Buscando respuestas
Estaba sentada en un solitario rincón de la playa, con la vista perdida en el horizonte, donde el mar se mezclaba con el cielo, reprochándome mis decisiones pasadas. Retrocedía en el tiempo, como si fuera posible, desandar el camino andado, buscando en el laberinto de mis errores una solución que hubiera quedado enterrada en el ayer.
Me sentía atrapada en un bucle de desesperación y confusión, haciendo un amargo repaso de todo lo acontecido. Cada recuerdo traía consigo una dolorosa pregunta sobre los motivos por los cuales mi vida parecía haberse vaciado de significado y sentido ¿Dónde quedaron esos momentos de gloria, alegría y felicidad que alguna vez creí vivir? Se habían desvanecido en la neblina de mi memoria, dejándome con la desoladora impresión de que nunca volverían. Sentía que el universo me había olvidado, y una sombría tristeza me envolvía.
En medio de mi ensimismamiento, paseando por la misma playa, apareció un anciano con barbas blancas y una mirada serena y profunda. Era conocido en el lugar como el maestro, y su sabiduría era legendaria. Se acercó a mí con un paso tranquilo y una sonrisa amable.
—Buenos días, joven. Bonito el mar, ¿verdad?
—Sí— le contesté, y el maestro prosiguió:
—Cada día, cuando la oscuridad aún cubre la tierra, me encuentro con el umbral del amanecer, en ese instante etéreo donde la noche cede su reinado al día. Vengo a presenciar el nacimiento sublime de la luz, a observar cómo dos maravillas se unen en un abrazo celeste que parece conferir sentido a la mismísima existencia. El mar, vasto y misterioso, espejo del infinito, se encuentra con el sol, centella ardiente y fuente de vida, en una fusión tan perfecta y armoniosa que evoca la unión de dos amantes eternos. No hay timidez en este encuentro, no hay reticencias ni vacilaciones. Con una franqueza y una pureza que desafían cualquier descripción, se entregan el uno al otro en un acto de amor cósmico que trasciende la mera observación física. Es un baile sagrado que se realiza sin complejos ante la mirada de todo aquel que desee contemplarlos, una coreografía divina que invita a reflexionar sobre la naturaleza del ser y del estar, sobre la conexión y la continuidad, sobre la simplicidad y la complejidad de un universo que se revela en un instante fugaz pero eterno. Esta unión, tan efímera en su aparición diaria, pero tan constante en su repetición, simboliza una verdad más profunda y universal: la interdependencia de todas las cosas, la necesidad de la dualidad para crear la totalidad, y la belleza inherente en la convergencia de fuerzas que parecen opuestas, pero que, en realidad, son complementarias. Es una lección silenciosa, poderosa, sobre cómo todo en la vida está intrínsecamente conectado, y cómo el amor y la aceptación pueden trascender las barreras que a menudo nos imponemos. En este rincón tranquilo de la naturaleza, donde el mar y el sol se encuentran, encuentro una serenidad y una comprensión que resuenan en lo más profundo de mi alma.
— ¿Te gustó el amanecer de hoy?— Me preguntó, su voz impregnada de curiosidad.
— Maestro, estaba tan sumida en mis pensamientos que el amanecer pasó ante mis ojos sin que lo notara.
—Esto sucede cuando estamos sumidos en la depresión de la respuesta— me explicó el maestro.
—¿La depresión de la respuesta?—, repetí, confundida.
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—Sí, querida joven, esa que viene de buscar en el pasado respuestas para el presente.
—¿Maestro, me puede ayudar para encontrar las respuestas?
— Ni yo ni nadie puede ayudarte a encontrar las respuestas que buscas.
—¿Por qué?—inquirí, sintiendo una punzada de desesperación.
—Porque no existen— respondió, su mirada penetrante fijada en la mía— Tu mente se resiste y se resistirá siempre a encontrar respuestas en las malas decisiones del pasado. Es un mecanismo de autodefensa inconsciente. Tu mente, querida joven, está esperando otra cosa de ti.
—¿El qué, maestro?— pregunté, sintiendo un atisbo de esperanza.
—Nuevas preguntas—, respondió, su voz tranquila y firme —Nuevas preguntas, no respuestas en el pasado. No busques el agua del río que pasó ayer, jamás la encontrarás. En cambio, podrás disfrutar de su frescor y sonido en la que está pasando delante de ti ahora. La vida es efímera; no se detiene. El amanecer estará siempre para ti, pero aquel que no veas hoy, no lo podrás recordar mañana. Adapta tu vida a lo nuevo, a las nuevas decisiones, a tu nueva vida. La vida es aquello que sucede entre las preguntas del pasado y las respuestas del futuro. Pero en esa búsqueda, se olvida el presente, y por eso, hoy no viste el amanecer, aunque estuvo delante de ti todo el rato— Su voz resonaba en mi mente como un eco profundo, haciendo temblar los cimientos de mi angustia.
El maestro, con su voz calmada, prosiguió —Las personas que se centran en buscar respuestas a su situación no ven, igual que el amanecer, las oportunidades que resurgen todos los días, aunque las tengan delante. Deja de pensar en ayer, en los porqués, y olvídate de la oscuridad o la claridad del futuro que está por venir. Empieza a contemplar el día de hoy con nuevas preguntas, nuevos retos, y con la sabiduría que has acumulado para tomar las decisiones correctas— Hizo una pausa, su mirada llena de comprensión y empatía— Hoy te digo, volverás a equivocarte. Esa es nuestra humanidad. Pero nada malo trae el error del que hace, y sí una vida sin propósito, aquel que se paraliza en las respuestas sin hacer. Olvidar no es fácil, ni tampoco necesario. Convivir con tus errores y fracasos es una bendición, pues aquel que tiene la capacidad, pese a sus circunstancias, de hacerse nuevas preguntas, resurge con más fuerza.
Las palabras del maestro calaron hondo en mi ser, y sentí como si un velo se levantara de mis ojos. La playa, el mar, el sol, todo parecía cobrar un nuevo significado. Me levanté, agradeciendo al maestro, y empecé a caminar hacia el horizonte, con un corazón renovado y una mente llena de nuevas preguntas, lista para enfrentar la vida con valentía y esperanza. Miguel Alemany
Administrativo
1 añoTan esclarecededor de que nada es para siempre y tan motivador, como para no olvidar que realmente lo que existe, es el presente. Wow, me encanta!
-Responsable Mantenimiento eléctrico -Responsable equipos de trabajo electricos en BT. -Técnico especialista en Electricidad y Electrónica Industrial. -Instalador Autorizado BT en Cantabria y Castilla León.
1 añoEste relato se ha colado en mi interior. Gracias Miguel
Doctora Psicología. Mentora Empleo y RRHH. Coach- Cre-Activa&Diver-Gente. ArtCoachingMentoring
1 añoQue interesante Miguel Alemany Garcia, me resuena especialmente la expresión “la vida parecía haberse vaciado de significado y sentido”, pues cuando esto ocurre queda mucho espacio para transitar otros sentidos y significados, y transformar las expectativas de otras personas sobre nuesta vida, en una construcción personal inspirada en el autoconocimiento. Vaciarse por dentro es una opción y una oportunidad para “ser” y “vivir” de nuevo.