¿Buscando trabajo o “mareando la perdiz”?

¿Buscando trabajo o “mareando la perdiz”?

Utilizo este título provocador para dar un “meneo” a aquellos que, agobiados en la realización de un sinfín de tareas improductivas en su proceso de búsqueda de empleo, no son capaces ver que no lo tienen bien enfocado. O lo que es peor y también frecuente, sí son capaces de verlo pero no hacen nada para reenfocarlo.

Seamos serios, si te has inscrito a más de 300 ofertas de empleo y como resultado no has recibido más de una docena de llamadas de seleccionadores para hacerte un primer filtro telefónico; si después de estos filtros telefónicos solo has conseguido dos entrevistas personales para optar a un par de puestos (de los que tú tampoco tenías muy claro que fueras el mejor candidato) y tampoco has sido seleccionado, aquí hay algo que falla, ¿no crees?

Sí, sí,… el mercado está fatal, tu inglés no es nativo, la tecnología ha evolucionado, tienes muchos años, el entrevistador no tenía ni idea, no era tu mejor día, hay candidatos mejor formados… Todo eso está muy bien pero ¿no te parece que pueden ser excusas para no “coger el toro por los cuernos”?

Acompañando a profesionales en su proceso de transición de carrera profesional me sigo sorprendiendo cuando algunos me relatan la frenética actividad que desarrollan para NO conseguir trabajo: la cantidad de CV´s que envían, el número de ofertas de empleo a las que aplican, el volumen de contactos que hacen en LinkedIn… 

Basándome en mi experiencia me permito categorizar a los buscadores de empleo improductivos en dos tipos: los pseudobuscadores (aquellos que realmente no quieren un trabajo) y los profanos (que carecen de conocimientos en una materia).

Los dos tipos tienen en común el hecho de desarrollar un proceso de búsqueda de empleo que no produce resultados, si bien se diferencian básicamente en tres aspectos: en el origen de su ineficacia, en la forma en la que hay que actuar para que sean capaces de conseguir cierta productividad en su proceso de transición profesional y en el pronóstico sobre el éxito en su búsqueda de empleo.  

Los pseudobuscadores o falsos buscadores de empleo  son aquellos que en realidad no están buscando un trabajo (normalmente ellos son los únicos que lo saben) aunque se preocupan por aparentar en su entorno que son buscadores “reales” de empleo que no están consiguiendo los resultados que supuestamente quieren conseguir. 

A grandes rasgos, saben qué es lo que tendrían que hacer para conseguir mayor productividad en su proceso de búsqueda de empleo, pero de alguna manera no les atrae la posibilidad de volver a tener un empleo, aunque no lo reconozcan abiertamente.

La ineficacia del pseudobuscador para encontrar un trabajo no se deriva tanto de su falta de competencia en lo relativo al funcionamiento del mercado laboral ni de su desconocimiento de las herramientas de búsqueda de empleo, como de factores de una índole más “psicológica” y motivacional.

Las razones por las que uno se convierte en pseudobuscador son variadas: a algunos les aterra la idea de tener que volver a enfrentarse a un trabajo (por lo que implica de pérdida de autonomía, los horarios, incertidumbres, dudas,…); también están aquellos que prefieren las “recompensas” que obtienen de su círculo cercano actuando como “mártires” a las servidumbres que se derivan de la condición de trabajador…

Partiendo de la existencia de ese “rechazo latente” al conseguir un trabajo, no es habitual que el pseudobuscador busque apoyo para mejorar sus resultados en su proceso de búsqueda de empleo, aunque hay ocasiones en que es capaz de hacerlo para seguir manteniendo o incluso potenciando su posición de “mártir”. 

Como es fácilmente previsible, el pronóstico de reinserción en el mercado laboral de un pseudobuscador no es bueno y solo mejora cuando recibiendo “un empujón” externo (ya sea apoyándose en un profesional o llevado por la situación – frecuentemente económica- a la que está llegando) o como consecuencia de la propia evolución interna encuentra la verdadera motivación para buscar y encontrar un trabajo. 

