Cómo decirle adiós a las quejas
Uno de nuestros deportes favoritos es quejarnos de todo cuanto nos acontece. Si comenzamos a observarnos con detención, nos daremos cuenta de que a veces no pasa ni un minuto sin usar el recurso de la queja. Éste consiste en un estado de negatividad permanente ante lo que estamos viviendo, ya sea desde lo más cotidiano y superficial hasta temas que son más complejos.
Cuántas veces al día alegamos contra el tráfico, lo atrasados que salimos de casa, lo mal que nos está yendo, el que nadie nos entiende, lo estúpidas que son las personas, el poco tiempo que se tiene, el frío, el calor, el hambre, la incomodidad, el cansancio y un largo etcétera.
La queja se origina tanto mental como emocionalmente y se traduce en un estado de gran negatividad. Los neurocientíficos afirman que el problema no es quejarse en sí, sino las consecuencias que esto trae en nuestro cerebro, ya que se producen hormonas que alteran el funcionamiento habitual del organismo humano, como la adrenalina, noradrenalina y el cortisol. Estos son los causantes de que seamos pesimistas y nos sintamos víctimas de las circunstancias.
Técnicas para eliminar el mal hábito de la queja
1. Observa cuánto te quejas en 1 día: Es normal que no nos demos cuenta sobre la cantidad y el contenido de nuestros alegatos diarios. En tan solo 1 minuto podremos sorprendernos de todo lo que nos molesta y nos hace continuar atrayendo lo negativo. Esta auto observación te dará la posibilidad de tomar conciencia y comenzar a reducir este mal hábito.
2. Centra la atención en ti mismo: Cuando detectes que te encuentras en el espiral del quejumbroso, detente, respira y date la orden de parar. Date cuenta que no sacas nada con echarle la culpa a los demás. Hazte cargo de las situaciones, saca tu fortaleza y el guerrero que llevas dentro.
3. Actúa más y piensa menos: Deja de vivir mentalmente y atrévete a centrarte en encontrar una solución. Las personas que se quejan están rumiando continuamente y gastan una enorme cantidad de energía. Si utilizas esa energía en sentido positivo y acepta las cosas tal como son, los cambios serán importantes.
4. Detente antes de hablar: Un ejercicio práctico es pensar antes de hablar. Observa que si lo que vas a decir es una queja, no sigas adelante. Aprende a quedarte en silencio y guárdate las quejas, ya que también contaminan mucho tus relaciones y ambientes de trabajo.
5. Busca alternativas: ¿Te has puesto a pensar todo lo que puedes hacer en vez de quejarte? Reírte a carcajadas de la “mala suerte”, agradecer por todo lo bueno que tienes (salud, familia, amigos, tranquilidad), conectarte con tus talentos y lo que haces bien, convertirte en un agudo observador de ti mismo, ser creativo para encontrar otros caminos. Dale la vuelta y verás que todo puede apreciarse desde otra perspectiva.
Ya no hay excusas para empezar a eliminar la mala costumbre de quejarnos. Comienza la auto observación ahora mismo, cuenta cuántos alegatos aparecen en 1 hora. Anótalos. Ríete y date cuenta de cuán inútil es ser tan negativo. Reflexiona y escribe cuánto daño te haces, cómo afectas a quienes te rodean. Será el inicio de la liberación de las quejas, vivirás más tranquilo, positivo y con mayor bienestar.
Periodista y profesional de Educación y Género en AgenciaSE
8 añosCuánta razón en este artículo. Gastamos demasiada energía en los problemas y quejas en vez de enfocarnos en las soluciones
Artesana en construcció
8 añosMe encanta. Una queja dicha en voz alta es tres veces negativa. La Piensas, la Dices y la Escuchas. Como dices con solo pensarla ya deberíamos decir STOP. Yo hice un ejercicio de intentar 21 días sin quejarme. Inicialmente solo se contabilizaba si se verbalizaba, yo lo hice solo con pensarla. No llegué a los 21 días pero me di cuenta de la cantidad de pensamientos negativos sobre mi o sobre los demás que tenía a lo largo del día.