ACERCA DE LA PÉRDIDA, EL DOLOR Y EL DUELO EN LAS FIESTAS…

ACERCA DE LA PÉRDIDA, EL DOLOR Y EL DUELO EN LAS FIESTAS…

El fallecimiento de un ser querido es una de las experiencias más tristes por las que debemos transitar en la vida, constituyendo una verdadera amputación psicológica. Estas fechas generalmente exacerban la pena y actualizan el duelo reciente o aún no superado. Comienza la preocupación de cómo enfrentarlas, acompañada de síntomas anticipatorios: angustia, ansiedad, trastornos del sueño, pérdida de apetito y tristeza, impotencia y una sensación de soledad y vacío existencial.

 En primer lugar, para los familiares y amigos, no es recomendable que una persona en duelo pase las fiestas solo/a, por ello, es oportuno que se hagan planes concretos que lo incluyan. No le presionen a sonreír ni a disfrutar, pero inclúyanlo en las conversaciones, permítanle expresarse si lo necesita y no evadan el tema de la muerte como si fuera un tabú. Es lógico y necesario recordar al ser querido y es normal que el afectado llore, incluso en las fiestas.

En tanto que el afectado, no niegue su tristeza, es un sentimiento normal y esperable, por tanto no evite sentirla. Mientras más la contenga, más intensa se hace y hay mayores posibilidades de que ésta salga de un modo desbordante. No disimule con la familia, ni con sus hijos a pesar que sean niños. Para todos resultaría extraño vivir una fiesta en que todo sea felicidad y diversión, ya que contrastaría mucho con la sensación y el comportamiento de los días previos. No niegue la tristeza, es un sentimiento normal y esperable; asimismo, no sienta culpa por celebrar o pasar un momento agradable.

Existen modos de seguir adelante y superar el duelo; en un sentido terapéutico decimos que una persona ha logrado sobreponerse – algunas veces con ayuda especializada - cuando es capaz de recordar al ser perdido sin tanta angustia y dolor, consiguiendo generar nuevos proyectos, logrando posicionarse en el presente y mirar hacia el futuro sin olvidar el pasado.

Pues al fin, el tiempo de dolor, que supone una crisis, es también una oportunidad para el replanteo de vida, el crecimiento personal y una renovada relación con los otros.

José GONZÁLEZ COSIMINI Psicólogo, Facultad de Psicología, Udelar. 24096235 / 094558177

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