Ana de Armas: se le acaba el tiempo
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Ana de Armas: se le acaba el tiempo

La actriz cubana vive hoy uno de los momentos más épicos de su vida, pero deberá tomar una decisión que puede afectarla en su vida personal y profesional.

'Blonde', el 'biopic' de Marilyn Monroe de Netflix ha despertado múltiples reacciones. Las críticas vienen en muchas direcciones; algunos consideran un desdibujo exageradamente cruel de la vida de la legendaria sex symbol de los 60, o no comparten el enfoque audiovisual, o creen que ha sido muy compleja la trama dibujada por Andrew Dominik, su director. Si bien ha sido criticada por su acento, lo cierto es que Ana se ha ganado por mérito propio, con una carrera excepcional, el Santo Grial de la actuación: un rol que demanda tanto del talento dramático que puede llevarla con alta probabilidad a su primera nominación al Oscar este 2023, y tal vez ganarlo, ¡quien sabe!

Sin embargo le queda menos tiempo para guardar silencio sobre lo que sucede en su Cuba natal. El impacto de sus palabras, o sus silencios, le traerá un cambio importante en su vida personal.

De Armas salió de Cuba muy joven, como muchos otros. Hasta ese momento su expediente en los servicios de Seguridad del Estado era muy delgado, era una más, como cualquier emigrante. Luego de empezar a volverse una celebridad con “El Internado” con mucha probabilidad tuvo una atención especial, y le asignaron una fuerza de tarea con mayores recursos. 

El gobierno cubano tenía una buena ventaja. Su padre había estudiado filosofía en la Unión Soviética, y puedo suponer que tenía esa especie de convencimiento de que el comunismo era lo mejor para la humanidad. Su madre, funcionaria del Ministerio de Educación, seguramente también fue considerada persona de confianza en tan delicado sector. Todo lo que había que hacer era convencerlos de no emigrar. ¿Por qué? La familia es la principal arma del gobierno cubano sobre aquel que emigra, porque saben que están en las manos de la dictadura. Teniendo a la familia de rehén, garantizan el silencio político del emigrado, que es a la postre la aceptación del régimen cubano. Además estructuran una relación donde promueven el ingreso de dólares del extranjero, principal fuente de divisas del país.

Muy probablemente a sus padres los abrazaron con relaciones sociales, los hicieron sentir como parte de la familia revolucionaria, que los quiere, que les importa, que están ahí, como buenos vecinos, para ayudarles y que sólo esperan que no los abandonen. Y con mucha seguridad un buen amigo les aconsejó: “¿Para qué se van a ir? ¿Qué les falta aquí en Cuba? Deja que la niña haga su vida, cumpla sus sueños y tenga éxitos. Ella no necesita un par de viejos que le estén dando más problemas de los que tienen”. 

Claudia Muma Alvariño, su mejor amiga en Cuba, es otro buen ejemplo. Claudia tiene beneficios que pocos poseen en Cuba, como viajar al extranjero, por mencionar uno. También recibe ayuda de su madre que reside en Estados Unidos y su hermana, que navega entre las aguas de Miami y la Habana, ambas actrices de largas trayectorias. Claudia es una mujer joven, apasionada de su trabajo en la isla como codirectora del grupo de teatro infantil “La Colmenita”, y seguro un colega le ha dicho “esto que tú has logrado aquí no lo vas a lograr en ningún lugar del mundo”.

Y contando. Ana de Armas debe saber que cada uno de sus fuertes afectos en Cuba es monitoreado por la Seguridad del Estado cubano, y algunos de ellos le colaboran.

Pero más allá de que se esté de acuerdo o no con esta lectura de la realidad, hay verdades que son más grandes que una catedral. La primera es que en la isla gobierna un estado fallido, que no logra el mínimo bienestar del pueblo como la comida y la electricidad, que lo sume en la miseria y que para mantener el poder reprime a sus ciudadanos. La segunda es que quien calla en un conflicto entre un opresor y el oprimido, toma partido a favor del opresor.

Si se decide a hablar, y decir lo que sucede realmente en su país natal, deberá traer a sus padres de Cuba a Estados Unidos, pero el gobierno cubano puede retenerlos, y seguramente esto le aterra.

Si decide hacer silencio será cuestionada primero por la comunidad cubana en el exilio, y luego por las muchas voces que no están de acuerdo con lo que pasa en la isla. Y esto no tendrá un impacto menor en su carrera, puede perder todo por lo que ha luchado.


Deberá decidir que hacer, y en la medida que su éxito crezca, en ese misma medida se le acaba el tiempo.

Yayquel Torres Herrera

Sistema de gestión de distribución avanzado (ADMS).

2 años

Que difícil decisión !

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