7 “tips” de comunicación para empresas en transición
¿Cuál es tu propósito, cuál es tu causa, cuál es tu creencia?, ¿cuál es el motivo por el cual tu organización existe, por qué vale la pena levantarse en la mañana y por qué a alguien debería importarle? No se trata del dinero, eso es el resultado; siempre lo es. –Simon Sinek
Las empresas son entes vivos que cambian conforme el entorno se vuelve más complejo, las organizaciones maduran y el mercado exige nuevas decisiones estratégicas. Tal es el caso de las empresas que crecen aceleradamente, experimentan fusiones o escisiones, viven conflictos entre áreas o personas clave, enfrentan el cese de sus patentes, cambios bruscos de preferencias entre la clientela, reconversiones tecnológicas, ajustes en el marco normativo y otros cambios semejantes.
Típicamente, las empresas en transición requieren afinar sus comunicaciones en cinco situaciones:
a) Cuando las soluciones habituales a los problemas de su comunicación comienzan a dar síntomas de ineficacia (p.e. los presupuestos de publicidad ya no generan el mismo retorno a la inversión)
b) Cuando diversos cambios del entorno crean una desalineación entre mensajes, canales de comunicación y expectativas de las audiencias (p.e. la imagen corporativa se confunde con la de otras empresas, industrias o productos)
c) Cuando los programas de comunicación se han quedado obsoletos (p.e. los recursos de comunicación interna no son atendidos y los avisos que se mandan a través de ellos “caen en el vacío”)
d) Cuando, a pesar de los esfuerzos, hay factores no comprendidos en la relación con las diversas audiencias (p.e. los aliados estratégicos se sienten defraudados y dejan de brindar condiciones convenientes de crédito)
e) Cuando la forma de pensar, decir y actuar de la propia gente no es acorde con la misión, creencias y valores de la organización (p.e. el director actual tiene miedo de dejar el mando a su sucesor al ver que éste no comparte la cultura corporativa).
En todos estos casos, hay 7 lineamientos que conviene tener en cuenta para destrabar la situación:
- Comienza por recuperar tu identidad. Todos —también las organizaciones— debemos realizar periódicamente, ejercicios de reflexión sobre cuál es, a final de cuentas, el sentido del trabajo que hacemos juntos. Esto equivale a responder la pregunta sobre cuál es el modo y el sentido del “ganar dinero” que nos caracteriza. Este es el ámbito de la “vocación responsable”: el modo peculiar con el que cada organización aporta algo al bien común.
- Trabaja para generar confianza. Las organizaciones vivimos de la confianza que depositan en nosotros nuestros clientes, inversionistas, proveedores y el propio personal. Toda organización debe crear símbolos de confianza a su derredor: demostraciones de su integridad, de sus buenas intenciones, de sus capacidades y de sus logros. Eso nos permite arriesgar juntos, explorar, innovar, incluso fallar y aprender y, por tanto, seguir creciendo.
- Revisa y corrige tu sistema de comunicación. La comunicación de las organizaciones es demasiado sofisticada como para ejercerse de modo espontáneo. Por ello, es indispensable que nuestros programas de comunicación cuenten con los siguientes criterios: audiencias definidas y jerarquizadas, canales de escucha para conocer y atender sus expectativas, y mapas de mensajes estratégicos perfectamente articulados, consensuados y comprendidos, que luego constituirán los contenidos de los sistemas de comunicación interna, promoción y venta.
- Innova. También hoy es posible buscar nuevas soluciones a los problemas de comunicación de siempre. La comunicación es un arte misterioso, porque la mentalidad del otro siempre nos es ajena y su libertad es una realidad sagrada a la cual no podemos acceder directamente. Lograrás tus objetivos en la medida en que atiendas lo que él necesita, pero sobre todo en la medida en que cooperes al alcance de sus deseos y a la solución de sus preocupaciones.
- Atiende de modo diverso a cada una de tus audiencias. Cada vez que un esfuerzo de comunicación se realiza “para todos”, se realiza “para nadie”. Es indispensable ubicar las diferencias de actitud de cada una de nuestras audiencias para fortalecer: el deseo de arriesgar de nuestros inversionistas; la disposición a cooperar de nuestros proveedores; para servir y satisfacer a nuestros diversos tipos de clientes; y para desarrollar las capacidades de nuestros diversos tipos de colaboradores.
- Hazlo ver. El hecho de que estemos atentos a los requerimientos, anhelos, temores y necesidades de cada una de nuestras audiencias estratégicas, y que hayamos definido con claridad la información que debemos transmitirles, no es suficiente. Para que la comunicación tenga éxito, es necesario convertirla en símbolos afectivamente cercanos, fáciles de ver y entender. No basta decir, hay que aprender a llamar la atención para luego decir bien.
- Cambia también tú. Comunicarnos de modo adecuado es más fácil de decir que de hacer; requiere de nosotros mismos la disponibilidad a abandonar la seguridad de nuestras convicciones y modos habituales de hacer. Por tanto, requiere que generemos programas de cambio cultural entre nuestro personal, comenzando por aquellos que ejercen los puestos de mayor responsabilidad en la toma de decisiones.
© Concepto Total, 2013.
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