¿Cómo afrontar la cámara con soltura?
Uno de los grandes problemas que afrontan mis clientes a la hora de adoptar el video como herramienta para hacer crecer su empresa y conectar con sus prospectos es el temor de ponerse frente a las cámaras.
Claro está que no es ese pedazo de plástico con circuitos integrados el que el realidad los intimida sino lo que ello representa, es decir, la posibilidad de verse expuestos, juzgados y criticados por la gente que los verá.
Por ello, como parte de mi trabajo de consultoría, me he preocupado por investigar y por recoger algunos de los consejos que encontré más acertados a fin de ayudarles a sobrepasar ese miedo.
¿Tienes pensado grabar tu primer video pronto y las cámaras te paralizan? No dudes un segundo en revisar estos consejos que hoy comparto contigo.
Deja de mirarte el ombligo y focaliza en el otro
Jason Teteak, presentador profesional y coach personal, afirma que si te sientes nervioso es porque no has aprendido a dirigir correctamente el foco y has olvidado que tu atención debe estar puesta en las necesidades de tu audiencia y no en ti.
¿Te ha pasado por ejemplo tener la sensación de que tus problemas disminuyen o se vuelven secundarios cuando empiezas a ocuparte de los problemas de los demás? La gente que ha hecho trabajo voluntario lo sabe y lo valora.
El consejo de Teateak tiene, a mi juicio, mucho que ver con esta forma de priorizar las cosas. Debemos dejar de creer que somos el centro del universo y que exponer nuestra imagen es la cosa más importante del mundo. Debemos empezar a preocuparnos por lo escencial, es decir, por el mensaje que vamos a llevar a nuestro público y por la utilidad de este mensaje para nuestra audiencia.
Eso no significa que nuestra imagen deba quedar descuidada pero significa que cada cosa tiene su tiempo y su lugar y que, en ese marco, el cuidado de nuestra imagen debe tener su espacio específico pero no abarcar tanto que amenace con boicotear nuestro mensaje.
Cuando me ocupo de explicar a otra gente cómo funciona determinado aspecto de las cosas que hago, mi foco de atención debe estar en el hecho de que mis interlocutores entiendan eso que estoy explicando y, cuando lo hago, el preocuparme por cómo me veo pasa automáticamente a un segundo plano.
Es pues necesario aprender a hablar desde la humildad y desde las cosas que sabemos con la conciencia de estar poniéndonos al servicio de los otros. Esto pasa también por conectar con nuestro propósito más profundo, es decir, el porqué hacemos lo que hacemos.
Resetea el cerebro
Gideon Shalwick, capacitador en el área de video marketing, sostiene que una de las cosas más chocantes de vernos y escucharnos en pantalla es la poca costumbre que tenemos de ver nuestra imagen y de escuchar nuestra voz.
Es como si la imagen de la pantalla no se correspondiera con la imagen que tenemos de nosotros mismos, es decir, no estamos acostumbrados a vernos como la cámara nos muestra. La imagen que tenemos de nosotros mismos es la de un espejo, que muestra nuestra imagen invertida y no la de la cámara que nos muestra una imagen de cómo la gente nos ve.
Shalwick sugiere, en este sentido, grabarse, mirarse y escucharse varias veces hasta reacondicionar nuestra mente lo cual significa acostumbrarnos y gustarnos en nuestra versión mediática. El mirarnos varias veces nos permitirá además corregir posibles tics o recurrencias que tenemos al hablar.
Shalwick subraya además de manera complementaria que es necesario aceptar el hecho de que habrá siempre gente que lo haga un poco mejor o un poco peor que nosotros pero que, en realidad, no son los otros expositores los que nos interesan sino nuestro público meta que estará agradecido básicamente por el valor de nuestro mensaje.
Acalla la crítica interna
Un experimento realizado bajo el título de Real Beauty Sketches muestra un hecho de verdad notable. Un entrenado hombre de la policía, experto en identikits, dibuja a diferentes mujeres basándose en la descripción que ellas mismas realizan de su persona. El especialista las escucha pero no pueda verlas. La mujer X, por ejemplo, va describiendo su color de ojos, el color de su cabello y sus rasgos faciales mientras el experto, de espaldas a ella, la dibuja sobre un lienzo.
Más tarde, el experto en identikids pide a otra de las mujeres que participaba del experimento que realice a su vez la descripción de la mujer X, con la cual ella había compartido un tiempo anteriormente, y el experto realiza un nuevo identikit con las pautas que ofrece esta segunda mujer.
Finalmente, el especialista contrasta los dos dibujos resultado de la descripción que han hecho las mujeres con la realidad, es decir, con la imagen en carne y hueso de la mujer X.
Resulta muy sorprendente constatar cómo la opinión de la mujer X sobre si misma produce como resultado una imagen más “maltrecha” de ella misma (el exceso de autocrítica) que la imagen ofrecida por la otra mujer que tiende a ser no solo más generosa con la imagen de la mujer X sino más precisa propiciando así un dibujo más semejante a la realidad.
Un excelente experimento para reafirmar que es muchas veces más cruel la opinión que nosotros tenemos de nosotros mismos que la que la gente se hace de nosotros. No es que la autocrítica este mal pero hay que saber administrarla de manera que no acabe minando nuestra confianza personal y nuestra autoestima. Tal cual lo explica Alexa Fischer, actriz y coach comunicacional, cada uno de nosotros tiene el poder de escuchar lo que sirve y lo que nos hace mejores y de dejar de lado todo aquello todo aquello que nos detiene y paraliza.
Haz un buen trabajo de preparación
Una buena presentación no es producto de la casualidad sino del trabajo que uno pone allí. Si realmente has hecho tu trabajo a conciencia, si sabes lo que vas a decir, si has preparado tu presentación, si has repetido al menos tres veces tu introducción a fin de vencer los primeros minutos que son aquellos en los que tu audiencia se hace una imagen de ti, no hay manera de que las cosas salgan mal. Lo que pasa cuando estás preparado es que no solo vas a superar los nervios sino que vas a lograr divertirte con lo que estás haciendo. Es importante recordar que durante una grabación, aún sin público, el 90% de nuestra atención debe estar centrada en el contacto con la audiencia, esa que de momento no está pero que es la destinataria del mensaje que estamos ofreciendo.
Busca la calma desde la respiración
Es ampliamente conocido el efecto que tiene la respiración sobre la modificación de los estados internos.
Una sesión de respiración pausada puede convertirse pues en una aliada perfecta a la hora de de controlar el estrés. Naylín Núñez, profesora de yoga comparte en su blog Yoga es más un ejercicio de respiración programada permite calmar el sistema nervioso y acallar la mente cargada de pensamientos.
La particularidad de este tipo de respiración se halla en el hecho de que la exhalación debe ser más larga que la inhalación. Naylín aconseja comenzar el ejercicio inhalando 2 segundos y exhalando 4, con una pausa al final de la inhalación y otra pausa al final de la exhalación.
Según esta maestra de Yoga, basta con practicar este ejercicio de respiración durante 5 minutos para constatar una gran diferencia en nuestro estado de ánimo.
Palabra de cierre
¿Tienes alguna técnica que te haya resultado especialmente interesante? ¿Tienes tú una manera de calmar los nervios antes de realizar una actividad que te aterra? No dejes de compartir tu experiencia con nosotros.
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9 añosUn cordial saludo para ti Gonzalo y muchas gracias por comentar.
Director en Arquetipo Ltda
9 añosExcelente material Sergio, mucha gracias por compartirlo.