Abrir un #Makerspace o un #FabLab ¿Mucha inversión o gran intención?

Abrir un #Makerspace o un #FabLab ¿Mucha inversión o gran intención?

 Hace 8 años, cuando comenzamos con la aventura de abrir nuestro propio Fab Lab en el sur de México, Miguel Juárez cofundador del #FabLab Maya y yo, estábamos un poco, por no decir bastante, temerosos e intimidados por lo que este proyecto podría implicar.


Después de haber estudiado en el mejor Fab Lab del mundo, el #FabLabBarcelona, ubicado en las instalaciones del Instituto de Arquitectura Avanzada de Cataluña o #IAAC, la verdad es que cualquiera se intimida.


¿Cómo dos simples mortales íbamos a lograr un proyecto tan innovador como este? En IAAC habíamos visto #Impresoras3D increíbles de diferentes tamaños y materiales, diseño colectivo con el barrio reciclando materiales, carpintería digital utilizando brazos robóticos como #KUKA, entre una inmensidad de otros proyectos impresionantes. Si, la verdad es que estábamos bastante intimidados. 


Recuerdo que en el 2013, durante la maestría, Miguel consiguió la primera #impresora3D, lo había hecho para desarrollar sus proyectos de IAAC relacionados con fachadas inteligentes, era una máquina muy pequeñita donde apenas y podíamos imprimir en un espacio de 10cm x 10cm x 10cm, él había invertido durante algunos meses para obtener esta máquina, tener una de estas en aquella época era igual a tener una nave alienígena hahahahaha, porque aunque las impresoras 3D se inventaron hace más de 40 años, hasta hace poco se empezaron a democratizar, al grado que cualquiera ya podía tener una de estas en su casa. 


Y con el mismo nivel de miedo y valor, al terminar nuestra Maestría, decidimos regresarnos a nuestro querido México, específicamente a Felipe Carrillo Puerto, a una hora del caribe Méxicano pero justo en el corazón de la Zona Maya de Quintana Roo, de donde la autora desde este artículo random es originaria. 


Como todo emprendedor en un inicio, tocamos muchas puertas tanto de gobierno, iniciativa privada e inclusive académicas, pero para ser sinceros el movimiento maker llegó a México en una época en la que la sociedad no estaba nada preparada, estábamos en esa línea del tiempo donde era un concepto tan nuevo como avanzado que no era nada fácil de introducir en las dinámicas de la sociedad en países como los de Latinoamérica. 


Después de un tiempo y sin tener éxito con los personajes antes mencionados, Miguel y yo, motivados a demostrar de lo que este movimiento era capaz y con la 3D pequeñita, comenzamos a pregonar con el lema de “Democratizar tecnologías” y fue así como empezó parte fundamental de nuestra historia.

Primeros talleres del #Fablabmaya en comunidades indígenas mayas del sur de México


Decidimos irnos a las comunidades indígenas que estaban alrededor de Felipe Carrillo Puerto, recuerdo que empezamos enseñándo Impresión 3D, de esos temas que me atrevo a decir que en México muy pocas veces se habían enseñado.


Después, en las mismas comunidades pero ya con un poco más de herramientas como cortadora láser y bordadora digital, empezamos a relacionarnos con proyectos en Artesanías, ya que esta actividad económica es una de las tradiciones más importante de nuestra área, sobre todo por el mercado que se puede encontrar en el turismo de la Riviera Maya.


Con el paso de varios años, aprendiendo más de los errores que de los aciertos y con un esfuerzo monumental, llegamos a equiparnos con mejor infraestructura.


Estos dos mortales, habíamos logrado representar a México en competencias de prototipado a nivel internacional, habíamos logrado capacitar a la primera generación de Artesanos con herramientas de manufactura avanzada para que pudiera competir con el enorme mercado de artesanías de imitación, habíamos participa en proyectos internacionales, libros, ferias de ciencia y tecnología y todo esto, empezando con una pequeña impresora 3D, y que claro aún conservamos por la importancia que tiene para nosotros.


Ahora, entendemos que los logros son subjetivos, porque para algunos puede ser algo impresionante, pero para otros puede ser solo una simple afición. Lo cierto es que seguimos en el camino y no tenemos intención de detenernos. 


Para finalizar, regresamos a la pregunta después de este primer intento de storytelling, abrir un Fab Lab o un Makerspace ¿Se necesita una gran inversión o una gran intención? Tengo esperanza de que con la historia de estos dos mortales se haya respondido la pregunta; pero dejando de lado el romanticismo, sí es necesaria la inversión pero no “gran" inversión como tal, porque los logros no se basan solamente en la infraestructura física, sino también, en el alma o el “power” (como a mi me gusta decir) de ese capital humano. 


Y tú ¿Por dónde empezarías? ¿Gran inversión o gran intención?

Ambas y no solo inversión económica, también de tiempo. Ya depende de cómo quieras orientar el negocio del taller de fabricación digital que creas, necesitarás una u otra máquina, pero sobre todo, lo más inteligente bajo mi punto de vista es hacerse otra pregunta ¿con que fin quieres crear tu espacio? Si esto lo tienes claro y el emprendimiento funciona, la inversión de tiempo y económica irá aumentando y las intenciones variando según los objetivos. Enhorabuena por el artículo Trinidad Gómez Machuca

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