Aprende a enfocarte en lo que realmente depende de ti.

Una de las enseñanzas más grandes de la filosofía estoica proviene del filósofo griego Epicteto, quien nos invita a dividir nuestras experiencias y emociones en dos grupos: lo que está bajo nuestro control y lo que no lo está. Entender la diferencia nos ayuda a vivir con menos estrés, a ser más recilientes y concentrarnos en lo que realmente podemos cambiar para lograr nuestras metas.

Creo la “Oración de la Serenidad” que seguramente muchos han leído o escuchado en algún lugar, resume perfectamente la filosofía de Epicteto:

"Señor, concédeme serenidad para aceptar todo aquello que no puedo cambiar, valor para cambiar lo que soy capaz de cambiar y sabiduría para entender la diferencia".

A continuación les comparto a grandes rasgos ejemplos de lo que depende de nosotros, y de lo que no…

Lo que está bajo tu control:

• Poner límites: Aprender a decir que "no" y establecer límites saludables es una habilidad clave para cuidar de nosotros. Definir y saber comunicar lo que estamos dispuestos a aceptar y lo que no, es una forma directa de tomar control sobre nuestra vida.
• Creencias y pensamientos: La forma en que interpretamos el mundo depende de nosotros. Aunque no podemos controlar lo que sucede a nuestro alrededor, sí podemos decidir cómo reaccionamos ante ello. Nuestras creencias y la perspectiva con la que nos enfrentamos a la vida son decisiones que tomamos cada día.
• Tus reacciones: Nosotros no decidimos qué emociones vamos a experimentar, pero cómo elegimos reaccionar ante ellas depende completamente de nosotros. No podemos evitar sentir frustración, enojo o tristeza, pero sí podemos decidir si dejamos que esas emociones controlen nuestras acciones o si las gestionamos con sabiduría.
• En qué gastas tu energía: El tiempo y la energía son recursos limitados. Cada día tenemos que decidir a qué se los vamos a dedicar. ¿Das tu tiempo y energía a leer chismes, o lo dedicas a aprender alguna nueva habilidad o a ir al gym? Ojo, aquí no quiero decir que está mal divertirse y entretenerse, pero debemos enfocarnos en lo que realmente importa y nos acerca a nuestras metas personales y profesionales, lo que realmente nos llene.
• Cómo tratas a los demás y a tí misma/o: Tratar con amabilidad y respeto a los demás y a nosotros mismos depende por completo de nosotros.
• Cómo enfrento los retos: Cada desafío es una oportunidad para aprender y crecer. Podemos elegir enfrentarlos con una mentalidad positiva y orientada a la solución, en lugar de dejarnos llevar por el miedo o la frustración.

Lo que está fuera de tu control:

• Las opiniones de los demás: No importa qué tan bien hagamos las cosas, siempre habrá personas que tengan una opinión negativa sobre nosotros. Si vas a tomar en cuenta la opinión de los demás, que sea para considerar un punto de vista distinto que te lleve a crecer, pero no permitas que la opinión de los demás afecte tu propio camino y tus metas o te haga cuestionar tu valor como persona.
• Las circunstancias externas: El clima, los eventos políticos o las crisis económicas no están bajo nuestro control. Sin embargo, nuestra respuesta a estas circunstancias sí lo está. Podemos adaptarnos, innovar y encontrar soluciones dentro de los límites de nuestra situación.
• El pasado y el futuro: El pasado ya no lo podemos cambiar, y el futuro es incierto. Lo que realmente importa es lo que hacemos hoy, en el presente, para avanzar hacia nuestras metas.
• Las emociones, pensamientos y acciones de los demás: No podemos controlar cómo se sienten o piensan los demás, ni lo que hacen. Lo único que podemos controlar es nuestra propia actitud y nuestras propias acciones. No se trata de quedarse callado o aguantar injusticias, se trata de hacer lo que resulte efectivo para nosotros y nuestra vida.

Puede que todo esto parezca muy simple, pero en realidad es algo difícil que requiere practicarse a diario. Podemos pasarnos la vida quejándonos de miles de cosas, pero aún cuando las circunstancias o personas puedan resultar genuinamente injustas o desagradables, debemos entender que lo único que podemos hacer es lo que depende de nosotros. No se trata de negar los problemas o las dificultades externas, sino de enfocarnos en nuestra respuesta ante ellos.

La verdadera paz y satisfacción provienen de la aceptación de lo que no podemos cambiar y de la acción sobre lo que sí podemos.