6 claves para convertirte en el mejor mentor

6 claves para convertirte en el mejor mentor

Ser mentor no es una tarea sencilla, más cuando se trata de guiar a personas que buscan mejorar sus habilidades, desarrollar proyectos empresariales o tomar decisiones importantes en su vida profesional.

En mi experiencia en este rol, enfocado en personal branding y marca personal, he enfrentado el desafío de ayudar a otros a pasar de la reflexión a la acción, a enfocarse en lo importante y a adquirir los hábitos necesarios para potenciar su comunicación, visibilidad y relacionamiento.

Un proceso de mentoría es más que compartir conocimientos; se trata de crear un espacio donde la confianza y el crecimiento son posibles, y donde cada paso adelante está alineado con los objetivos y el bienestar del mentee.

Meses atrás leí "El pequeño libro del talento" de Daniel Coyle, quien destaca seis recomendaciones esenciales para ser un buen mentor que me hicieron mucho sentido y hoy quiero compartir contigo, con ejemplos propios:


1. Conexión emocional inicial

La primera tarea es establecer una conexión emocional genuina con tu mentee

Recuerda que antes de enseñar o guiar, debes demostrar que te importa su progreso y la consecución de sus logros. Esta conexión se construye en los primeros segundos de interacción y es crucial.

Imagina que estás comenzando a trabajar con un emprendedor que quiere lanzar su primer negocio. 

En lugar de lanzarte directamente a discutir planes de negocio, primero hablas con él sobre su motivación y las razones personales que lo llevan a emprender.

Compartes una historia sobre tus propios comienzos en el emprendimiento y los desafíos que superaste. Este acto de empatía establece un vínculo de confianza, haciendo que el cliente se sienta comprendido y apoyado desde el inicio.


2. Información breve y atractiva

Evita largos discursos, en su lugar ofrece información útil y concreta en pequeñas dosis. 

Un mentor efectivo está al lado de su cliente, brindándole mensajes breves y específicos que lo lleven a la acción.

Supongamos que estás ayudando a un cliente a mejorar sus habilidades de liderazgo en su empresa. 

En lugar de ofrecerle una clase magistral sobre este tema, enfócate en un solo consejo práctico: “En la próxima reunión con tu equipo, comienza reconociendo el trabajo de alguien antes de abordar los temas a tratar.” 

Este consejo específico es fácil de aplicar y tiene un impacto inmediato, lo que le motiva a seguir implementando nuevas prácticas.


3. Lenguaje concreto y específico

En lugar de dar instrucciones vagas, sé específico sobre lo que se debe hacer. 

Por ejemplo, si pides a tu cliente que mejore la gestión de su tiempo, especifica cómo hacerlo: “Dedica las primeras dos horas de cada mañana a tus tareas más importantes, antes de revisar el correo electrónico.”


4. Crea una tabla de puntuaciones del aprendizaje

Desarrolla un sistema para medir el progreso de tu cliente, enfocándote en habilidades clave que desean desarrollar. 

Esto no solo motiva al cliente, sino que también proporciona una medida clara de su avance.

Si tu mentee —por ejemplo— está trabajando en mejorar su red de contactos profesionales, podrías crear una tabla de puntuaciones que registre cuántas nuevas conexiones realiza cada semana y cuántas de esas conexiones se convierten en reuniones productivas. 

Si la meta es alcanzar 10 nuevas conexiones y 3 reuniones significativas al mes, pueden visualizar claramente el progreso y ajustar sus esfuerzos para alcanzar esos objetivos.


5. Fomentar la disposición al esfuerzo

Diseña entornos que alienten a tus clientes a esforzarse continuamente. 

Esto puede implicar ejercicios prácticos, simulaciones o retos que los saquen de la pasividad y los lleven a la acción.

Para motivar a un cliente que está desarrollando habilidades de negociación, podrías establecer un desafío donde deba realizar una práctica diaria de negociación en situaciones pequeñas, como negociar un descuento o cerrar una venta con un cliente difícil. 

Al final del mes, revisan experiencias, celebran sus logros y discuten áreas de mejora, manteniendo el enfoque en el esfuerzo continuo.


6. Promover la independencia

El objetivo final de cualquier mentoría es que el mentee se vuelva independiente. 

Esto significa que, como mentor, debes evitar convertirte en el centro de atención y, en su lugar, empoderar a tus clientes para que tomen decisiones y continúen su crecimiento por su cuenta.

Ejemplo: si te pide consejo sobre cómo priorizar tareas en su startup, en lugar de darle una lista detallada, podrías decir: “Quiero que hagas una lista de tus principales prioridades para la próxima semana y luego revisaremos juntos cómo las gestionaste.” 

Este enfoque le da al cliente la autonomía para tomar decisiones y aprender de la experiencia, con tu apoyo disponible si lo necesita.

Ser mentor es una labor que requiere empatía, claridad y una estrategia para motivar, así como guiar a los demás hacia su propio progreso y crecimiento. 

Las seis recomendaciones de Daniel Coyle proporcionan un marco claro para desarrollar estas habilidades y convertirte en un mentor eficaz.

De las seis, la única que no he aplicado —hasta ahora— es la de la tabla de puntuación, aunque siempre acordamos indicadores específicos para medir el avance. 

En mi experiencia, seguir estos principios hace de una mentoría una experiencia enriquecedora y sostenible para ambas partes.

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