Estado de viaje
De los distintos estados de ánimo posibles, hay uno que prefiero por lejos: el estado de viaje. ¿Qué no es un estado anímico? ¡Lo debato con cualquiera! Mientras viajamos hacia dónde sea…
Parto de la base que para estar en esa situación no hace falta cruzar el océano; ni siquiera cambiar de país. Creo firmemente en el estado de viaje casi permanente, en el que la mente permanece abierta –a lo nuevo- y alerta –a la sorpresa-.
Creo en el estado de viaje casi permanente, en el que la mente permanece abierta y alerta
No querría caer en la teorización de decir que se puede estar en estado de viaje quedándose en el mismo lugar, pero… Lo que sí sostengo con convicción es que no se necesita hacer grandes traslados ni recorrer grandes distancias para vivir la experiencia.
Como diría mi tía María, para muestra basta sólo un botón: con frecuencia, con el simple hecho de agarrar la moto el fin de semana y hacer menos de un centenar de kilómetros, logro conectar a pleno con este estado de viaje.
Si bien como en todo estado de ánimo intervienen un montón de percepciones y emociones, creo que se podría definir al estado de viaje como algo parecido a ese ocio constructivo del que hablaban los griegos.
Mucha de la espontaneidad que se nos escapa en el día a día la recuperamos en grandes dosis en el estado de viaje
Si hay algo que he aprendido en los viajes es que resulta conveniente tener un itinerario detallado de cada estadío del viaje, con la salvedad de que podamos romperlo cada vez que haga falta.
Es que mucha de la espontaneidad que a veces se nos escapa en el día a día la recuperamos en grandes dosis en esta situación, y con ella aflora también, liberada de sus pesadas rutinas, la creatividad.
Por eso el estado de viaje suele ser un gran remedio contra problemas que parecen instalados e interrogantes que nos suelen dar vueltas en la cabeza sin una respuesta aparente. Además, varias han sido las veces que volví a la oficina con una nueva idea que nació durante el viaje.
El estado de viaje se rige por la sintonía en la que seteamos nuestra cabeza y nuestro espíritu
Es cierto que los distintos tipos de viaje generan un estado que contiene todo un abanico de intensidades y percepciones, que mucho tienen que ver con el destino elegido, la compañía, el presupuesto: no es lo mismo irse solo de mochilero a la Patagonia que hacer un viaje con el equipo de la empresa a Punta Cana. Cada uno tiene algo que lo hace especial.
Insisto en la discrepancia de que el estado de viaje no se rige por la distancia si no por la sintonía en la que seteamos nuestra cabeza y nuestro espíritu. Yo atesoro especialmente los que hago con mi hija Julia, cuando lo hacemos como padre e hija a alguna provincia en plan vacaciones, o el que hacemos entre el Norte y el Oeste para ver a abuelos, primos y tíos.
“El centro del espíritu del hombre son las nuevas experiencias”, dice el protagonista de Into the Wild, una de mis películas de cabecera -junto con su banda sonora-. Estoy seguro de eso, y que el estado de viaje es el que que nos depara con más intensidad no sólo nuevas experiencias, si no también nuevos aprendizajes y nuevas ideas.
Agente inmobiliario BIENES RAICES- COMERCIAL-RESIDENCIAL CON RECONOCIMIENTO HALL OF FAME INTERNATIONAL
4 añosCuando viajamos le damos la posibilidad a nuestro cuerpo y nuestra mente de desconectarse de la rutina diaria y ver como espectador si estamos yendo por el camino correcto...
Directora Comercial y Desarrollo de Proyectos en RE/MAX Encore Argentina
4 añosViajar es la única cosa en la que gastamos plata y nos volvemos más ricos. Demos la vuelta al mundo 🗺❤️
Marketing y Redes
4 añosMe dieron ganas de viajar💙