Apple depende de Samsung, y me divierte.

Apple depende de Samsung, y me divierte.


ESTE ARTÍCULO LO ESCRIBÍ PARA CULTURA COLECTIVA... DICHO ESO, ADELANTE.

Apple necesita a Samsung. O para decirlo de otra manera, Apple necesita a alguien para fabricar las pantallas OLED en su flamante teléfono inteligente, el iPhone X. Y Samsung —su mayor competidor en desarrollo y venta de teléfonos inteligentes— es la única empresa que puede hacerlo. Si te estás preguntando cómo es que el precio de las acciones de Samsung no dejaron de subir en un año en el que la empresa tuvo que reemplazar y rehacer completamente un teléfono que explotaba —el Samsung Galaxy Note 7—, en un año en el que su Director Ejecutivo fue condenado a cinco años de cárcel por soborno y malversación de fondos, ahora verás cómo.

La mayoría de las personas conocen a Samsung como la compañía que vende teléfonos inteligentes y televisores, o incluso refrigeradores; pero la parte más fuerte de su negocio es en realidad la de los componentes que construye para otras empresas, tales como chips de memoria y pantallas. La pantalla OLED es uno de estos componentes, y ésta será utilizada en el iPhone X. En estas dos divisiones clave, Samsung tiene la capacidad de suministrar productos rápidamente para satisfacer una demanda mundial gigantesca.

El nombre del juego es market share, consiste en suministrar sus propios dispositivos con propios componentes y a su vez quieren que todos los demás también dependan de estos componente. Y están invirtiendo en ello enormemente, serán casi 19 mil millones de dólares en nuevas plantas en los próximos cuatro años para tomar una mayor rebanada de ese pastel de ganancias. En julio de este año, Samsung superó a Intel como el fabricante de chips número uno del mundo y su dominio en OLED es aún más extremo.

En 2017 Samsung tiene más del 90% de la cuota de mercado OLED, básicamente un monopolio. Lo que significa que cuando la demanda de OLED crezca, mientras Apple crezca Samsung crecerá también. Apple trata de evitar esta situación, debido a que Samsung es el único fabricante de OLED en el mundo que puede satisfacer la demanda de nuevos iPhones, Samsung se puede dar el lujo de establecer los precios. Como referencia, KGI SECURITIES estima que Samsung cobrará a Apple alrededor de 120 a 130 dólares por cada pantalla OLED en comparación con las pantallas de LCD que sólo le cuestan a Apple alrededor de 45 a 55 dólares.

Claro que esto contribuye al extravagante precio del iPhone X. Este tipo de cosas afectan especialmente a Tim Cook, CEO de Apple. La experiencia de Cook está en las cadenas de suministro, el proceso de cómo los productos se fabrican y distribuyen a los clientes. Y cuando se unió a Apple en 1998, fue instrumental en la revisión de la cadena de suministro para convertirla en la más eficiente del mundo. Una de las maneras en que Apple hace esto es subcontratando prácticamente toda su producción a proveedores —principalmente en Asia— que compiten por su negocio. Pero en el caso de las pantallas OLED, Apple no tiene otra opción que ir con Samsung. Apple requiere 80 millones de pantallas OLED sólo para la segunda mitad de 2017. Nadie más puede hacer eso. Samsung apenas tiene la capacidad, ésta es una de las razones por las que el iPhone X saldrá seis semanas más tarde que el iPhone 8. Con el fin de reducir sus costos de OLED, Apple ha invertido 2.7 mil millones de dólares en LG Display para que haya un competidor serio en el mercado. Básicamente un avance de efectivo masivo para aumentar su capacidad de maniobra.

Google tiene la misma estrategia, invertir 880 millones de dólares en LG para romper el monopolio de Samsung. Sin embargo, para el futuro cercano estas inversiones no importan mucho. Es probable que Samsung sea el principal beneficiario de las necesidades de OLED de Apple, al menos hasta el año 2019 —agregando que también va a maquilar un gran número de chips para Apple. Y ésta es una de las relaciones más extrañas en la historia de los negocios.

Apple y Samsung han estado peleando durante años, desde 2010, cuando Samsung esencialmente copió el iPhone con su teléfono inteligente Galaxy S. Las dos compañías han estado encerradas en una guerra legal por casi siete años que ha costado a Samsung 150 millones de dólares. Al final parece una tontería, porque Apple todavía está bombardeando con millones y millones de dólares a su rival por partes que refuerzan los enormes beneficios de Samsung y su crecimiento. El iPhone X es una especie de símbolo perfecto para toda relación desordenada y captura cómo funciona el negocio de la tecnología al más alto nivel. Son una serie de matrimonios disfuncionales como éste. Apple necesita a Samsung, sí; pero Samsung sin duda necesita a Apple para seguir con su tendencia a la alta. En otras palabras, estas dos mega empresas realmente se necesitan una a la otra.

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