4 pasos para permtir terapias alternativas
Cómo permitir medicina alternativa sin ser chaman
México, y muchos países latinoamericanos tenemos una cultura muy arraigada a nuestro origen prehispánico, raíces que incluyen el misticismo y una estrecha relación con la naturaleza; por lo que no es sorprendente que cuando se presenta cualquier alteración que afecta nuestro estado de salud (e incluso de manera profiláctica) se desee encontrar una solución en la naturaleza o alguna deidad.
Desafortunadamente este creencia y necesidad de encontrar una solución a nuestra problemática de salud, ha creado un mercado que ademas de ser muy lucrativo, no se encuentra adecuadamente regulado, y lo mas grave, es que puede ser peligroso.
Sin embargo antes de pensar que los siguientes párrafos serán un ataque despiadado contra la medicina alternativa, quisiera abordar este tema de un modo pragmático para responder a la necesidad que tienen los pacientes de este tipo de terapias, ya que esto puede ocurrir desde la fibromialgia hasta el cáncer de páncreas.
1. Investigar
Lo primero que debemos hacer antes de opinar si algo es bueno, malo o muy malo; es conocer la evidencia disponible, si bien la COFEPRIS recaba información sobre efectos adversos de medicamentos y sustancias, no tiene un mecanismo intuitivo para poder acceder a esa información. Por otro lado existen herramientas como livertox que habla en especial de los efectos de fármacos y sustancias a nivel hepático. Pero una búsqueda rápida en PubMed con el nombre científico de la hierba, sustancia o terapia, nos puede llevar a grandes sorpresas, ya que puede haber información disponible de la cual no teníamos conocimiento, pero cuidado, el hecho de que exista información in vivo o in vitro, no significa que se pueda recomendar su uso, lo mas correcto es orientar la búsqueda a identificar efectos adversos. Después de hacer este ejercicio en innumerables ocasiones la respuesta mas frecuente es que no existe evidencia para tener certidumbre sobre su seguridad o eficacia; por lo tanto lo primero que se debe asumir es que en caso de que el paciente considere su uso, debe ser catalogado como una medida experimental, lo cual por lo general suele poner en alerta a los pacientes.
2. Respetar
En múltiples ocasiones los pacientes que buscan este tipo de terapias son aquellos que tienen enfermedades crónicas o debilitantes, en los cuales nuestro que hacer médico poco puede ofrecer. Ante este escenario considero que ningún personal de la salud tiene derecho a limitar los esfuerzos del paciente por mejorar su condición. Y aún menos valido es atacar o denigrar las creencias que tengan o deseen tener. Por lo tanto tenemos todo el derecho a no estar de acuerdo, pero no podemos atacar las creencias de pacientes que seguramente se encuentran en un laberinto sin salida.
3. Delimitar
Si bien el respeto es básico, también es importante no ser condescendiente, y establecer una postura clara, basada en el método científico para emitir opiniones acerca de las terapias alternativas. Además de mencionar que la gran mayoría de ellas deben ser consideradas experimentales, unas de mis principales acotaciones son que la terapia preferentemente no debe involucrar sustancias tomadas, untadas, inyectadas o en enemas; esto al menos limita el consumo de sustancias potencialmente nocivas. Y no menos importante es el costo de la terapia, ya que siempre advierto sobre el riesgo potencial de que sean muy costosas y comprometan la economía familiar. Y se debe explicar que tienen todo el derecho a gastar sus recursos como mejor les convenga, pero siempre deben tener en cuenta que si se les ofrece un tratamiento, que en base a la información científica disponible ofrece ciertos beneficios, con un margen adecuado de seguridad; no se pueden invertir los recursos en sustancias que son experimentales.
4. Monitorizar
En no pocas ocasiones a pesar de haber seguido los pasos anteriores, el paciente persiste convencido del deseo de utilizar terapia alternativas, ante este escenario y siguiendo el principio de autonomía y no maleficencia, lo más correcto es apoyar al paciente realizando una vigilancia clínica y paraclínica frecuente mientras se encuentre bajo el uso de terapias alternativas. De este modo podemos prever efectos adverso de manera temprana, y podemos documentar claramente los problemas que acarrean estas terapias. Es muy importante que si vamos a participar en este proceso de monitorización, no se realice ningún cambio en nuestro tratamiento, ya que el objetivo es demostrar los efectos de la terapia alternativa; y es muy interesante como los pacientes, en los que se documentan de manera solida el impacto negativo de estas terapias, se vuelven fuentes solidas de información para NO recomendar el tratamiento en cuestión.
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8 añosMuy interesante Dr. Chávez, efectivamente las alternativas de la medicina representan un inconveniente cuando las desconocemos y esto se ve complicado cuando, quien las practica, no es médico y muchas veces, no recibió una capacitación mínima indispensable, esto las convierte en verdaderas armas mortales contra el paciente. Además, debemos hacerle ver al paciente que ningún método alternativo es la panasea para cualquier enfermedad, que tienen sus límites y que, como escribió el Dr. Samuel Hahnemann, descubridor de la homeopatía, "...cúrese lo curable..." Lo felicito por abordar este tema tan complejo, pero sintetizado de manera muy entendible mediante este artículo. Saludos.