Por qué es importante la educación familiar basada en valores

Por qué es importante la educación familiar basada en valores

Qué son los valores

Todas las personas tenemos creencias, principios y costumbres que llevamos con nosotros desde muy pequeños. Éstos son formados por nuestros primeros valores y se nos han inculcado a través del vínculo afectivo de nuestro núcleo familiar, desde que nacemos y durante nuestro desarrollo integral.

Si bien, en las últimas décadas la estructura familiar ha cambiado y hoy hablamos de diferentes tipos de familia (nuclear, extendida, monoparental, entre otras) es fundamental que todas continúen centradas en la educación basada en valores, en especial el respeto, la empatía y la amorosidad. Y quienes tienen principal responsabilidad en esta educación son los padres. Es tan importante su rol, que el reconocimiento de su responsabilidad está establecido tanto en tratados internacionales de gran importancia, así como en la Declaración de Derechos Humanos.

El amor incondicional, la bondad, el afecto, la honestidad, la justicia, la solidaridad, el respeto, la tolerancia... son valores necesarios para realizarnos correctamente, para crecer y ser felices. Sin duda la familia es el lugar principal donde se descubren los valores y queda claro que los progenitores son imprescindibles en esta tarea.


Por qué es importante educar en valores

Los niños no nacen con la capacidad de distinguir innatamente las conductas aceptables y las recriminables de nuestra sociedad. Estos códigos deben ser transmitidos gradualmente para garantizar su integración progresiva al mundo adulto. Es por eso que el seno familiar tiene gran influencia en el comportamiento de los más peques dentro del aspecto social y en cierta medida, en los valores que regulan las conductas de las personas adultas, también.

Sin embargo, la manera en que los niños se empapan de valores, no es a través de la comunicación directa. Ellos los desarrollan desde la imitación.

Es por eso que la familia debe ser consciente de la gran responsabilidad que recae sobre ella al ser modelo de esos valores.

Por ejemplo, si una familia toma acciones como ayudar a otras personas, ó conversar sobre lo que compañeritos del jardín pueden estar sintiendo ante una situación en particular, es muy probable que el niño comprenda desde la infancia la importancia de la empatía y sea un valor significativo durante su crecimiento.


Educar en valores significa presentar e incentivar la comprensión de ciertos comportamientos para una convivencia sana. El respeto, la amistad, la tolerancia, la libertad, la dedicación, la compasión, la perseverancia, la bondad, el trabajo honesto, etc.

Estas enseñanzas permiten a los niños la capacidad de entender el sentido de la vida y la importancia de respetar al otro, desde la infancia hasta la adultez.

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Esta frase de Pitágoras, nos hace recordar que es nuestra responsabilidad, como padres y educadores de nuestros hijos acompañar la educación de los peques basada en valores para prepararlos como personas de bien para la sociedad y vida adulta. Los valores más esenciales se aprenden en el seno familiar.


Cómo educar en valores

Un aspecto a tener en cuenta a la hora de transmitir valores a nuestros niños, es la coherencia en el mensaje que deseamos enseñarles. En este sentido, los padres debemos de ser conscientes de que nuestra manera de ser y de hacer familia, será crítica. Y, debido a que en la primera infancia los niños imitan todo, es muy importante ser coherentes a la hora de dar testimonio.

Algunos académicos expresan que los valores no se enseñan. Los valores los descubren los hijos a través del ejemplo de los padres.

Personalmente, creo que hoy por hoy lo principal sería educar en el respeto al prójimo, llevado a todos los niveles. Aunque sin duda no hay un valor más importante que otro, todos son importantes y necesarios: Respeto, Generosidad, Amor, Justicia, Esfuerzo, Responsabilidad, Gratitud, Paciencia, Compasión, Perdón, Bondad, Esperanza . . .

Por otro lado, si hablamos de ser respetuosos en todos sus aspectos… ¿Cómo transmitimos a los niños el amor por la naturaleza?

Creo que el amor por la naturaleza es uno de los valores más importantes que podemos transmitir a los niños desde la primera infancia. Cuidar y respetar el medio ambiente no sólo se está convirtiendo en una necesidad cada vez más urgente en nuestra sociedad actual (por el impacto negativo que generamos en nuestro planeta), sino que fortalecer una conexión con nosotros mismos y con nuestra fuente, tan necesaria para nuestro bienestar físico como emocional.

Sin duda, la mejor forma de transmitirlo a los niños, es amándola nosotros primero y generando un contacto con ella. Observar, explorar y abrirse a descubrir la magnitud que existe en los procesos naturales más insignificantes.

