Argentina en la encrucijada digital: Un país a la deriva en el océano de datos
Por Daniel Monastersky, Socio en Data Governance Latam y Director del Centro de Estudios en Ciberseguridad y Protección de Datos (CECIB) de la Universidad del CEMA.
En los últimos días, los titulares internacionales han estado plagados de noticias sobre las batallas legales que enfrenta Meta en Europa y Brasil por el uso indiscriminado de datos personales en el entrenamiento de sus sistemas de inteligencia artificial. Mientras tanto, en Argentina, el silencio es preocupante. Este contraste no es casual, sino el resultado de años de negligencia legislativa que han dejado a nuestro país en una peligrosa posición de vulnerabilidad digital.
Como abogado especializado en protección de datos, he sido testigo de primera mano de la evolución —o más bien, de la falta de evolución— de nuestro marco legal en materia digital. La cruda realidad es que mientras el mundo avanza a pasos agigantados en la regulación de las tecnologías emergentes, Argentina se ha quedado estancada en el pasado. Nuestras herramientas legales son obsoletas, diseñadas para un mundo que ya no existe. Estamos intentando regular la inteligencia artificial y el big data con leyes que fueron escritas cuando el correo electrónico era considerado alta tecnología. Esta disparidad no solo nos pone en desventaja, sino que nos convierte en un terreno fértil para la explotación por parte de las grandes corporaciones tecnológicas, que ven en nuestra legislación anticuada una oportunidad para operar sin las restricciones que enfrentan en otras jurisdicciones más avanzadas.
La Ley de Protección de Datos Personales, 25.326, cumplió 23 años en octubre pasado. En el vertiginoso mundo de la tecnología, esta ley es un fósil jurídico. Fue concebida en una era pre-Facebook, pre-smartphones, pre-inteligencia artificial integrada en casi todos los aspectos de nuestro entorno.
El contraste con nuestros vecinos es alarmante. Brasil, por ejemplo, ha demostrado una postura proactiva en la defensa de los derechos digitales de sus ciudadanos. La Autoridad Nacional de Protección de Datos (ANPD) de Brasil recientemente obligó a Meta a suspender el funcionamiento de su IA en el país, imponiendo multas diarias significativas por incumplimiento. Mientras tanto, en Argentina, las grandes tecnológicas operan en un vacío regulatorio, convirtiendo nuestro país en su laboratorio de pruebas sin supervisión.
Frente a esta situación crítica, junto con mi colega Facundo Malaureille, hemos hecho una presentación formal ante la Agencia de Acceso a la Información Pública (AAIP) contra Meta. Exigimos explicaciones detalladas sobre cómo están utilizando los datos personales de los argentinos para entrenar sus sistemas de IA. Sin embargo, debo ser franco: sin un marco legal actualizado, nuestras acciones son poco más que un gesto simbólico.
Las implicaciones de esta negligencia legislativa son profundas y potencialmente devastadoras. Estamos permitiendo que se construya un futuro digital en el que podríamos ser ciudadanos de segunda clase, discriminados por algoritmos entrenados con datos mal protegidos y potencialmente sesgados.
El proyecto de reforma de la ley 25.326 lleva años languideciendo en el Congreso. Cada día que pasa sin acción legislativa es un día en el que cedemos un poco más de nuestra soberanía digital a entidades extranjeras que no rinden cuentas a nuestros ciudadanos. La inacción de nuestros legisladores no es solo negligencia; raya en la irresponsabilidad.
Es imperativo que actuemos ahora. Necesitamos una ley de protección de datos moderna, robusta y a la altura de los desafíos del siglo XXI. Una ley que no solo proteja nuestros datos personales, sino que también nos dé las herramientas para negociar en pie de igualdad con las grandes corporaciones tecnológicas. Necesitamos mecanismos de aplicación efectivos y sanciones disuasorias para aquellos que violen nuestros derechos digitales.
A nuestros legisladores, les digo: el tiempo de la complacencia ha terminado. Cada día de inacción es una traición a la confianza de los ciudadanos que juraron proteger. La revolución digital no espera, y cada momento que perdemos nos coloca en una posición más precaria en el escenario global.
Argentina está en una encrucijada digital. La elección es nuestra, pero el tiempo se agota. Actuemos ahora, antes de que sea demasiado tarde.
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Argentina at the Digital Crossroads: A Country Adrift in the Ocean of Data
By Daniel Monastersky, Partner at Data Governance Latam and Director of the Center for Cybersecurity and Data Protection Studies (CECIB) at CEMA University.
