Algunas respuestas sobre educación, D.D.H.H. y conflictos
Montevideo, agosto de 2018.-
¿Qué vínculo existe entre Educación no formal y DDHH?
La perspectiva antropológica en el plano del estudio de lo social es una experiencia inequívocamente unida al trabajo con grupos pequeños, desde ese punto de vista la experiencia educativa inspirada en la perspectiva de las personas como integrantes de una comunidad o colectivo integrado es punto de partida para entender los fuertes lazos de valor e identidad que unen a las personas y que dan sentido a todos como integrantes de una cultura que, sin lugar a dudas debe propender al empoderamiento de derechos. Dicho empoderamiento es en sí una práctica a ser construida desde los grupos de pertenencia, sean estos una combinación de grupos de edad, o de intereses compartidos en relación a actividades, grupos identidad o actividad como aquellos conformados alrededor de actividades deportivas, musicales o culturales, e incluso los que crecen alrededor de la propia peripecia de vida, por mencionar algunos.
La educación no formal y su proceso dinámico de aprendizaje en acción es una actividad que debe incorporar siempre la transversalidad de los derechos; la informalidad de la educación no puede ser tal, la educación siempre es formal pues es estructura, tiene sentido en sí misma como construcción entre al menos dos personas, es un proceso medible y tangible pues genera, da y recibe conocimiento, cuando esta actividad se desarrolla hacia grupos promueve la innovación creativa en su contexto pues en sí es un acto transformador. Ese acto transformador educativo, es el ejercicio interno y externo de los Derechos Humanos elementales, como el derecho a ser un ser humano integrado a la sociedad en ejercicio de todas sus potencialidades; por ello todas las actividades educativas son en sí una “excusa válida” para la estrategia de fijar objetivos, planificar acciones, probar caminos y opciones, aprender juntos en permanente interacción.
¿Qué acciones se deberían tomar para la implementación y seguimiento de cualquier actividad educativa en un barrio o localidad?
En todo proceso de aplicación de una política educativa y sus acciones, debe pensarse en la instancia última de la planificación estratégica que es el desarrollo de proyectos asertivos en una trayectoria que persiga el mismo sentido del esfuerzo como guía para la concreción de los resultados, sin alineamiento de esfuerzos volvemos sobre: “el impulso y el freno”. De esta manera cuando pensamos en definir acciones debemos pensar en definir proyectos para lograr metas y objetivos, proyectos que puedan ser mensurados y a los cuales les podamos ofrecer un seguimiento adecuado en el cual los actores/participantes sientan el compromiso de llevarlo adelante.
Este compromiso es el elemento fundante pues los recursos humanos son la clave del proceso educativo, así, la estrategia debe ser aplicada a un proceso integral, integrador en el sentido de multi-área, un clúster de pensamiento multipropósito; esta idea propia del clúster multipropósito implica desarrollar una multitud de tareas y acciones que componen áreas distintas de conocimiento y experiencia en un espacio determinado, así un proyecto tipo clúster de pensamiento implicaría concentrar conocimiento en áreas económicas, socioculturales y tecnológicas a la vez.
Estas áreas desarrollan puntos de contacto permanente que están unidas por el desarrollo del pensamiento aplicado hacia la innovación, por ejemplo podemos combinar deporte con construcción de los medios para desarrollar la actividad como son las camisetas, los arcos, las redes, las pesas, las máquinas de ejercicio y la integración con la cultura del barrio a partir de la participación de jóvenes y adultos. El clúster comprendería incorporar el pensamiento planificador junto a la innovación en los productos a lograr, la organización y los objetivos son siempre dinámicos y se encuentran insertos en un espacio de derechos, derechos organizados y llevados a la práctica en el proceso vivencial.
El clúster de pensamiento debe incorporar una herramienta definitiva como es el manejo y la resolución de conflictos, porque son los conflictos los que nos hacen vivir los derechos, y ellos –los conflictos- son los límites de los derechos son la frontera necesaria para el empoderamiento real de las personas y el aprendizaje en una cultura de resolución de conflictos es el cambio cultural necesario para incorporar la vivencia de una Cultura de Derechos Humanos.
¿Cómo desarrollar el necesario acompañamiento, la supervisión y el apoyo pedagógico de un conjunto de docentes en barrios o localidades distintas?
Hoy en día es esencial tener una plataforma tecnológica de contacto permanente, las TICs dan el soporte necesario para que las utilicemos de manera permanente como apoyo a visibilizar nuestro trabajo y su esfuerzo, el acompañamiento es además una tarea permanente porque la experiencia en los clúster de pensamiento se implementan en sentido multivariado y es construido constantemente con el grupo, en la dirección o el sentido que marca el grupo para su acción. Sin embargo la calidad de la vivencia y la experiencia compartida es imprescindible, el docente debe sentirse en constante construcción creativa, alimentando y siendo alimentado a la vez en su crecimiento y experiencia por la realidad que desarrolla su grupo de trabajo o sus variados grupos de trabajo, por eso la comunicación es esencial, sin comunicación fluida sin un blog para compartir experiencias y modelos de solución o simplemente preguntas respondidas en una teleconferencia diaria o semanal, no existe proceso educativo que pueda tener éxito.
El crecimiento de la innovación educativa es la comunicación de la experiencia, porque cuando hablamos de educación formal o no formal estamos hablando de inversión social para la felicidad pública de toda la sociedad, por ello la experiencia es particular, el resultado puede ser compartido y el crecimiento singular puede llegar a impulsarnos a todos como grupo, por ello el docente es articulador y guía, es precursor de actividad y siempre un medio para la efectivización de los derechos en clave de ejercicio de derechos.
