BUSCANDO CAPITAL HUMANO, COMPETENCIAS O VIRTUDES
A pesar del desmedido avance tecnológico que automatiza lo que antes hacían personas y a pesar de la robotización en todo tipo de empresas e industrias que sustituyen rápidamente la mano de obra; el desarrollo del capital humano sigue tomando dimensiones importantísimas dentro de la vida social, empresarial y corporativa a nivel mundial. El ser humano sigue y seguirá siendo el centro desde el cual gira el desarrollo, el orden, la visión y el progreso de las instituciones públicas y privadas. Es por ello que la constante búsqueda de líderes en todos los ámbitos, capaces de poner en orden nuestro mundo, es una tarea que cada día requiere de más especialización.
La búsqueda y contratación de talento por empresas del siglo XX, se enfocaba principalmente en encontrar individuos con una amplia experiencia en sus respectivas funciones, además de comprobar que estas personas fueran individuos ejecutivos y de resultados probados. Es en este tiempo, cuando surgen las empresas de reclutamiento ejecutivo que han crecido en todas partes del orbe.
Es un hecho, la demanda de personas altamente calificadas ha hecho que las características de estos individuos vaya más allá de sus años de experiencia y de los probados resultados; el líder de hoy requiere de otras características llamadas competencias, un término que denota claramente aspectos sociales y de personalidad que complementan el nuevo perfil. Por ello vemos las exigencias en estos líderes sobre competencias en ámbitos como el de la pasión por sus clientes, de visión de largo plazo, de un profundo conocimiento global, de búsqueda de excelencia personal, con experiencia en adquisiciones e integración de empresas, entre otras, lo que crean un mercado de alta demanda y por consecuencia, de una menor oferta.
Sin embargo, la vertiginosa transformación de los mercados crea una gran brecha en las regulaciones, en los procedimientos, en las leyes; hoy hay un abismo de competencias y al mismo tiempo una reacción al cambio en todos los ámbitos, sean profesionales, de emprendeduría, sociales y hasta familiares. Las redes sociales han contribuido a expandir la comunicación con personas que se encuentran alrededor del mundo, han acelerado los procesos que antes tardaban días, a una respuesta inmediata y en segundos. Pero también han limitado la comunicación interpersonal, cara a cara, hasta en las tradicionales llamadas telefónicas, transformando las relaciones humanas en actos meramente transaccionales.
En estos tiempos empezamos a olvidar la importancia que tiene la comunicación directa entre personas, las pláticas de profundidad, del entendimiento del ser humano en toda su dimensión, del conocimiento de quien es la persona con la que interactuamos. En entrevistas de reclutamiento los candidatos son expertos en detallar todas las actividades y funciones que han desarrollado en su vida profesional, todos se enfocan a lo que han hecho, pero les es difícil contestar la pregunta de: ¿Quien eres tú?
¿Quien soy yo? ¿Como describir el ser humano que somos? El ser humano tiene virtudes y defectos que difícilmente se pueden escribir en un curriculum o expresarse en una entrevista laboral. Es por ello que, ante la tecnología, la automatización y la escasez de puestos de trabajo tradicionales, el desarrollo de las virtudes humanas será imprescindible en el desarrollo profesional, social y familiar. El mercado en reclutamiento de talentos necesariamente llegará a buscar en las personas su comportamiento humano, cuáles son sus virtudes y valores.
Cuando profundizamos más en este concepto, vemos cómo la sociedad ha retrocedido en comportamientos básicos y otros no tan básicos, en los valores y virtudes que hace medio siglo fueron pilar en el desarrollo social y familiar. Vemos un deterioro en el civismo, cuantas veces infringimos o no respetamos las leyes de tránsito y de peatones, en la falta de responsabilidad al trabajo como valor universal y no de interpretación individual, se ha perdido la virtud de la puntualidad, falta espíritu de superación; la falta de responsabilidad ciudadana al pago de impuestos, cuantas veces pagar las deudas a tiempo es mal visto, pocas veces actuamos firmes al rechazo a la corrupción y a la intolerancia al cohecho no importando de que monto se trate, que poco respetamos las ideas de los demás y tenemos paciencia a la discusión profunda y ordenada; y además se han perdido valores básicos como la caballerosidad ante mujeres, personas mayores y discapacitados, el respeto a un lenguaje apropiado en todo lugar.
Los códigos de conducta de muchas empresas contienen valores como la honestidad, la integridad, el respeto a los demás, el trabajo en equipo entre otras virtudes muy loables; pero rara vez encontramos instrumentos para medir o asegurar que esto se viva y practique todos los días; en otras empresas se mide el clima laboral de forma automatizada con herramientas y cuestionarios, a veces forzando a empleados a firmar documentos que comprometen dichos valores. Los valores, o se tienen o no se tienen, no es un tema legal o contractual, es una competencia derivada de la educación en la virtud.
Busquemos las virtudes de la gente, ya sea en procesos de reclutamiento o en la búsqueda de amistades, conozcamos mucho más a las personas por lo que son y no por lo que han hecho o tenido en la vida ni por los nombramientos o puestos que han desempeñado; y lo mas importante, aprendamos a conocernos y comunicarnos mejor, como se hacía en el siglo pasado; procurando recuperar esos valores y virtudes que tanta falta nos hacen en nuestra sociedad.
@consultability.com.mx