BESARKADA-ABRAZO 2021

Besarkada, abrazo en Euskera. Esta idea incluida en la iluminación de Donostia-San Sebastián durante estas Navidades del 2020 está siendo, sin duda, un lugar de peregrinación para la gente ávida de buscar referencias que le ayuden a buscar sentido a la situación que estamos viviendo. Curiosidad o no, llevamos muchos días, muchas semanas, muchos meses ya, sin poder abrazar a esas personas que queremos, apreciamos y valoramos. Personas que nos hacen sentir, vibrar, emocionar, y nos aportan la energía necesaria para seguir construyendo presente y futuro. Se nos va un año 2020 en el que habíamos depositado muchas ilusiones y que, haciendo un análisis de la realidad que estamos viviendo y sufriendo, nos ha dado una lección de realidad que no debe quedarse en el olvido. Al dolor humano, irreparable en muchas ocasiones, se ha unido una crisis económica resultado de una lucha colectiva ante “lo desconocido”, con una secuencia aleatoria de toma de decisiones que nos ha presentado lo mejor y lo peor del ser humano, en una sociedad cuya “enfermedad” esencial está en la estrategia de polarización de quienes tienen que llevar las riendas de nuestro futuro. Basta con echar una mirada a los mensajes y comportamientos de los diferentes líderes nacionales y mundiales para entender que que el "diagnóstico" es grave. Por eso, con mis sinceras condolencias por delante para quienes han sufrido pérdidas de familiares y amigos, abogo por abrazar un año 2021 donde sea la sociedad la que trabaje por la unidad, por el diálogo y el entendimiento, por la sostenibilidad de un planeta que languidece, por un mundo digital donde la colaboración público-privada genere igualdad de oportunidades para todos y todas,  por luchar de forma conjunta contra la Ciberdelincuencia (en sus diferentes colores y sabores) evitando que hagan de la red su lugar inmune, por un país que haga de la Innovación y la confianza su mejor aval de competitividad y liderazgo.

Y, por supuesto, por vencer a este virus y prepararnos para los que vuelvan a surgir. Será el momento donde abrazar físicamente a esas personas con las que un abrazo dice mucho más que mil palabras, provocando un estallido de felicidad y empatía, y siendo nuevamente parte fundamental de nuestra expresión no verbal.

Por tanto, sirva esta iluminación del abrazo (Besarkada) de Iñigo Aristegi para recordarnos que la vida es un camino donde vamos transitando para encontrar nuestra razón de ser, y que ojalá las lecciones aprendidas del año 2020 nos permitan fundirnos en un abrazo único en el año 2021 trabajando juntos por un mundo mejor. 

No sé terminar de otra forma, os deseo unas Felices Fiestas, que la excepcionalidad de estas Navidades sea el mejor inicio de un año 2021 que promete y, sobre todo, quiero enviaros "Un abrazo (fuerte)".

Xabier