Ante la falta de padres y madres de familia…, los docentes salen al rescate.

Ante la falta de padres y madres de familia…, los docentes salen al rescate.

Uno de los aprendizajes que me llevo de estos días de confinamiento, ayudando a mis hijas a tomar sus clases en línea, es que, sin querer pudimos entrar a otros hogares y también reflejar los hábitos de nuestra familia. Conectados todos, abrimos la puerta de nuestra intimidad y evidenciamos las relaciones y vínculos familiares. No falto un grito por aquí, un regaño por allá, un… “maestra no tengo el material”, “me siento mareado, tengo hambre, no he desayunado” …. También pudimos escuchar alguna que otra mamá dando doble explicación del contenido, o exigiendo a su niño o niña que participara más en clase, o tal vez interrumpiendo al docente cuestionándole el por qué no le pone atención a su hijo.

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Muy seguramente lo anterior, ya lo habían experimentado los docentes en ambientes presenciales, niños que llegan sin desayunar, con tarea inconclusa, sin útiles escolares completos para trabajar, niños impulsivos, agresivos, chicos y chicas que no respetan la autoridad, ansiosos, demandantes, exigentes, con baja autoestima, y como si esto fuera poco, sin ganas de trabajar. Frenándole así, su labor y desempeño como guía hacia nuevos conocimientos.  

El padre de familia poco a poco ha dejado de ver y de hacerse responsable de tareas que le tocan por el simple hecho de ser papá o mamá, como fomentar la responsabilidad, el autocuidado, el respeto hacia sí mismo y haca los demás, etc. se les exige a las instituciones educativas que ellos desarrollen habilidades en los niños que se suponen ya deberían haber sido fomentadas desde el hogar. Hoy por hoy, el docente precisa de más habilidades y actitudes para poder llegar a sus alumnos, pues al final del día el docente lleva el rol de padre y madre (enseñando modales, posturas, respeto, responsabilidad, etc.) psicólogo (observando, diagnosticando como puede y en base a su experiencia alguna carencia cognitiva o conductual) y educador (guiando hacia nuevos aprendizajes y contenidos). Ahora se explica el gran desafío y desgaste de nuestros maestros al final de cada ciclo escolar.

Como consultores familiares, tenemos una doble tarea, precisar servicios que ayuden a sostener al docente, ayudarlos a manejar y aceptar la realidad que hoy por hoy están pasando, otorgando herramientas para una sana vinculación con el alumno y límites claros con el padre de familia; no dejar que las problemáticas familiares de los chicos y chicas lleguen a los hogares de los docentes. Cuidar y sostener al docente implica trabajar en su persona, ayudándole a formar un proyecto de vida dentro y fuera del aula, generar vínculos significativos tanto con sus compañeros de trabajo como en su vida familiar, todo ello ayudará a formar en él o ella el optimismo al educar, aumenta la creatividad y la resolución de conflictos dentro y fuera del aula.

Hacia los padres de familia tenemos la gran tarea de acompañarlos con servicios que ayuden al entendimiento y conciencia tanto de las crisis naturales durante su ciclo vital, como de aquellos conflictos que lastiman profundamente a todos sus integrantes. Separar responsabilidades es el objetivo a logar, sin el trabajo y la responsabilidad de los padres hacia sus hijos es imposible generar un óptimo desempeño escolar, una sana convivencia entre sus iguales y un adecuado desarrollo en el alumno.

¿Eres docente, directivo de alguna institución educativa?, cuéntame ¿Cómo es tu experiencia en el manejo de maestros y padres de familia? Como padre o madre de familia, ¿Qué elementos de valor encuentras en la escuela de tus hijos e hijas? 






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