Ansiedad y Comida; a qué te recuerda?

Ansiedad y Comida; a qué te recuerda?

Más de una vez te habrás visto buscando compulsivamente algo para comer, no tienes síntomas de hambre fisiológica, pero buscas algo que no sabes muy bien que es. Te observas abriendo y cerrando la nevera una y otra vez y lo mismo con las puertas de los armarios en tu cocina.

Te has planteado lo que buscas? Satisfacer una sensación de angustia, tristeza, insatisfacción que te asalta y crees que un trozo de chocolate podrá resolver la situación?

En parte si, momentáneamente, tu cerebro está pidiendo dar “de comer” a un  circuito llamado “circuito de recompensa”. Necesitamos segregar algunas sustancias, neurotransmisores, que nos devuelvan a un estado placentero y de bienestar.

La historia podría terminar aquí pero siento desilusionarte. Lo que provoca esa situación, lo que te saca de tu estado de equilibrio, es un estímulo (señal) que puede ser una situación, un pensamiento, un sentimiento, una persona, etc.

En muchos casos, la comida se utiliza como forma de canalizar otros problemas, es decir, no se come por hambre o para cubrir la necesidad de alimentarse sino por ansiedad, tristeza o estrés.

La ansiedad es una emoción que aparece cuando una persona se siente en una situación de peligro, sin importar si la amenaza es real o imaginaria, y ello se manifiesta a nivel mental y físico.

Los síntomas mentales incluyen preocupación constante, cansancio, irritabilidad, problemas para concentrarse y dificultad para conciliar el sueño, mientras que en el ámbito físico se observa sudoración excesiva, tensión muscular, pulsaciones elevadas, temblores, mareos, desmayos y respiración superficial.

En un estudio realizado en el IMSS (Instituto Mexicano de la Seguridad Social) se llegó a las siguientes conclusiones:

La ansiedad es la emoción que más se vincula con la necesidad de comer, pues estuvo presente en el 74% de las personas consultadas. El 77% de las mujeres y el 61% de los hombres manifestaron que canalizan su ansiedad a través de la comida. Las personas que fueron estudiadas tenían una edad promedio de 45 años y un índice de masa corporal de 31.7. El 6.8% de los pacientes tenían un peso normal y saludable, el 29.9% tenían sobrepeso y el 53.2% obesidad.

Podríamos diferenciar claramente el hambre fisiológico, un hambre que se siente en el estómago, con señales claras, gradual, que puede esperar y que además se satisface con cualquier tipo de alimento, no hay preferencias. El hambre emocional; implica comer en respuesta a estados afectivos, generalmente vinculados a emociones negativas, es un hambre que no puede esperar y que debe ser satisfecho con un tipo específico de alimentos; generalmente rico en azúcares y grasas, los más eficientes para satisfacer nuestro circuito de recompensa.

Una emoción es un estado mental y fisiológico conectado a una amplia gama de sentimientos, pensamientos y conductas. Una emoción es una manera de ponernos en alerta sobre una situación y a la vez, como su etimología lo indica, es una energía que nos lleva a actuar, a movernos.

Ahora bien, a todos nos pasan este tipo de situaciones y aunque sepamos que es mejor elegir una fruta que un bollo está claro que necesitamos de otras prácticas que nos ayuden a afrontar estos procesos.

Esta señal, emoción, que nos pone en una situación de estrés; no se resuelve con comida, se resuelve con consciencia.

Tenemos una herramienta muy poderosa, y poco utilizada, que es tomar consciencia de lo que nos sucede.

Aquí me gustaría introducir el concepto de “Key Time”. Ese tiempo con el que contamos entre la llegada de la señal que dispara la respuesta y la respuesta o conducta en sí misma.

Como es habitual que estas respuestas se den automáticamente, porque provienen del inconsciente, muchas veces no llegamos tan si quiera a darnos cuenta de lo que estamos haciendo.

El “Key Time”, ese valioso tiempo que podemos entrenar y hacer cada vez más largo, es ese espacio de tiempo entre el estímulo y la respuesta que damos a ese estímulo.

Al principio nos costará identificar los momentos y las señales que desencadenan determinadas respuestas, sin embargo poco a poco iremos desarrollando la capacidad de identificar e incluso anticiparnos a esas situaciones, modificando conscientemente la respuesta y obteniendo los resultados que deseamos.  

Un ejercicio muy beneficioso en este sentido es poner atención al momento presente y a todo lo que de él surja.

Variadas técnicas y prácticas pueden ayudarnos a entrenar nuestro “Key Time” en relación con la comida.

Encantada de leer tus comentarios y de ofrecerte más info en:

www.metodoschmidt.com

http://metodoschmidt.es/index.php/mindfulness-mindful-eating/


Un saludo y hasta muy pronto!

Sofía Sales Schmidt

nutrisofy@hotmail.com

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