Cómo evitar el ouróboros y que la organización no se coma a sí misma
A medida que los cambios se van dando en los mercados y las diferentes industrias, ponen en movimiento una corriente que crea un flujo el cual le intentamos dar sentido basado en previas experiencias, lo que creará una guerra entre el deseo de permanencia, el hecho del flujo y la naturaleza de las cosas.
Un circulo vicioso fútil y frustraste porque es un conflicto entre dos partes de la misma cosa. Lo que nos lleva a conducirnos a trevés del pensamiento y la acción de desiciones girando en unos círculos que cada vez van más rápidos pero que no llevan a ninguna parte. Llegando a estar completamente desorientados buscando la cola como el ouróboros. Y sabemos que pasa cuando alcanza su cola….
Por mucho que luchemos para permanecer en el flujo, la fijación nunca dará sentido al cambio. La única manera que el cambio tenga sentido es, sumergirse en el, moverse con el. Y esto lo logramos con una adaptación capaz de aprovechar todas las herramientas disponibles que serán necesarias para la sostenibilidad, la innovación y la optimización de los recursos.
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Es posible que dificultades con las que no se han tenido relación alguna sean parte constante del proceso de cambio, ya que en todo proceso de cambio las dificultades son una constante fija y no variable. Lo que puede ser variable es nuestra respuesta a esas dificultades, tenemos que ver el verdadero sentido de lo que pasa, de que manera está pasando, qué está afectando, qué oportunidades nos da. Para eso se debe desestimar modelos, pensamientos y conocimientos que no estén alineados, de lo contrario se seguiría girando en círculos y la organización puede llegar a devorarse a si misma.
Darse cuenta que dejar la resistencia al cambio de lado es posible, cuando el cambio tiene un sentido que trasciende organizacionalmente e impacta profundamente.
GT.