Algo más que un acento
El otro día en clase vimos un spot publicitario de una empresa muy conocida de cervezas en las que salían los principales chefs -y los más reputados- de los mejores restaurantes de España. ¿El motivo? Salvar la hostelería.
Pero quizá uno de los que más me ha tocado como consumidora (en términos emocionales) es el de Lola Flores. No sé si es que ahora se ha convertido en una especie de mito, que os aseguro que sí, ya no solo para los gitanos, sino también para la comunidad multirracial en España, y en todo el mundo. "acento es que se te vean las costuras (...) que se te escuche hasta el hipo (...) catedráticas o ministros". El acento sigue siendo aquella parte del habla del ser humano que te "cataloga" o te señala la posición o la ubicación donde has nacido, ya sea Segovia, Madrid, Bali o Buenos Aires. No importa qué es para los demás tu acento, sino lo que significa para ti llevarlo consigo.
El acento va más allá como dice Lola. Es la capacidad de habla que tenemos todos nosotros, para alzar la voz para replicar algo, para manifestarse por algo, para celebrar. Es muy complicado que mucha gente externalice su acento y lo lleve hasta una ponencia en donde te digan "en qué puede mejorar tu trabajo". Ahí es donde deberíamos sacar nuestro acento, el que nos han enseñado generación tras generación. El que dice "llora cuando tienes que llorar, ríe cuando tienes que hacerlo y el que dice lucha cuando la oportunidad sea tuya y pelea hasta que no lo consigas". Ese para mí es mi verdadero acento, y no el que por vivir en un sitio u otro te dicen que es el tuyo. Y para vosotros, ¿qué significa el acento?