¡Basta de Sustentabilidad! Hablemos de negocios

Ya estamos en la segunda mitad del año 2021, ya se han cumplido seis años de la presentación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y, sin embargo, hay organizaciones que aún hoy confunden el desarrollo sostenible con responsabilidad social empresaria (RSE), y delegan en sus departamentos de RSE tareas pensadas esencialmente para proteger la reputación ganada.

Quienes están familiarizados con los ODS, no dudan en afirmar que alcanzarlos haría que el mundo fuese más sostenible, inclusivo y lleno de oportunidades para todos. Para que esto sea posible, es necesario que quienes no están familiarizados con los objetivos globales comprendan que no se trata de una causa utópica, sino que trabajar para lograrlos trae aparejada una muy interesante fuente de oportunidad de negocio. Para ello, se hace necesario que las empresas incorporen a su modelo de pensamiento y toma de decisiones la consideración por los ODS.

Si no se alcanzaran, crecería la incertidumbre general, se intensificarían los riesgos, aumentarían los conflictos sociales y los impactos ambientales negativos.

Para que este planteo sea posible y viable, se hace necesario que las empresas tomen plena conciencia de los impactos negativos que su operación produce para luego definir como revertirlos teniendo a los ODS como faro de referencia. Por lo expuesto, es clave comprender que los objetivos globales son mucho más que una aspiración altruista. Adoptarlos como punto de referencia estratégica, permitirá a las organizaciones ampliar su licencia social para operar ahora, y en el futuro.

Es bien conocida la frase que afirma que “las empresas no pueden prosperar en sociedades que fracasan y fuera de los límites de nuestro planeta”. Dicha aseveración hoy es indiscutible y requiere que las organizaciones se planteen la posibilidad de repensar procesos, tecnologías, estrategias, negocios, políticas, etc.

Lograr que los ODS sean alcanzados requiere desarrollar ideas innovadoras, sostenibles, amigables con el ambiente y socialmente justas. Y el rol de las empresas en ese sentido es clave para conseguirlo utilizando a los objetivos aludidos como marco de referencia para la definición de sus estrategias y al mismo tiempo renovar y fortalecer su licencia social para operar y mantenerse vigente en el mercado. Por supuesto que no pueden hacerlo en forma individual y aislada del contexto. Necesariamente requiere una fluida interacción con los gobiernos, quienes deben crear y promover políticas públicas que contribuyan al objetivo planteado, lo cual hace necesario el fortalecer la confianza y la transparencia para articular debidamente en un marco de integridad, transparencia y ética empresarial.

Entonces, según lo hasta aquí expuesto, los ODS no son una cuestión inherente tan solo al área de RSE, sino que claramente implican la generación de oportunidades de negocio concretas para las empresas. Entonces bien, los Objetivos Globales deberían ser un pilar estratégico para la organización puesto que, al abordarlos y hacerlos parte del modelo de gestión, deberían contribuir a:

·        Generar nuevas oportunidades y aumentar la eficiencia

·        Permitir atraer y retener al talento humano

·        Promover la innovación

·        Mejorar la reputación empresaria

·        Fidelizar a consumidores e inversores, asegurar la licencia social para operar

En definitiva, las empresas necesitan de los ODS ya que éstos ofrecen una estrategia de crecimiento para las empresas en particular, los negocios en general y la economía mundial, al tiempo que abre nuevas oportunidades de mercado. Al mismo tiempo, los ODS necesitan de las empresas ya que, si éstas no aprovechan las oportunidades de mercado que éstos abren, ni las empresas ni el resto del mundo obtendrán los beneficios derivados del logro de los mismos.

¿Cómo hacerlo? No es muy complicado; o sí. Exige compromiso de todos los miembros y estamentos jerárquicos de las organizaciones, sin distinción alguna. Empezar por asumir que los Principios del Pacto Global de las Naciones Unidas son normas inapelables que deben respetarse, al igual que los Principios Rectores sobre Empresas y Derechos Humanos.

Desarrollar soluciones innovadoras apoyándose en la tecnología para minimizar las externalidades negativas ambientales es otro aspecto clave, como así también se hace necesario mejorar las incidencias sociales producto de la gestión empresarial actual, donde hay mucho terreno aún por recorrer en términos de promover la igualdad de género y de oportunidades, como así también contribuir mediante alianzas con el desarrollo social de aquellos grupos de interés que se encuentren en condiciones de vulnerabilidad. Las empresas deberán generar adecuadas posiciones laborales que brinden una remuneración justa para cada eslabón de la cadena de suministro.

¿Puede lograrse si se hace en forma aislada? ¡Definitivamente no! Lograr que los ODS sean una palpable realidad no es tarea de una sola empresa trabajando aisladamente. Se hace imprescindible que cada organización actúe coordinadamente dentro de su sector, promoviendo la colaboración constructiva aplicando un enfoque de trabajo ordenado y sistémico. Solo la cooperación sectorial permitirá el logro de los objetivos buscados.

Empresas, gobiernos y la sociedad civil necesitan abordar estos desafíos con rapidez para dar respuesta a necesidades básicas y a una agenda que se impone por sí sola: la Agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas. Definitivamente, un buen negocio.