No siempre tenemos la oportunidad de vivir en un entorno natural, pero, aun así, hay muchas otras cosas que podemos hacer. Por eso me gustaría darte algunas ideas:

  1. Planificar salidas y excursiones a la montaña, al campo, la playa, el parque grande de la ciudad . . . contribuirá a un mejor conocimiento del medio natural, además de aportar experiencias beneficiosas tanto a nivel físico como emocional.
  2. Salir a caminar al aire libre y observar las plantas y los animales. Aunque parezca una actividad sencilla es de lo más enriquecedora y gratificante. Cualquier pequeño descubrimiento puede captar nuestra atención y despertar nuestro interés. Impulsa a que los niños graben una nota de voz contando lo que observan y se las envíe a los abuelos, a los tíos, etc…
  3. Jugar libremente en la naturaleza. Probablemente tengas más de un recuerdo de infancia jugando con la arena, recolectando piedras, ensuciándote las manos con tierra, mojándote los pies con el agua del río, haciendo cabañas en el bosque…. La experiencia de jugar en la naturaleza es extraordinariamente estimulante y genera un impacto positivo en nuestras vidas que permanece grabado en nuestra memoria.
  4. Ir de campamento – viaje en carpa o tienda. Para un niño puede ser una actividad realmente emocionante. Cuando uno va de campamento el contacto con la naturaleza es mucho más intenso. Somos más conscientes de los cambios meteorológicos, de la fauna, de la flora del lugar y nos conectamos con los sonidos del ambiente.
  5. Ir a parques naturales a observar los animales. Los parques naturales son espacios protegidos en los que los animales se encuentran en libertad o semilibertad dentro de su hábitat natural, por lo que los niños podrán ver cómo viven y lo que hacen en su propio medio. No encontrarás animales exóticos, pero tendrás mayor conocimiento de los animales y las plantas autóctonas.
  6. Observar y aprender a identificar las plantas y los árboles. Si salís de excursión al aire libre con tu hijo podés aprovechar para observar la vegetación que los rodea y aprender más sobre ésta. Conseguir un libro sobre plantas autóctonas es de gran ayuda para aprender a identificar las diferentes especies. También, una buena práctica es juntar o recolectar un ejemplar de hoja de cada especie que encuentren en el suelo y llevársela para analizar, registrar en papel los detalles de lo recolectado, por medio de un dibujo o con ayuda de los adultos por medio de la escritura, que los niños relaten lo que ven. Además, es un recuerdo que ellos atesorarán para toda la vida.
  7. Hacer una huerta o sembrar algunas semillas. Observar el crecimiento y la transformación de una semilla a una planta es una experiencia mágica que ayudará a comprender y a apreciar mejor este proceso natural. Asignarle a tu hijo la tarea de cuidarla hará que aumente su sensibilidad y conocimiento sobre sus cuidados básicos. Comenzá por la germinación de una legumbre. Verás su carita de asombro al verla crecer día a día.
  8. Leer libros, hacer experimentos, ver documentales, visitar museos… La experiencia vivencial es muy importante y necesaria, aunque también existen un montón de recursos que contribuirán a un mejor conocimiento de aquellos aspectos de la naturaleza que despiertan más interés en nosotros. Respecto al cuidado del planeta, los libros y los documentales pueden ser de gran utilidad. Conocer es el primer paso para tomar consciencia. Explicar de manera concreta a dónde va a parar aquello que tiramos en el contenedor, cómo funciona el reciclaje, de dónde viene el agua del grifo… le ayudará a comprender las consecuencias de nuestras propias decisiones.
  9. Ser un ejemplo para los niños. La actitud con la que los padres y las demás personas se relacionan con el entorno natural será también una fuente de aprendizaje fundamental para los niños.
  10. No ensuciar nuestro entorno. Tirar basura y residuos en el medio natural es una forma de contaminarlo. Los niños aprenden muy rápido a ser cuidadosos con sus desechos siempre que los padres lo tengan perfectamente integrado.
  11. Limpiar espacios naturales de residuos. Personalmente, siempre estoy muy atenta y voy preparada (guantes y bolsa) para juntar los residuos de la playa. Antes de regresar a mi hogar, camino aproximadamente 400 mts hacia cada lado de mis cosas y recolecto la basura de la playa y la calle. Lo vi hace tiempo en un joven en la playa y me sumé ese buen hábito.
  12. Ser responsables con los recursos que consumimos. La cantidad y la calidad de las cosas que compramos, así como la forma en la que estamos acostumbrados a consumirlas, influenciará muchísimo en la conducta que adopten en un futuro nuestros hijos. No es lo mismo consumir de manera impulsiva que hacerlo de manera más consciente. Cada vez que nos preguntamos una y otra vez por opciones que generen un menor impacto en el medio ambiente les estamos enseñando algo. También podemos incluir el consumo responsable de recursos naturales como el agua. El agua es un recurso limitado. Enseñarle cómo funciona el ciclo del agua y la importancia de realizar un consumo sensato, es clave.
  13. Ser más conscientes con los residuos que generamos: reducir, reutilizar y reciclar. Los residuos que generamos los seres humanos en nuestro día a día tienen un impacto cada vez mayor y más grave en el medioambiente. Todo empieza en nosotros. Conocer la cantidad de residuos que generamos en casa y saber lo que pasa después con estos residuos puede ayudar a toda la familia a tomar consciencia y a implementar iniciativas familiares para reducir su consumo.

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Recuerda: Somos una gota en el océano.

Juntos y en familia, podemos trabajar hacia un futuro más saludable y feliz para todos.

Muchas gracias por el tiempo que destinaste a leerme, lo valoro muchísimo. Espero que este artículo te haya sido de utilidad.

Recordá que siempre estoy cerquita para acompañarte.

Te dejo un cálido y fuerte abrazo.

Sol 🌻

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