Cómo descubrí a los PEORES clientes (y cómo identificarlos)
Cuando uno comienza en el mundo emprendedor, empieza a sumergirse en una burbuja de situaciones fuera de lo común que indiscutiblemente siempre son sorprendentes, es cierto que a veces todo se pinta muy hermoso pero también tenemos que hablar de esos momentos no tan bonitos.
Todos nos hemos encontrado con ese tipo de clientes, o incluso jefes, que menosprecian tu trabajo, tu esfuerzo y calidad, vamos a sincerarnos aquí, a veces pasamos horas eternas, hasta las 4 o 5 de la mañana buscando el problema en el código que no deja de arrojar errores, en el color que le queda mejor a la imagen que eligió el cliente, en las cuentas que no terminan de cuadrar y a veces hasta adelantando el trabajo ¡para que mañana no se queje de que no están terminadas las grillas para el año que viene!
Yo vengo a contarles una historia que se ha repetido mucho en los cuatro años que llevo trabajando, y es que por fin encontré un punto en común.
Los clientes que no quieren pagar.
Es horrible, ¿En eso estamos de acuerdo? Están por todos lados, y son seres que chupan tu sangre, tu tiempo y hasta tu buen humor…
Lamentablemente es un pan nuestro de cada día y mucho más en áreas tecnológicas, te dicen frases que dejan frío a cualquiera: “¿Por qué me vas a cobrar si lo hiciste en un minuto?” o aquellos típicos que quieren pedir mil y un cambios en el trabajo y consideran que no deberías cobrar a pesar de que tuviste que emplear los conocimientos de cuarto año de carrera para resolver su problema.
Vamos a ver, tú pides un helado en una tienda, te lo comes, y no puedes irte sin pagar porque ya te lo comiste ¿Verdad? Bueno te acabas de comer mi página web y mis diseños ¿Hola? ¿Vas a colgar?
Me pasó muchas veces cuando comencé a trabajar con redes sociales, yo diseñaba todos y cada uno de los posts, hacía community management y hacía estrategias para crecimientos, mi trabajo quedaba hermoso, y hasta ahora sigo orgullosa de eso, pero yo misma llegué a considerar que debía cobrar extremadamente barato, porque era joven, era mi primer trabajo etc. Ese pensamiento siguió conmigo un par de años después, hasta que aprendí a hacer páginas web, cobré mis primeros $100 ¡WOW! Para mí era un acontecimiento importante, y es que estaba aceptando cualquier trabajo, no porque estuviese desesperada, sino porque pensaba que lo que me llegaba era lo que yo merecía.
Yo me preguntaba por qué mis clientes me pedían rebajas todo el tiempo ¿Será que cobrar $100 por una página web era muy caro? Sí, como lo leen… Así fueron las cosas por mucho tiempo, hasta que por la misma calidad del trabajo me llegaban clientes que dejaban de quejarse e incluso ofrecían pagar más.
Mis nuevos clientes era una maravilla, ¡Sabían el valor de todas mis horas! y me trataban con respeto.
Así es que después de años del mismo cuento descubrí que los PEORES clientes son los que regatean desde el comienzo, nunca te preguntan razones, nunca intentan entender tu trabajo, te apresuran, no leen tu información y para colmo de males te tachan de deficiente (Aquí va una curiosidad importante: Todos los que han comentado que mi trabajo es malo, son clientes que me pagan muy poco)
Toma nota y aprende a identificar a esos que desde el comienzo menosprecian tu trabajo, para cuidarme de ellos, redacté Términos y Condiciones que envío antes de comenzar cualquier proyecto (Una sola vez no los he enviado y terminó en catástrofe, pero esa es otra historia) si los necesitas y pasas por lo mismo, no dudes en contactarme, y es que me niego completamente a que freelancers o cualquier tipo de trabajadores sigan padeciendo ese tipo de tratos que más allá de injustos son humillantes.
Y recuerda, si quieres el helado, págalo.