Aún puedes salvar este 2024

Aún puedes salvar este 2024

Ayer, todo se detuvo.

No fue el reloj. Ni el mundo.

Fui yo.

Cuando alguien tan querido se te va, es una sacudida brutal de aquellas que te llevan a una realidad de la que te has ido olvidando y alejando.

La vida es así.

Tú te vas montando tus historias, te crees con soberbia que dominas tu día a día y, en un instante, todo se desmorona.

Aquella rutina que dabas por sentada, el ruido de fondo que apenas notabas, se vuelve de repente un silencio ensordecedor y frío.

Hoy vengo a decirte una verdad que deberías recordar todos los días: vivimos como si esto fuera interminable.

Nos damos el lujo de pasar los días en piloto automático, anestesiados, metidos en rutinas desgastantes, consumiendo auténtica "basura" de medios y redes sin decir nada y siguiendo la ilusión de que "mañana sí".

Mañana tomarás esa decisión, mañana harás de una vez lo que tienes pendiente, empezarás por fin a vivir de verdad.

Pero, ¿y si el mañana no llega?

Quedan pocas semanas para cerrar el año.

¿De verdad vas a seguir aplazándolo todo?


Vivir al filo de la navaja

Muy pocos viven así.

Muy pocos se toman la vida y las cosas de forma tan consciente, reconociendo que cada día es en realidad un regalo que puede no repetirse jamás.

Pero nos comportamos como si los “regalos” no se fueran a acabar nunca.

Y así no nos cuesta postergar lo importante:

  • La conversación incómoda con tu pareja porque "hoy no es el momento" y mejor dejar las aguas tranquilas.
  • El proyecto soñado que llevas años planeando porque "cuando tenga tiempo, lo haré" y así te convences de evitar el salto al vacío que tanto te asusta.
  • Decidir cambiar de trabajo porque "es mejor malo conocido" y así evitas afrontar la incertidumbre del cambio.
  • Decidir cambiar tú mismo porque "no me siento preparado" y, en el fondo, te aterra enfrentarte a tu propio reflejo.

"Aún puedes salvar este 2024" significa una cosa: puedes confrontar lo que te preocupa, tomar la decisión definitiva sobre lo que quieres en tu vida y lo que no.

No digo que lo consigas o que lo hagas.

El HACER puede esperar al 2025, pero la decisión no.

Porque decidir ya es empezar a construir y a ser DE UNA VEZ POR TODAS brutalmente honesto contigo mismo.


Cada momento es una elección: o construyes o destruyes

Vamos a dejarnos de tonterías.

Mi madre solía decirme algo que ahora cobra más sentido que nunca: "Cada día, en cada momento decides. Puedes construir o puedes destruir."

Construir suele costar.

No es la decisión fácil o agradable porque te obliga a mirarte al espejo y cambiar.

Es luchar contra tus miedos y tus excusas.

Es plantarle cara a tu ego, tu soberbia, tu pereza y tus viejas heridas.

Construir es, sobre todo:

  • Perdonar de verdad y saber cerrar heridas.
  • Levantarte cuando no tienes fuerzas, cuando todo parece un peso insoportable.
  • Elegir y decir en voz alta lo que sabes que es correcto, aunque incomode a los demás.
  • Romper con relaciones que te dañan, aunque duela.
  • Decidir que mereces más y salir a pelear por ello.

Destruir, en cambio, es rendirse.

Es alimentar la soberbia y la rabia con el autoconvencerse de que tienes siempre la razón.

Es seguir viviendo en piloto automático, sin cuestionarte nada.

Destruir es fácil:

  • Evitar conversaciones difíciles porque te incomodan, aunque te ahogues por dentro.
  • Dejar pasar los días como si tuvieras una eternidad.
  • Rendirse a lo que hace todo el mundo, porque eso no requiere esfuerzo.
  • Enfadarse con el mundo, criticar a los demás o burlarse y alegrarse de la desgracia de los demás "porque se lo merecen"

La verdad es esta: En todo momento estás ante la decisión de construir o destruir. Cada día tomas miles de estas decisiones y de la mayoría ni te das cuenta. Muchas veces, el no hacer nada también es una decisión, y es la peor de todas.


Las preguntas que no puedes seguir evitando

Si quieres que este 2024 no sea otro año más, definido únicamente por el gran volumen de trabajo y los retos que has enfrentado como haces siempre, empieza por aquí.

