Autoaceptación y autosuperación
Recuerdo aquella frase que enmarca la entrada del Oráculo de Delfos que resume el principio de todo ser humano para poder crecer como persona: “Conócete a ti mismo”.
La mayoría de las personas evitan el autoconocimiento, sienten que al hacerlo tal vez encuentren algo que no les guste, tal vez, no sean tan perfectas como quieren y necesitan verse para poderse aceptar y querer, es decir, creen que solo son dignas de amor si son perfectas. El miedo a no verse perfectas les provoca un profundo rechazo al autoconocimiento, así, mejor no indago, vivo con el calorcito de la mentira, ese que me dice lo bonit@, buen@ y list@ que soy. Solo cuando nos atrevemos a dar el paso al autoconocimiento estamos dándonos la oportunidad, no solo de conocernos, sino de cambiar aquello que no está bien en nosotros, que nos hace daño y con el que, incluso, podemos hacer daño. No hay duda, el primer paso hacia el crecimiento personal no puede ser otro: autoconocerte.
Una vez que te conozcas debes aprender a aceptarte como eres, o mejor dicho, como fuiste, y a enmendar tus errores hasta donde puedas, pedir disculpas sinceras a quienes hemos herido, mostrar nuestro arrepentimiento auténtico, es la única alternativa para lograr sanar las heridas que hemos causado en los demás, por supuesto, si quieren, y solo así será posible seguir cerca de ellos de una forma sana, porque se reconoce el propósito de no volver a herir.
Nunca hay que olvidar la responsabilidad que todo buen ser humano debe tener, y es la de seguir construyendo cada día esa versión mejorada de nosotros mismos, no perfecta, no hay duda, pero siempre mejorada.