A los profanos, como segunda categoría de buscadores de empleo improductivos, lo que les dificulta encontrar un trabajo es su falta de competencia y conocimientos sobre el funcionamiento del mercado laboral, el desconocimiento de las herramientas adecuadas, un deficiente autoconocimiento o un enfoque erróneo de su proceso de búsqueda de empleo.

A diferencia del pseudobuscador, el buscador profano sí que tiene un interés real en encontrar un empleo, pero carece de la competencia para desarrollar ese proceso de búsqueda de manera productiva.

Probablemente los profanos son el grupo más numeroso entre los buscadores de empleo improductivos: no tienen las herramientas para ajustar el enfoque de su proceso de búsqueda, no se han parado a hacer un autoanálisis o son incapaces de hacerlo, no han descubierto lo que les diferencia de otros candidatos, desconocen el funcionamiento del mercado de trabajo, demuestran torpeza en el networking orientado a la búsqueda de empleo, ignoran el papel y el funcionamiento de los head hunters y las consultoras de selección, no saben defenderse en una entrevista, muestran pudor al manifestar sus logros, no tienen metodología para estructurar su CV,…

A pesar de que a primera vista, la solución para este grupo de buscadores improductivos profanos parece sencilla, si se profundiza un poco más no lo es tanto. Aplicando a la búsqueda de empleo el modelo que explica las etapas de aprendizaje y teniendo en cuenta que los profanos “por definición” son incompetentes (en el proceso de búsqueda de empleo), podemos distinguir dos tipos de buscadores profanos que desde mi punto de vista requerirían un tipo de intervención diferenciada: los inconscientes y los conscientes.

Los primeros, profanos inconscientes, se encontrarían en la primera etapa de la curva de aprendizaje, la incompetencia inconsciente (“no saben que no saben”); por eso rara vez van a buscar apoyo externo y sus iniciativas para salir de esta situación normalmente no estarán bien orientadas. Ignoran lo que tienen que saber para actuar con eficacia en su proceso de búsqueda de empleo, por lo que su pronóstico no es bueno. Siguen actuando con dedicación y buena voluntad pero...normalmente no es suficiente. 

A diferencia del grupo anterior, los profanos conscientes ya “saben que no saben”; han asumido que “buscar trabajo es un trabajo” y admiten que dominando ciertas técnicas y metodologías es más probable encontrar trabajo, hacerlo en menos tiempo y, sobre todo, de una manera congruente con los propios intereses y capacidades. Si ponen en marcha los mecanismos adecuados para hacerse competentes (solos o acompañados) no tardarán en ser buscadores productivos.

El prototipo por excelencia de “marear la perdiz” se encuentra en los pseudobuscadores; los profanos inconscientes la marean de forma involuntaria y entre los profanos conscientes de alguna manera la perdiz se marea sola hasta que se cogen las riendas del proceso de búsqueda de empleo con decisión y método. Cuando esto ocurre y se unen a sus ganas reales de encontrar un empleo con el conocimiento de las técnicas necesarias para enfocar de manera coherente la transición profesional, es mucho más fácil conseguir el resultado esperado.

Una sugerencia antes de seguir enviando de forma compulsiva tu CV y antes de seguir bombardeando sin criterio a tus contactos: habla contigo mismo sobre tu forma de buscar trabajo y pregúntate qué es lo que no estás haciendo bien o al menos, qué es lo que podrías hacer mejor.

Convéncete de que nadie está “obligado” a contratarte ni a considerarte como candidato. Analiza si realmente quieres encontrar un empleo y si dominas las herramientas necesarias para hacerlo de manera efectiva, planifica tu trabajo de buscar trabajo, esfuérzate con criterio, invierte en ti mismo, en definitiva… DALE SENTIDO A TU CARRERA PROFESIONAL.




Virginia Fernández Luna

Gestor formación e-learning en Adecco Training

3 años

Muy buenas las definiciones. Importante, poder identificarlos para poder ayudarlos, siempre y cuando se dejen.

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