APRENDIENDO.... ¿a estas alturas?
Durante estos meses todos hemos comprobado que nuestra supervivencia depende, directamente, de nuestra capacidad de adaptación. Y adaptarse es, siempre, aprender. Nos adaptamos aprendiendo a hacer las cosas de manera diferente a como veníamos haciéndolo; ahora sabemos trabajar desde un rincón de casa, estornudamos hacia “dentro”, somos expertos en esquivar a aquellos que no llevan protección, nos lavamos las manos antes de, después de y durante, distinguimos, al menos, tres tipos de mascarilla facial y ya no vamos tocándolo todo por ahí.
Hemos aprendido y en muy poco tiempo. Nuestra prevalencia sobre otras especies se basa en nuestra capacidad de aprenderlo todo. Eso es, precisamente, lo que nos permite evolucionar. No evolucionamos si no aprendemos, no hay manera; hagamos un ejercicio de correlación: si nadie, en su sano juicio, se atrevería a decir “no quiero evolucionar”, nadie, en su sano juicio, debería atreverse a decir “no quiero aprender”. ¿Cierto?
Queda establecido, entonces, que aprender es una necesidad del ser humano.
Nunca he compartido la idea de que nuestro aprendizaje es mucho más efectivo cuando somos niños. Nos dicen que todos somos Bob Esponja durante unos años de nuestra vida y que adquirimos conocimientos casi sin notarlo. Eso significa, entonces, que durante mucho tiempo evolucionamos sin darnos cuenta, casi sin querer. Pero ¿qué pasa después, cuando nuestra “esponja” va perdiendo capacidad de absorción?
El éxito del aprendizaje no depende tanto del talento de un profesor experto en gamificación y robótica, o de novedosos planes de enseñanza que lleven al alumno hasta el infinito y más allá, como de su voluntad de querer aprender. Querer o no querer, esa es la cuestión. En mi opinión, ese dilema debería quedar resuelto en esos años de Bob Esponjas amarillos, en los que nuestro sistema educativo debería emplearse a fondo para que la voluntad de aprender se hiciera viral entre niños y adolescentes. Querer aprender se consideraría, de este modo, parte esencial del ser humano y como tal, una obligación.
No obstante, a estas alturas ya no podemos echar la culpa de todo a los múltiples retoques estéticos a los que se somete nuestro sistema educativo de forma regular. No podemos retroceder y no hay tiempo que perder. Es el momento de que nos hagamos cargo de nuestra propia evolución. Tenemos el papel protagonista en esta serie y la certeza, después de estos meses de aprendizaje, de que Querer es poder.
English Language Teacher in Secondary Education at Colegio Salesiano Santo Domingo Savio-Madrid
4 añosMe encantó Isa! ♥️