No + AFP
Cuando era niño, me daban una mesada de 20 dólares al mes para mis gastos. Con este dinero, tenía dos opciones: gastarlo en postres, video juegos y comida en el bar del colegio, o ahorrarlo. Mi decisión era ahorrar para luego invertir, comprar juegos cuando viajaba al exterior, donde los juguetes eran más baratos, y llegaba al colegio y vendía “Mighty Beanz”, patinetas “Tech Decks” y cualquier otro juguete que haya estado de moda. Con este dinero, seguía ahorrando y esperaba que, en Navidad o por mi cumpleaños, me compraran los juguetes que me gustaban o, simplemente, me quedaba con las ganas de tenerlos. Esta forma de pensar la aprendí de mis padres y familiares que siempre me dieron ejemplo de un manejo muy razonable de sus finanzas. En ocasiones, este comportamiento genera que algunas personas me vean como tacaño por no comprar el último celular, o los zapatos de moda o las muchas cosas que quiero, pero no necesito. Yo lo llamo aprender a valorar el dinero; no lo hago por loco o por no disfrutar el presente. Simplemente porque, aunque estoy consciente que mañana puedo irme de este mundo, considero responsable actuar como si fuese a ser longevo y, de ser así, que mi jubilación sea más que digna y no a costa de un Estado, posiblemente quebrado en 40 años, sino a base de mi esfuerzo personal.
Actualmente hay distintos hashtags que se convierten en movimientos políticos. Uno, que está en boca de todos ahora en Chile, es: “No + AFP”. Para quienes no sean chilenos, y no lo sepan, AFP es el acrónimo de Administradoras de Fondos de Pensión. Estos fondos de pensiones hacen el trabajo de los chilenos un poco más sencillo para su jubilación. Les obligan a aportar parte (10%) de su salario dentro de un fondo de pensión privado con el objetivo de generar un ahorro acumulado que solamente puede ser utilizado a partir de cierta edad, para financiar el ingreso durante su jubilación. Lo que se espera es que los montos y los años de aportaciones sean suficientes para una jubilación “digna”. No obstante, el dinero no crece de los árboles y, consecuentemente, si aportas poco y terminas siendo longevo, no habrá matemática que te permita seguir teniendo tu estilo de vida si no acumulaste lo suficiente.
Esta semana, y como una medida de ayuda a la población afectada por la pandemia, se aprobó en la Cámara de Diputados en Chile una reforma al sistema de pensiones que permitirá retirar, de manera excepcional, hasta un 10% del fondo acumulado para su jubilación. La mayoría de los economistas y el Gobierno oponen a la medida con distintos argumentos que van desde “pan para hoy y hambre para mañana”, la realización de pérdidas en los portafolios de los aportantes como consecuencia de la depresión bursátil reciente, el que la descapitalización impediría generar una pensión de jubilación que permita un nivel de subsistencia, etc. Mi primera reacción, quizás movido en parte por un pensamiento paternalista, fue que era una política mal pensada; sin embargo, me di cuenta de que el dinero acumulado en las AFPs es de los aportantes y corresponde a ellos decidir qué hacer con su dinero.
Cada individuo debe tener libertad para tomar decisiones; sin embargo, debe asumir, con responsabilidad, sus consecuencias. Si hoy, fruto de la pandemia, las necesidades urgentes obligan a que se tenga que hacer uso de recursos que estaban destinados para la jubilación, se debe estar consciente que corresponderá aumentar el monto de los aportes o hacerlo por un mayor número de años para compensar la desacumulación de ahora. Sería irresponsable esperar que el Estado, de manera coercitiva, extraiga recursos de los demás para compensarme por este desahorro.
Las AFPs son un instrumento que te obliga ahorrar parte de tus ingresos que, posiblemente, de otra manera no lo hicieras. Sin embargo, si estás en contra de ellas, deberías tener la opción de eliminarlas y ahorrar para tu jubilación de otra manera o consumirte cada centavo que ganas. No obstante, si decides lo segundo, no esperes que otros te mantengan durante los años de tu vida en que no puedas producir. Mi decisión es sacrificar mi consumo actual para tener una pensión de la que me sienta orgulloso porque la he construido sobre la base de mi propio esfuerzo. Sentir que nadie me la ha regalado, que a nadie se la he quitado, ni que soy una víctima que demanda un derecho que no me lo he ganado. Si ese ahorro lo hago en una AFP o de otra manera, es irrelevante. De ser así, estoy totalmente de acuerdo en que las AFP deben ser una opción y no una obligación. Así que “No+AFP”.