bondad o cobardía
Ayer tuve que dormir a una de mis perritas.
Vino a casa más o menos con 5 años. Era propiedad de un reciclador y éste le sacaba crías desde el primer celo.
Era una pitbull preciosa que se quedó pequeña porque cuando la embarazas a los 6 meses se detiene su propio crecimiento al ensancharse las caderas. Mis cálculos es que tuvo más de 120 cachorros.
Las tetas cuando la rescatamos le llegaban al piso.
No quiero hablar ni del reciclador ni de los cambios en su cuerpo. Quiero hablar de ella y su paso por la tierra.
Los primeros 5 años los pasó en un carromato de madera rodeada de basura. Amarrada tan fuerte que a los 11 años todavía tenía grandes cicatrices en su cuello.
Su espacio era más o menos 80cm x 80cm. Y la cuerda le daba un juego de 60cm.
Sólo tenía contacto con otros perros cuando la cruzaban.
Con sus cachorros más o menos un mes. Cuando podía ser vendidos los destetaban para que ella entrara de nuevo en celo.
Cuando la rescataron, tenía 12 cachorros.
Vino a casa, allí tenemos una manada de perros que guardan, entre ellos otro pitbull rescatado.
Me tardé unas 5 horas en que fuera aceptada en la manada. Y me confié.
Ella no hablaba idioma perro. Este idioma es sumamente complejo, lleno de jerarquías, gestos, sumisiones, búsqueda de tu lugar en la manada... Era como poner a un pulpo en un colegio de niños de 8 años.
Rompió las reglas de la manada decenas de veces hasta que la líder no aguantó más. Y cuando ella la atacó, también lo hizo el resto de la manada. No peleó, parecía que quiso morir.
La salvamos, la cuidamos y cometimos otro gran error. La reforzamos metiéndola en casa mientras la curábamos.
Una cosa es que la manada la acepte y otra que ella se integre, y sobre eso, que yo no la cague. Al meterla en casa, los otros perros vieron que ella tenía beneficios que ellos no. Y eso no es aceptable.
2 semanas después, la siguiente gran paliza.
Para Felicidad, que así le pusimos, tampoco era aceptable que mientras uno de nosotros la consentía ningún otro perro se acercase. Seguramente, porque fueron las primeras caricias de su vida, y genuinamente las quería sólo para ella.
Obviamente en el idioma perro esto es una falta grave.
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Tuvimos que dejarla de consentir.
La compramos un collar de pinchos para que si volvía a pasar algo así nos diera tiempo de rescatarla y organizamos para que estuviera en la casa de abajo de la finca, donde los que cuidan.
También su ignorancia nos privó de poderla consentir. Cuando ella subía, alguien tenía que bajarla, por su vida era mejor que permaneciese abajo.
Era fuerte y linda, pero no pudo integrarse. Los perros no la odiaban, pero la querían bajo sus reglas, cosa que no sucedió.
6 años después de llegar, empezaron sus tumores en las tetas. Uno tras otro, cada vez más grandes y más agresivos. Ya no pudimos verla más así.
La entramos en casa y estuvo 3 días con nosotros hasta que la llevamos a dormir. Seguramente los tres mejores días de su vida.
Hoy, en mi meditación, recordaba cuántas veces mantuve en una organización a una buena persona que no sabía, ni quería saber las reglas internas de esta organización.
No lloré por Felicidad, ella iba -sin duda- a un lugar donde la iban a entender y cuidar mejor. Pero sí reconozco que se me encogió el corazón cuando mi supuesta "bondad" condenaba día tras día y mes tras mes a algunos empleados que no encajaban y no querían encajar.
Mi "bondad" era garantizarles un pago a fin de mes, y además, su lealtad consistía en permanecer ahí mientras se ahogaban en su propia tumba.
Reconozco, hoy, que ni siquiera era "bondad". Siempre fue cobardía. "¿cómo le voy a decir a este que lo echo, después de lo que sé que ha vivido?". Esa simple frase lo condenaba más y más, porque además, yo era mucho más amable con ellos que con el resto.
Cada gesto de amabilidad era un latigazo que yo le daba porque le estaba quitando de la manera más ignorante la posibilidad de encontrar otro lugar donde pudiera exponer su esencia al 100%. Donde ser auténtico fuese una dicha, algo buscado y apreciado.
Hoy, me arrepiento de haber mantenido tanta gente tantos meses que siempre supe que no son de ahí ni para ahí. Gente que no tiene las mismas inquietudes, gente para los que los resultados de la empresa no entran en sus 100 primeras prioridades, gente para los que hacer equipo es más un castigo... Y lo digo porque se convirtieron en un cáncer en este tipo de empresas, pero sin duda serían una bendición en otras.
Siempre digo que no nos equivocamos, y no lo hacemos. Pero con las herramientas que tengo ahora, habría hecho tantas cosas diferentes...
También es una bendición saberlo.
Felicidad, por fin podrás ser tú. Abrazo infinito.
@tribudeldragon
@miguel.aguado.arte