Aprendizajes del Camino de Santiago

La primera semana de abril, después de haber leído algunos blogs, escuchado varias historias y pedir vacaciones, viajé a Galicia para andar el Camino de Santiago. 

Desde que vine a Barcelona hace 3 años, El Camino estaba dentro de los viajes pendientes. Había escuchado un podcast hace un tiempo, donde desmentían que era algo religioso, como había pensado hasta entonces. Contaba el entrevistado que era una de las mejores experiencias de su vida, donde conoció muchas personas… Cada una con un motivo diferente para caminar. 

Algunas religiosas, otras por espiritualidad. Unas solo como reto personal, salir de la rutina o para desaparecer. 

Con poca planeación, reservé los albergues y habitaciones con antelación a través de Booking. Pregunté a mi asistente - Chat GPT - y a mis coequiperos que ya habían caminado, por el “grado de dificultad” y las últimas recomendaciones que me pudieran dar. Leí que podía dormir en el aeropuerto de Santiago y ahí pasé mi primera noche.

De ahí, salí en el primer bus de la mañana a Ourense y después a Sarria, de donde empecé a caminar. Entonces, los siguientes 5 días, con el celular apagado y la mente abierta a ver qué podía pasar. Fueron poco más de 120 km. hasta Santiago de Compostela. Comí entrecot y pulpo a la gallega. Siempre acompañado de una caña, unas patatas y los diferentes peregrinos que me iba encontrando por el camino.  

Conversé con muchas personas, y también, por decisión propia, caminé muchas horas en silencio.

El camino dejó muchos aprendizajes, todos como metáforas de cosas que me ha enseñado la vida - tanto profesional como personalmente -. A continuación, algunas de ellas. 

1. Cada uno empaca y carga su propio equipaje: Como los pecados y penitencias, en el camino, las personas escogen qué mochila cargar en sus espaldas. 
2. Si no sabes qué estás buscando, no lo vas a encontrar. 
3. No hay afán. Es mejor llegar más tarde que llegar aporreado o nunca llegar. Unos pocos se rindieron, otros tomaron taxi e hicieron trampa, uno tuvo que parar porque sus piernas no daban más. 
4. Todos tenemos 1 superpoder (o más): No trates de ocultarlo. Este fue curioso, por la forma en que me dí cuenta del aprendizaje. Unos días en El Camino intenté ir en contra de lo que soy, una persona altamente social y terminé luchando contra una de mis grandes cualidades. Todos vinimos a cumplir con un propósito diferente y debemos usar nuestros superpoderes para cumplirlo. 
5. Tú decides si disfrutas o te quejas durante todo el recorrido. 
6. La mente manda. Conocí a Ashley, quien venía desde Lyon y llevaba más de 20 días caminando. Sus pies llenos de ampollas le pedían a gritos un descanso. Pero su mente, más fuerte que su cuerpo físico, tenía la meta clara.
7. Descansar es igual - o más importante - que marchar. 
8. Vas a cruzar con muchas personas en el camino. Unas para pasar el rato, otras que te van a hacer reír. Unas para toda la vida y otras para saber lo qué no quieres ser. Todas pueden ser importantes porque pueden enseñarte algo. 

El Domingo fui a la misa en la catedral, que fue dedicada a los que peregrinamos esa semana. No iba hace tiempo a una misa y no puedo negar que se sintió una energía recargadora al escuchar cantar u orar en unísono a los atendientes. No solo entender que lo logramos, para nada difícil, en mi parecer, sino que llegamos a la culminación de una meta, un propósito, un sueño diferente para cada uno de los peregrinos. 

Una de las caminantes habló sobre la importancia de apoyar a los más necesitados, y sobre todo, a quienes han perdido la ilusión y los sueños. 

Me preguntan mucho si encontré lo que estaba buscando. Algunos de mis motivos, como los de muchos, permanecerán personales. Puedo decir que fue mejor de lo que me esperaba. Que seguro volveré a caminar. Y, como predicaron en la misa, si al final de todo, según nuestras habilidades, no hemos hecho algo para impactar positivamente y hacer felices a los demás, además de ser felices nosotros, habremos fracasado.

10/04/2024.