¿Bonificación?  ¡no gracias!

¿Bonificación? ¡no gracias!

Hace años, en un evento al que acudí, uno de los ponentes dijo una frase que me llamó mucho la atención hablando en términos de talento:

“Cada día que pasa corres el riesgo de levantarte siendo una inversión y acostarte suponiendo un coste suprimible”

Con el paso del tiempo, esta frase cobra cada vez más sentido al vivir en un entorno en el que casi todo ocurre de manera muy rápida; en un instante y casi sin que te des cuenta los escenarios que manejamos pueden cambiar.

Aplicando esta frase al entorno formativo; seguir anclados al modelo de formación  subvencionada hace tiempo que dejo de tener lógica, y más si cabe con los cambios que se avecinan, porque su estructura cada vez más cerrada, va a hacer que los proyectos diferentes, pero hechos con creatividad, ingenio y altamente eficaces se queden fuera de los parámetros de bonificación.

Sin pretender entrar en una discusión sobre las normas, ahora más que nunca el foco debe situarse en entender completamente la necesidad previa, en la calidad de los proyectos, en alcanzar los objetivos marcados y en la demostración de su importancia en la cuenta de resultados de manera medible, sin que el criterio prioritario de realización sea sesgado por el ahorro que supondrá finalmente. Es probable que a lo largo del año puedan surgir otras acciones que sí que encajen con el aprovechamiento de estos fondos.

Todos aquellos que de una manera u otra trabajamos en el mundo de la formación, debemos esforzarnos en eliminar de nuestras costumbres la búsqueda del santo grial de los proyectos formativos que se ajusten con el sistema de bonificaciones. Este no puede ser el elemento sobre el que girará la formación si pretendemos alcanzar resultados excelentes y así debe ser entendido por todos.

Disponemos de gran cantidad de herramientas a nuestro alcance, tanto tecnológicas como didácticas, para realizar acciones que mejoren las expectativas marcadas previamente, y pobres de aquellos que no logren aportar un valor añadido de calidad, de impacto en las organizaciones y de excelencia en los resultados, porque no podrán dejar de buscar la justificación de su existencia a través de un sistema cada vez más complejo y perverso.

O como ya dijo aquel ponente que escuche hace años -“te acostarás siendo un coste suprimible”-


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