La propuesta de clúster permite integrar diversos grupos compartiendo tareas, prácticas, contenidos, herramientas y logros, incluso pueden integrar las experiencias de los alumnos en la resolución de conflictos o en la planeación de objetivos, ni hablar de la ejecución de tareas o en etapas de proponerse proyectos comunes, donde cada grupo tiene un determinado proceso para cumplir dentro de la planificación del proyecto general: siembra, cosecha, industrialización, marketing, logística y mercado, inversión pueden ser elementos de la promoción de una cadena construida a partir del trabajo de base productiva si tomamos un producto determinado como emprendedores.
¿Qué particularidades tendría ese acompañamiento cuando se tratara de actividades en contextos de privación de libertad?
Los contextos de privación de libertad son complejos, la inercia cultural de la vida en prisión impone reglas y valores que deben ser deconstruídos de manera especial, el encierro no es el peor enemigo a la reinserción de las personas a la comunidad, sino el romper los lazos con la dependencia del grupo en el cual se encuentra inmerso aquellos que están privados de libertad.
En tal sentido y entendiendo que la alternativa educativa en un espacio de libertad limitada y escaso poder resolutivo, las actividades deben confluir también en el trabajo en equipo de base participativa, es decir practicar/conocer que mi compañero en la actividad grupal ha tomado una decisión de participar y que como tal su decisión es un ejercicio de derecho, el primero de alguien en su posición: el derecho a cambiar su vida. A partir de esa decisión las estrategias son las mismas siempre, un grupo que participa, define objetivos, se pone metas intermedias, planifica, toma decisiones, y va generando la promoción de los objetivos unido a la resolución permanente de las instancias que van surgiendo o de los posibles conflictos.
Construir y reconstruir la confianza en las relaciones entre personas no es una acción que pueda gestionarse tampoco desde lo burocrático educativo, sino con la intervención sicosocial y la superación de la desigualdad de oportunidades, una serie de problemas que en definitiva están en la génesis del conflicto y aún no han sido resueltos. Las propuestas educativas deben ir hacia las partes en una perspectiva de ganar-ganar, de beneficio mutuo y de superación del prejuicio con una mirada integral de crecimiento y participación ciudadana; debe escucharse primeramente a los protagonistas y entender que aunar las distancias no significa desaparecerlas sino mejorar las posturas y posibilidades de las partes, dándoles oportunidad real de integración social.
La formación en valores para la práctica de los Derechos Humanos es formar para la paz, significa formar y asimilar conceptos como democracia, justicia, tolerancia, cooperación y respeto, logrando armonizar a los alumnos con el ambiente socio-ambiental que les rodea. Este sistema entiende que debe prepararse a las personas para la paz y para la práctica de la misma; asume al conflicto como algo natural y propio de la vida humana en una realidad compleja pero a la vez les permite ir tomando decisiones adecuadas a esos valores en que se los ha formado, tanto en actividades que impulsen al ejercicio de derechos, como en el respeto a la diversidad cultural, en la práctica de la no violencia o en la mediación de conflictos.
La transversalidad de los derechos en las áreas del conocimiento está afirmada en el concepto de que todas las áreas deben ser además un espacio de ejercicio de la paz en cada aprendizaje de conocimientos, profundiza en el pensamiento crítico aplicado a la resolución de problemas mediante la investigación y aplica una metodología adecuada a cada tema junto a valores ya explicitados. Esta mixtura enriquece el proceso indagatorio, reconoce la diferencia y sienta las bases del pensamiento libre en el sistema democrático, todo ello en un espacio escolar de libertad plena.
La formación en valores no implica exponer solamente un sistema educacional en valores morales, sino que además conlleva la práctica permanente de los mismos mediante la identificación de situaciones de ausencia o de permanencia de derechos, promueve resultados que colaboren en construir desde el propio niño-adolescente-adulto y su entorno, para ello, el medio que rodea al educando debe brindar todas las herramientas educativas y materiales para que el alumno logre sus objetivos, un medio del cual ellos deben apropiarse y en el cual ellos mismos deben poder ejercer libremente sus emociones en un ámbito acorde a la realidad aprendida.
Ese sistema de aprender en paz y con la paz como forma de vida, permite asimilar en la práctica el valor de la no violencia y la convivencia pacífica, todo ello a través de un acompañamiento y seguimiento de su propio comportamiento o en el trato que cada uno tiene con sus propios pares. Así conocer las características de la comunicación que practican, los niveles de participación en actividades grupales, y cada aspecto de la vida emocional que permite considerar la dinámica del proceso de aprendizaje y la apropiación educativa, nos ayudará a realizar cambios o reperfilamientos necesarios para resolver los problemas prácticos que surgen del proceso educativo o de los logros del programa curricular.
El modelo de implementación transversal de la educación para la paz incorpora una mirada específica sobre las manifestaciones de la violencia, una violencia que puede ser estructural en el sentido de aquel producto que se expresa en el centro de estudios por parte de los docentes, desde la gestión educativa o en aquella resistencia al cambio que muestran las personas, también la violencia expresada en los modos de evaluar a los alumnos, en los contenidos curriculares, en la pasividad o en la actividad excesiva de los docentes, en los roles de cada persona en el proceso educativo, en la competitividad o en la falta de compromiso en la currícula, todo esto por mencionar algunos elementos fundamentales. Esta violencia estructurada es parte de la burocracia educativa y se enfrenta de manera multivariada en cada sector del saber, entendiendo que el saber en definitiva es uno solo: el del conocimiento humano que siempre es dinámico y creativo a la vez.
Educar para prevenir la violencia es educar para la paz,
aún después de la violencia.