Activos de Vida

Activos de Vida

Es muy probable que, cuando escuchamos la palabra “Activos”, uno de los aspectos que vengan a nuestra mente están relacionados con los bienes y posesiones que hemos tenido la oportunidad de adquirir. Justamente las organizaciones definen sus activos en función de todo lo que para ellos genera un retorno de inversión. Los activos son importantes, los procuramos y mucho del trabajo que hacemos está en función de poder tener oportunidad de adquirir más de ellos.

Los activos son valiosos, tienen un precio, han representado un costo adquirirlos; sin embargo, no todos estos activos están en función de dinero. Algunos de ellos trascienden el valor que un billete o cuenta de banco pudiera satisfacer. Hay activos tan preciados en nuestras vidas que, ni por todo el oro del mundo, estaríamos dispuestos a reemplazarlos o canjearlos. Son elementos de valía en nuestra vida que se nos hace muy poco el valor monetario que cualquier persona pudiera otorgarle.

¿Qué hay de sus propios activos? Esos elementos de valor que llenan su vida y se convierten en grandes satisfactores que no necesariamente representan una retribución en términos de dinero. Familia, amigos, seres queridos seguramente están en el principio de este listado, pero, si somos aún más observadores nos daremos cuenta que existen otro tipo de activos que son muy importantes y que nos representan una gran valía en nuestro diario vivir.

Le garantizo que usted tiene actividades que no le retribuyen económicamente, pero que sí le llenan de satisfacción. Hacerlas no le representa ningún ingreso económico, pero dejarlas de hacer seguramente ocasionará que se forme un vacío en su vida. Es posible que justamente este vacío se convierta en un indicador que algo está demandando nuestra vida. Tristemente me he topado con muchas personas que esperan una retribución económica para poder hacer lo que les gusta: “Ojalá encontrar un trabajo donde pudiera…. escribir, cantar, enseñar, planificar, liderar personas…” La lista podría ser muy extensa como extensos son los intereses que cada quién pudiera tener.  

Lo cierto del caso es que, por una u otra razón, caemos en la trampa del dinero que nos evita agregar a nuestra vida actividades que sabemos que nos llenan mucho y que su mayor retribución no está en ese dinero que esperamos recibir. No estoy pretendiendo que tome decisiones apresuradas e impulsivas que luego puedan llegar a representar un mayor conflicto que la solución propuesta. El desafío es poder agregar ese tipo de actividades que le llenan de energía, entusiasmo y felicidad en su diario vivir. 

¿Qué le llena? ¿Qué le satisface hacer? ¿Por qué esperar a que le paguen para hacer lo que le gusta? He descubierto que el costo de esperar a que nos den una retribución económica por hacer lo que nos gusta es demasiado alta. Vale la pena que añada a su vida esos activos de energía que podrán generar en usted una nueva perspectiva hacia lo que vive y, quién sabe, pudiera que de acá a un tiempo se encuentre con la grata sorpresa que le estén pagando por hacer lo que le gusta. 

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