Adaptación basada en comunidades.
En tanto continúan los esfuerzos por reducir la cantidad de emisiones contaminantes a la atmósfera, con el propósito de evitar que la temperatura global se eleve hasta 1.5°C por encima de los niveles del periodo preindustrial, la humanidad debe lidiar con los efectos que ya ha producido el incremento registrado hasta ahora, y prepararse para los impactos futuros. Es necesario adaptarnos al cambio climático.
Bajo el régimen de cambio climático de las Naciones Unidas, se ha establecido un marco de referencia para el proceso de adaptación, que incluye cuatro componentes:
1. Evaluar los impactos del cambio climático, la vulnerabilidad y los riesgos para las personas, los ecosistemas y los medios de subsistencia.
2. Elaboración de planes de adaptación.
3. Aplicación de las medidas de adaptación derivadas de los planes.
4. Supervisión y evaluación de la adaptación.
Se trata de un proceso transversal, al ser aplicable a todos los sectores económicos, se caracteriza por un alcance esencialmente local, y está en constante evolución, como lo indica el artículo 7.9d del Acuerdo de París al exhortar a los países a formular planes, programas y medidas, y extraer las enseñanzas correspondientes de su aplicación para mejorarlos.
En este marco, el papel de la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático (UNFCCC) incluye para las Partes:
· Aumentar la sensibilización sobre los riesgos y aumentar la ambición en cuanto a los objetivos.
· Proporcionar un espacio político para el compromiso
· Propiciar el intercambio de información, compartir conocimientos y brindar asesoramiento.
· Fortalecer la capacidad técnica e institucional de los países.
· Facilitar la prestación de apoyo financiero y tecnológico.
· Promover la participación de una amplia gama de interesados.
Bajo este marco, los países han desarrollado planes nacionales de adaptación que, en general, están alineados con sus Contribuciones Determinadas a nivel Nacional (NDC), conforme los compromisos asumidos en la UNFCCC, y que tienen dos objetivos generales: reducir la vulnerabilidad al cambio climático mediante la creación de capacidad de adaptación y resiliencia, e integrar la adaptación en las políticas y programas nuevos y existentes, especialmente en las estrategias de desarrollo.
En este contexto, la adaptación basada en comunidades (AbC) es un importante componente de la gestión y prevención de los impactos derivados del cambio climático por parte de la población local. A partir de información y ejemplos concretos de tales impactos, este enfoque puede dar como resultado medidas específicas para la localidad, administradas por la comunidad.
El propósito de la AbC es apoyar las necesidades de adaptación de los sectores más vulnerables de la población, que típicamente son grupos numerosos de personas en situación de pobreza y marginadas que viven en ambientes de alto riesgo, principalmente en países en desarrollo. Su vulnerabilidad se deriva de su exposición, sensibilidad y escasa capacidad para adaptarse y enfrentar los impactos del cambio climático.
Para estos grupos, la AbC se materializa a través de intervenciones de organizaciones no gubernamentales, que resultan en proyectos diseñados con la participación directa de la comunidad. En algunos casos, se integra también en políticas y programas conducidos por los gobiernos.
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Los principios básicos de la AbC están encaminados a facilitar una adaptación inclusiva –en términos de género, edad y cultura, entre otros aspectos-, impulsada por la comunidad y sostenible, para lo cual se busca aprovechar las capacidades existentes, que consisten en conocimientos, prácticas, habilidades, tecnologías, normas e instituciones, así como las motivaciones, aspiraciones y objetivos intrínsecos de las personas.
Por otra parte, no obstante tratarse de procesos esencialmente locales, los expertos aconsejan que las experiencias de ellos sean integradas por los tomadores de decisiones a medidas y políticas de un alcance mayor, de manera que las necesidades y aprendizajes puedan compartirse, adecuarse y beneficiar a otras comunidades con características similares a nivel subnacional, nacional e internacional.
Existe una amplia experiencia en programas y proyectos de AbC, principalmente en países de África y Asia, y en algunos de América Latina. Los siguientes son solo algunos ejemplos entre los numerosos proyectos resultantes de esos trabajos:
· Planificación adaptativa local en torno al cambio de las estaciones lluviosas, con modificación de las temporadas de siembra agrícola y ajuste de la elección de los cultivos, lo que a veces se denomina producción alimentaria inteligente desde el punto de vista climático;
· Formación comunitaria sobre el riesgo de catástrofes para almacenar agua y alimentos en tierras altas y secas para hacer frente al aumento de las inundaciones;
· Rediseño local de las estructuras de los edificios para mitigar las pérdidas ocasionadas por los ciclones de alta intensidad, las inundaciones o la erosión del suelo;
· Cooperación comunitaria en la restauración de manglares y biodiversidad autóctona, aumentando la resistencia a la erosión costera y creando al mismo tiempo medios de vida locales sostenibles.
El Centro Internacional para el Cambio Climático y el Desarrollo (ICCCAD), de la Universidad Independiente de Bangladesh, y el Instituto Internacional para el Medio Ambiente y el Desarrollo (IIED) realiza estudios, capacita y promueve el crecimiento de redes sobre AbC en Bangladesh y a nivel mundial, y ha identificado las características principales de este enfoque. Como parte del carácter evolutivo de los procesos de adaptación, también han identificado los retos que enfrenta la AbC y que es necesario resolver o, al menos, tener en cuenta:
· Percepciones erróneas de la "comunidad” como un ente homogéneo, cuando en realidad se trata de grupos sociales y culturales con un conjunto diverso de creencias, valores, identidades y una distribución desbalanceada de poder.
· Lograr una participación significativa se dificulta cuando las preocupaciones, prioridades y perspectivas de los menos poderosos pueden ser relegadas por los intereses de aquellos en posición de liderazgo.
· Subordinación de las perspectivas prioridades, conocimientos y culturas locales ante los sistemas de conocimiento "científico" que dominan la comunidad internacional sobre adaptación, lo que tiende a inhibir la autodeterminación local y limitar la participación significativa.
· Financiamiento insuficiente e incierto, pese a que los países desarrollados se comprometieron a movilizar 100,000 millones de dólares anuales a partir del 2020 para atender las necesidades de los países en desarrollo para responder al cambio climático.
· Sensibilidad a las culturas locales, por ejemplo normas de género que pueden limitar las oportunidades de las mujeres para contribuir a los procesos participativos de toma de decisiones y limitar su capacidad de resiliencia al estrés climático y adoptar medios de vida alternativos.
Si se logra gestionar estos retos adecuadamente, la AbC brinda la posibilidad de realmente habilitar a las comunidades más vulnerables para enfrentar con éxito los impactos del calentamiento global e incluso, aliviar ‘déficits’ de desarrollo. La AbC puede llevarse a cabo localmente, reflejando las culturas locales y las funciones sociales teniendo como guía el conocimiento y la sabiduría local, incluyendo el conocimiento ecológico tradicional indígena.
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La adaptación basada en ecosistemas (AbE) se refiere al manejo sostenible, la conservación y la restauración de los ecosistemas para aumentar la resiliencia y disminuir la vulnerabilidad de las comunidades al cambio climático. En 2°Much! tenemos proyectos que contribuyen a estos propósitos. Para conocerlos, haz clic aquí, explora nuestra página y síguenos en redes sociales.