In recent days, international headlines have been plagued with news about the legal battles Meta faces in Europe and Brazil over the indiscriminate use of personal data in training their artificial intelligence systems. Meanwhile, in Argentina, the silence is worrying. This contrast is not coincidental, but the result of years of legislative negligence that have left our country in a dangerous position of digital vulnerability.
As a lawyer specializing in data protection, I have witnessed firsthand the evolution—or rather, the lack of evolution—of our legal framework in digital matters. The harsh reality is that while the world is advancing by leaps and bounds in regulating emerging technologies, Argentina has remained stuck in the past. Our legal tools are obsolete, designed for a world that no longer exists. We are trying to regulate artificial intelligence and big data with laws that were written when email was considered high technology. This disparity not only puts us at a disadvantage but turns us into fertile ground for exploitation by large technology corporations, who see in our outdated legislation an opportunity to operate without the restrictions they face in other more advanced jurisdictions.
The Personal Data Protection Law, 25,326, turned 23 years old last October. In the dizzying world of technology, this law is a legal fossil. It was conceived in a pre-Facebook, pre-smartphone, pre-artificial intelligence era integrated into almost every aspect of our environment.
The contrast with our neighbors is alarming. Brazil, for example, has demonstrated a proactive stance in defending the digital rights of its citizens. Brazil's National Data Protection Authority (ANPD) recently forced Meta to suspend the operation of its AI in the country, imposing significant daily fines for non-compliance. Meanwhile, in Argentina, big tech companies operate in a regulatory vacuum, turning our country into their unsupervised testing laboratory.
Faced with this critical situation, along with my colleague Facundo Malaureille, we have made a formal presentation to the Agency for Access to Public Information (AAIP) against Meta. We demand detailed explanations on how they are using Argentinians' personal data to train their AI systems. However, I must be frank: without an updated legal framework, our actions are little more than a symbolic gesture.
The implications of this legislative negligence are profound and potentially devastating. We are allowing a digital future to be built in which we could be second-class citizens, discriminated against by algorithms trained with poorly protected and potentially biased data.
The reform project of law 25,326 has been languishing in Congress for years. Every day that passes without legislative action is a day in which we cede a bit more of our digital sovereignty to foreign entities that are not accountable to our citizens. The inaction of our legislators is not just negligence; it borders on irresponsibility.
It is imperative that we act now. We need a modern, robust data protection law that is up to the challenges of the 21st century. A law that not only protects our personal data but also gives us the tools to negotiate on an equal footing with large technology corporations. We need effective enforcement mechanisms and deterrent sanctions for those who violate our digital rights.
To our legislators, I say: the time for complacency is over. Each day of inaction is a betrayal of the trust of the citizens you swore to protect. The digital revolution does not wait, and every moment we lose places us in a more precarious position on the global stage.
Argentina is at a digital crossroads. The choice is ours, but time is running out. Let's act now, before it's too late.
Jefe de Administración de Seguridad de la Gerencia de Protección de Activos de Información y Prevención de Fraudes, en Banco Credicoop
5 mesesCoincido con lo planteado, pero me parece que los vientos de época proponen eliminar al estado y a toda regulación por considerar que así vamos a estar mejor, al igual que nuestra ley, atrasan.
Instructor y Facilitador | Docencia Universitaria | Consultor | Conferencista | Automatización | Ciberseguridad Industrial | Redes de Datos
5 mesesApoyo totalmente lo planteado. Estos son los temas que verdaderamente importan y que deben tener prioridad a la hora de legislar. No alcanza con hablar de IA, ni reunirse con los CEO de las principales tecnológicas, necesitamos una legislación acorde a los desafíos actuales en la materia.
Ciberseguridad | OSINT - HUMINT | Abogado | Back End Developer | Java
5 mesesMuy buena publicación Daniel. Lamentablemente estamos escasamente protegidos frente al uso y cuidado de nuestros datos por parte de entidades extranjeras como así también de nuestro propio gobierno.
Director de IT, Profesor Universitario Identidad Digital y Seguridad Informatica.
5 mesesExcelente articulo!!!!! Muy claro!!! Es difícil de entender la falta de resolución a este tema, un fuerte abrazo!!!!
Gerente de Legales y Compliance en Banco Cetelem Argentina (GRUPO BNP PARIBAS)
5 mesesSinceramente, excelente articulo Daniel. Muy contundente.