Autogás. Energía Limpia contra el Cambio Climático. Uso de GLP como Carburante para Vehículos.
Aldo Javier Martinez Hutter.
Ingeniero electrónico. Profesor de Físico Química, Análisis Matemático, Física, Sistemas Digitales y Tecnología Electrónica.
Introducción.
Los GLP
GLP es el acrónimo de los Gases Licuados del Petróleo, es decir el butano (C4H10) y el propano comerciales (C3H8).
Son hidrocarburos combustibles que en estado normal se encuentran en estado o fase gaseosa. Se obtienen del refinado del petróleo por destilación fraccionada, del mismo modo que se obtienen otros derivados del petróleo como la gasolina. Los GLP pueden almacenarse en recipientes (garrafas o depósitos) en estado líquido al someterlos a alta presión.
Las mezclas de butano y propano usadas en automóviles tienen una proporción que oscila entre butano (70%) y propano (30%), o butano (60%) y propano (40%).
Propiedades Físicas y Químicas
Los GLP son más pesados que el aire. No corroen al acero, ni al cobre o sus aleaciones, y no disuelven los cauchos sintéticos, por lo que estos materiales pueden ser utilizados para construir las instalaciones.
Carecen de color y de olor natural por lo que para poder detectar por el olfato eventuales fugas se les añade un odorizante en pequeñas proporciones a base de mercaptanos.
Valores básicos de los GLP comerciales:
¿Qué es el poder calorífico?
Esta propiedad reviste excepcional interés. Una definición sencilla es la cantidad de energía que podemos extraer de una cierta cantidad de masa o volumen al quemarse, es decir al combinarse con el oxígeno.
El poder calorífico de los GLP, o sea la energía que podemos extraer de ellos y su comparación con otros combustibles es la siguiente:
¿Por Qué Usar GLP?
El auto a gas basado en GLP, o autogás, es el carburante alternativo más utilizado en el mundo, con implantación real e inmediata para el gran público. Su uso abarca vehículos ligeros, furgonetas y autobuses urbanos, y se sustenta en una tecnología plenamente desarrollada, con prestaciones y fiabilidad equivalentes a las de los vehículos a gasolina o diesel.
Pueden funcionar con GLP todos los vehículos dotados de motor de explosión, de encendido por chispa, es decir vehículos de gasolina, nunca diesel.
Su combustión no contamina la atmósfera. La combustión es limpia, no produce olores ni residuos (hollín u humos). Los productos de la combustión son solamente agua y dióxido de carbono (CO2). Están exentos de azufre, plomo y sus óxidos.
Debido a la positiva repercusión que los vehículos a gas tienen sobre el efecto invernadero y la consiguiente destrucción de nuestra capa de ozono, los mismos constituyen una acción rápida y efectiva para la mejora de la calidad del aire en entornos urbanos.
El GLP posee también ventajas económicas para el automovilista, debido a su menor costo frente a los carburantes convencionales. También, frente a los vehículos diesel, el autogás conlleva reducción de los costos de mantenimiento tanto preventivo como correctivo de los vehículos.
Los componentes cuyos límites de emisiones se encuentran regulados son los hidrocarburos (HC), el monóxido de carbono (CO), los óxidos de nitrógeno (NOx) y las partículas (PM).
En mayo de 2001 se realizaron tests a vehículos sometidos a la normativa europea Euro II, con los siguientes resultados:
Frente a vehículos a gasolina, los vehículos a gas reducen un 50 % las emisiones de CO y en un 37,5 % las de HC.
Frente a vehículos diesel, los vehículos a gas reducen un 90 % las emisiones de NOx y un 97,5 % las emisiones de partículas (un 50 % si el vehículo diesel posee filtro de partículas).
Comparando el auto a gas con otros combustibles alternativos, como el metanol y el etanol, la reducción de emisiones es similar a las de vehículos a gasolina.
Estos resultados pueden resumirse de la siguiente forma:
Las emisiones de contaminantes no regulados como benceno, butadieno, formaldehido y acetaldehído, en vehículos a gas son extremadamente bajas. Las emisiones se reducen hasta un 90 % con respecto a carburantes convencionales.
Los modelos a gasolina emiten una media de 209,8 g/km de CO2 mientras que los vehículos a GLP emiten una media de 178,7 g/km, lo que supone casi un 15 % menos de emisiones de CO2. Esta alternativa energética se presenta con una combustión que no genera partículas y cumple con los límites en emisiones para 2020.
Es decir, si un vehículo recorre anualmente 25.000 km, convirtiéndolo a GLP evitaremos emitir a la atmósfera 778 kilos anuales de CO2.
Para transformar un vehículo en autogás, se debe concurrir a un taller especializado e instalar un equipo específico de almacenamiento de GLP, el cual consiste en un depósito, un vaporizador, una red de tuberías, un dispositivo de inyección y una unidad electrónica de control.
El uso de GLP es un sistema adicional al equipamiento propio del vehículo, no lo sustituye, por lo que el auto se convierte en bi-fuel, permitiendo al usuario usar indistintamente gasolina o GLP como carburante y duplicando su autonomía.
La mezcla es homogénea, controlada y bien distribuida en los cilindros con el aire como comburente, facilitando una combustión más limpia y completa.
Los períodos de cambio de aceite son más largos por la ausencia de depósitos carbonosos que ensucian el aceite lubricante, por ello su mantenimiento es más económico y otorga al motor mayor vida útil por un menor desgaste del mismo.
Mayor potencia y mayor par motor a carga parcial (arranques y paradas de los vehículos) cualidad importante en entornos urbanos.
La conducción es suave, silenciosa y sin vibraciones.
El tiempo de repostaje es mínimo, similares a los carburantes convencionales e inferiores al de otro carburante alternativo como el GNC.
Fuentes:
Repsol Gas. Autogás (GLP Automoción).
CEPSA ELF GAS, S.A. Instalaciones de GLP, Manual de Especificaciones Técnicas.
Puig, Ignacio. Química Orgánica. Editoriales: Moly & Lassere (Bs. As.), y Manuel Marín (Barcelona).
Deming, H. G. Química General. Editorial: Unión Tipográfica Hispano Americana, Año 1948.
En Internet: