45% de share y Paz mundial.
La proliferación, casi salvaje diría, de casos de éxito presentados en los festivales de publicidad me hace preguntarme hace varios años hacia donde está yendo nuestra industria.
Está claro que la publicidad como herramienta/vehículo, y su gran capacidad de omnipresencia, tiene el potencial auténtico de cambiar realidades el mundo, pero veo una gran problemática hace años: una gran cantidad de agencias de publicidad toman este potencial como un must do inescapable y lo convierten en leitmotiv de su existencia como si al final del palo, hubiera una zanahoria recubierta de oro. Ese fallo en el objetivo final de una agencia de publicidad está descarrilando a todos los vagones, uno por uno.
Esta alienación y obsesión permanente con este momento de la creatividad mundial, nos predispone primero, a realizar titánicos trabajos ante los cuales no sabemos cómo responder pero creemos poder hacerlo (imaginen a una dupla intentando resolver la escalada de violencia en Brasil, la crisis de las Maras en Centroamérica o la deforestación en Paraguay en una oficina a las 10 de la noche a través de un posteo en instagram) y segundo, a compararnos con las agencias/creativos de al lado para ver quién es el mejor en ayudar una vez entregados los premios. Premios juzgados de manera tan subjetiva como la propia realidad de quien tiene la vara.
Humans of late advertising, dirían por ahí.
Cada vez que hablo con dueños, directores creativos o personas en posiciones de reclutamiento caemos en la misma cuenta: cada día está más difícil encontrar talento joven. Y cómo culparlos a esos jóvenes, si nuestra industria está cada día más estéril y onanista.
Nos estamos quedando solos y no podemos culpar a más nadie que a nuestros egos. Al que le guste bien, y al que no, le espera un duro baño de realidad cuando menos lo espere.
Entonces pienso un poco para adentro y otro poco hacia afuera que le estamos pidiendo a la publicidad que nos salve del hambre, que nos dé políticas de estado a través de las marcas, que nos ayude combatir el racismo, la discriminación, la xenofobia, la violencia y quien sabe qué otros males cuando no le corresponde ni es su responsabilidad.
Y finalmente nos pregunto ¿No estaremos pidiéndole más de lo que hoy puede darle al mundo?
¿No le estaremos pidiendo demasiado a la publicidad?