarse liberarán la mayor cantidad de energía.
3. Empieza en pequeño.
Empieza en pequeño y comprométete con tomar acción.
Elige un compromiso, una actividad inicial que no resulte tan desafiante para ti y ponla en marcha de inmediato.
El solo ejercicio de colocarla en tu agenda, puede ser el paso que necesitas para darle un cambio radical a tu vida y poner en movimiento la energía necesaria para caminar hacia tus metas.
Cuándo quieras desmayar o sientas el deseo de echarte para atrás, pregúntate:
Si logro eliminar la procrastinación ¿Cómo sería mi vida en el siguiente nivel?
Estoy seguro que lo que aquí te comparto te será de utilidad, sobre todo si lo llevas a la acción.
Coméntame como te va en tu camino hacia liberar la energía estancada y convertirla en motivación y sueños hechos realidad.
Me encantará leerte e intercambiar ideas contigo.