Cómo conquistar la Navidad
La Navidad está a la vuelta de la esquina y, con ella, esos kilos de más que siempre ganamos. Durante este mes, las calles se tiñen de luces, árboles, adornos... y las despensas de nuestros hogares se llenan de productos típicos y tradicionales.
Uno de los más emblemáticos que se nos viene a la mente son los bombones Ferrero Rocher, que con su inconfundible envoltorio dorado y su combinación perfecta de avellanas ligeramente tostadas, barquillo crujiente y chocolate, crean una textura y un sabor irresistible, generando en cada bocado una verdadera experiencia sensorial.
Pero, ¿cómo se convirtió en un icono navideño?
El primer motivo es que no podemos encontrar estos bombones durante los meses más calurosos. ¿La razón? Su calidad se ve afectada por las altas temperaturas. Debido a su delicada receta, este producto debe conservarse entre los 18 y 22°C para disfrutarlo al máximo, por lo que la marca prefiere priorizar su calidad y exquisito sabor. Es por esto que, tras la época estival, Ferrero Rocher regresa cada septiembre a los lineales, coincidiendo con el inicio de la temporada navideña y convirtiéndose en un símbolo de la navidad.
El segundo motivo es el aspecto de sus bombones, que con el envoltorio dorado parecen bolas de un árbol de navidad. Además, iniciativas como el concurso «Juntos brillamos más», que ilumina un pueblo español elegido por los votos de los consumidores, hace que lo asociemos con la festividad. De este modo, se ha consolidado como un símbolo de elegancia y calidad, siempre asociado a momentos de compartir, reencuentros familiares y celebraciones.
El objetivo de Ferrero Rocher ha sido adueñarse de la navidad (y lo ha conseguido). Cómo hemos visto, ha "atacado" la navidad desde 3 frentes:
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Y para nosotros, el más importante desde el frente sensorial:
A lo largo de los años, esta marca se ha convertido en un verdadero símbolo de la navidad. Ha pasado de ser un simple producto cotidiano a representar el sabor de las fiestas, los momentos de alegría, unión y tradición que compartimos con nuestros seres queridos. Así, cada bocado se vuelve una forma de celebrar la magia de la navidad.