Ambición vs. Afiliación
Según Stephen Hawking, la supervivencia de la Humanidad depende de eliminar nuestra agresividad y aumentar la empatía. ¿Aprenderemos a tiempo que la Ambición importa menos que la Afiliación? No necesitamos ser programados como robots, pero sí aprender algunas normas. Veamos los 3 motivos que hay entre la Seguridad y la Autorrealización:
1ª-Logro. Decía Napoleon Hill: “Lo que la mente del hombre puede concebir y creer, es lo que la mente del hombre puede lograr". Lo más sorprendente es nuestra capacidad de crear riqueza en base al simple acuerdo de atribuir valor a determinados recursos, tangibles o no (tierra, oro, bonos…); que son objeto posterior de una avidez desmedida. En sus altas aspiraciones, lo que los aprendices de brujo no saben, u olvidan, es la maldición de Friedrich Hebbel: “Cualquier cosa que el hombre gane debe pagarla cara, aunque no sea más que con el miedo a perderla”. La astucia de poco sirve, porque todo intento de pasar la carga a otros (animales, máquinas o semejantes) supone un coste adicional: domesticar y alimentar al bruto, construir y mantener la maquinaria o estafar al prójimo, con el esfuerzo de mantener el engaño sin que ello elimine el peligro de ser descubierto.
2ª-Poder. Ver las mieles de la fortuna pero no su amargura, concita rivalidades, envidias y venganzas. Al interpretar los hechos desde un ángulo interesado, las partes en lucha cruzan un rosario de acusaciones y justificaciones; creyendo ambas rayar la santidad al decirse a sí mismas: “¡lo que hay que aguantar para que haya paz!” Hasta que dejan de aguantar. Babel tras Babel, se ha demostrado que el afán de dominio termina estallando en conflicto.
3ª-Afiliación. Para Martin Luther King: “Quizás el sufrimiento y el amor tienen una capacidad de redención que los hombres han olvidado o, al menos, descuidado”. Los motivos de Logro y Poder nos empujan a deshumanizar a los demás y a considerarles Objetos. De lo contrario no podríamos abusar de ellos, ni ellos de nosotros. Esto nos sume en un mundo de pesadilla, odio, guerra y perder-perder. La Afiliación nos permite verles como Personas y estimula el deseo de beneficiarles, valorar las soluciones, el amor, la paz y los acuerdos ganar-ganar. Cuanto más ayudamos a los demás, más nos gustan y más se extiende la generosidad, porque una relación de calidad es mucho más fuerte que los desacuerdos puntuales.
Pero, para que la Afiliación neutralice la Ambición, no basta con acelerar una “cadena de favores”; se ha de frenar la riqueza excesiva que, lograda de forma injusta o retenida de manera insolidaria, nos arruina la vida. Los clásicos propusieron una norma:
Ser ricos, con poco