6 focos de la educación preescolar

Es evidente que la educación preescolar es la etapa más subestimada en la formación de los seres humanos. Las ciencias educativas y económicas han demostrado desde hace algunos años que esto constituye un grave error, ya que la calidad de la educación en esta primera etapa de la vida está directamente relacionada con el éxito y el desarrollo de cada individuo, así como de la sociedad en su conjunto. Pero, ¿qué significa realmente una buena educación inicial?

1. Buenos maestros: Un buen maestro no solo debe estar capacitado con rigor y estándares avanzados, sino que también debe ser capaz de cautivar a sus jóvenes aprendices. Un excelente indicador de esto es cómo los niños perciben a su maestro y si realmente establecen una relación emocional y cognitiva positiva con las personas que los rodean en el colegio. Es fundamental que la relación entre el maestro y las familias se enfoque en el aprendizaje del pequeño y en lo que lo motiva, con el fin de diseñar estrategias coherentes y unísonas entre el hogar y el colegio. Así, el buen maestro se convierte en un articulador entre el programa educativo y la vida de los niños a su cargo.
2. Rigor, con cariño, pero rigor: No debemos menospreciar a nuestros más pequeños. Es necesario exigirles que realicen tareas maravillosas y no hacerles el trabajo cuando se enfrentan a dificultades. Esto fomenta la resiliencia, que es la base para resolver problemas de cualquier índole. Es clave ser rigurosos y alentar a nuestros jóvenes aprendices a enfrentar con gusto los desafíos que sus maestros les asignan.
3. Un programa bien diseñado basado en la ciencia educativa: La educación está plagada de buenas intenciones, pero muchas veces estas no están respaldadas por evidencia científica. Es fundamental que los contenidos, actividades, metodologías y evaluaciones utilizadas para formar a los niños hayan sido sometidos a análisis científico y comprobados como útiles para desarrollar competencias al máximo nivel.
4. Un espacio de crecimiento adecuado: En la primera etapa escolar, es crucial que los niños cuenten con un ambiente seguro que promueva su autonomía y que sea estéticamente relevante para su etapa de desarrollo. Los salones deben evitar estímulos innecesarios, y cada elemento debe tener un propósito claro que los niños puedan comprender. El gusto estético se forma en gran medida durante estas edades, por lo que cada elemento visible debe ser cuidadosamente seleccionado en función de su impacto futuro en la mente de los niños.
5. El arte es fundamental: La visión del mundo que desarrollamos en la primera infancia se refleja en las formas, colores, texturas y primeros trazos que producimos. Por esta razón, el arte debe ser tan importante como la lectoescritura o la matemática, ya que actúa como un puente para comprender la perspectiva de vida del niño.
6. Vincular a los niños con la diversidad cultural y social: Uno de los problemas que enfrenta la humanidad es la dificultad para desarrollar la habilidad y competencia de la empatía. Esto se debe a que solemos reunir a nuestros hijos únicamente con niños que comparten similitudes con nuestras familias, lo que crea nichos que dificultan la comprensión de perspectivas diferentes. Por lo tanto, es crucial exponer a los más pequeños a otros niños que crean en cosas distintas, que vivan en otros países o que provengan de contextos sociales y económicos diferentes.

En nuestro preescolar Inspired de Bogotá, el Grimm’s Kindergarten, nos hemos comprometido a implementar estas ideas con mucho cuidado. Nos alegra que nuestros niños puedan acceder a la educación posterior llenos de herramientas que les faciliten la vida y les permitan abordar positivamente los siguientes pasos de su educación.