Pregúntate con brutal honestidad:

  1. ¿Qué estoy evitando enfrentar que ya no puedo seguir ignorando?
  2. ¿Qué estoy postergando que me está robando la paz cada noche?
  3. ¿A quién necesito perdonar? ¿A quién necesito pedirle perdón?
  4. ¿En qué área de mi vida estoy eligiendo destruir en lugar de construir?

Hazte estas preguntas sin miedo y sin filtros.

Mira en tu interior y, aunque te duela, atrévete a responder con valentía.

Porque lo fácil es postergarlo todo y seguir con tu vida “en la rueda de hámster”, excusa tras excusa.

Lo difícil (pero liberador) es decidir dejar de ser esclavo de tus miedos y tomar el control.


Las decisiones que realmente importan

Si quieres salvar lo que queda de este año, no te engañes: no son decisiones fáciles. Seguramente son las incómodas, pero a la vez las más necesarias.

Porque detrás del dolor de confrontar la verdad se encuentra la libertad.

Decisiones como:

  • Perdonar a alguien que te hirió, no por ellos, sino por ti mismo.
  • Enfocarte en lo que realmente aporta, aunque tengas un jefe tóxico o un entorno que no ayuda.
  • Decir “no” a un trabajo, una relación o un hábito que te está consumiendo.
  • Elegir priorizar tu salud, tu familia o tus sueños por encima del "qué dirán."
  • Cerrar una etapa, aunque te dé miedo lo que venga después.


El tiempo no espera a nadie

Esta vez no contaré con uno de mis seguidores más fieles que tenía.

No voy a poder contar con los comentarios de mi madre, que siempre me daba su opinión sobre lo que publico en las redes.

Extrañaré sus palabras y ese cariño que, aunque crítico, siempre construía a que reflexionase: "Bueno Daniel, ¿Y qué aprendes al final de todo esto?"

Porque de esto se trata.

De ser siempre humilde.

De hablar menos y de preguntar y escuchar más a los demás.

Y así construir… y si lo hacemos junto con los demás, mejor que mejor.


#LoQueRealmenteImporta


Cristóbal Ruiz Cuadra

Director de Área de Supervisión de Obras en Meta Engineering

4 h

Ahora lo leo como se merece, y me alegro de haberle dado su tiempo. Las cosas son como las explicas, Daniel. Sin paños calientes. Lo que decía tu madre es la piedra de clave del arco. Tendemos a pensar que antes de construir hay que deconstruir, que desmontar lo que tenemos, y no es así siempre. Todo surge de una decisión, de un punto concreto en el que decimos "hasta aquí". Es doloroso, pero imprescindible. Y luego, como consecuencia inevitable, vendrá lo que haya de venir. Estoy seguro de que tu madre se sentía muy orgullosa de ver cómo lo haces tú, cómo lo has hecho y cómo das norte a otros para que lo puedan hacer. Un abrazo muy fuerte.

Carmen Calvo Navalmoral

Supply Chain/ Operations/Logistics

4 días

Un fuerte abrazo Daniel y gracias por esta reflexión que hay que leer despacio.

Luis Angel Lozano Romero

Responsable de gestion de Clientes

5 días

Ufff...menudo relato desgarrador..hay que tener valor para hacerlo...gracias Daniel por plasmar una lección de vida. Lo que no he sabido encontrar en ninguno de los comentarios es...."tienes razón...voy a intentar cambiar estas tendencias egoístas/destructivas que unicamente aportan malestar y decepción y no conducen a nada positivo" . Tu relato...me hará "ponerme las pilas". Gracias de nuevo por tu reflexión y lamento tan profunda pérdida.

Maurizio Doria Tolle

Director Comercial Internacional - Export Manager

1 semana

Muchos ánimos Daniel! Un fuerte abrazo. Y gracias por tus reflexiones (siempre) que tienen esencia. Abrazo

Fermí Evangelista

COO | Liderazgo en Optimización de Procesos y Mejora Continua | Gestión Estratégica de Productividad, Rentabilidad y P&L | Experto en Industria Automotriz | Dirección Multisite | Expansión y Desarrollo de Negocios.

1 semana

Muchas Gracias Daniel Pascual por tus lecciones de vida, y de liderazgo, sin duda ésta, especialmente.Te acompaño en el sentimiento.Procuraremos no olvidar lo que realmente importa.Gracias.

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