Cómo implementar sistemas de innovación abierta

Cómo implementar sistemas de innovación abierta

La innovación es un proceso: para ser óptimo ha de ser sistematizado. La organización que no crea estructuras ad hoc y flujos de trabajo, nombrando responsables y estableciendo agendas y objetivos, se ve abocada a conformarse con las migajas de la creatividad de su gente. Por supuesto, si la cultura es propicia, cada una de esas personas aportará su creatividad a su trabajo diario; y en la medida en que las conversaciones fluyan, es posible que se generen proyectos interdisciplinarios de manera más o menos espontánea. Pero en nueve de cada diez casos perderá la mayoría de su potencial innovador, por las siguientes razones:

  1. La propia inercia organizacional (pedidos, ventas, presupuestos, contratos…).
  2. Los sistemas de objetivos del personal (usualmente cortoplacistas y decididamente individuales).
  3. Las dificultades para aunar esfuerzos entre departamentos (intereses, enfrentamientos, etc.).
  4. La asunción de riesgos que no son promovidos ni organizados.
  5. El miedo a que se considere que la actividad innovadora “no es trabajo” (las actividades involucradas incluyen encuentros “informales”, invertir en caminos que a menudo no llevan a nada, tiempo disponible para probar nuevos cursos de acción, productos, etc.).

En definitiva, la innovación o es corporativa o no es; de lo contrario queda a la deriva en el maremágnum del aquí y ahora organizacional.

Dicho esto, la actividad innovadora es sui generis: ni entraña el mismo rango de actividades y capacidades que el marketing, las finanzas, etc., ni sus objetivos son a corto plazo, ni el ambiente que necesita es similar al de otras áreas. Por todo ello, es un error convertirlo en “estructura convencional”; salvo casos muy señalados y empresas muy punteras (o que vendan, precisamente, innovación y creatividad), carece de sentido crear un “departamento de innovación”, porque incrementa innecesariamente los costes, incurre en riesgo de burocratización y desarrollo de intereses propios, supone desconectarse de las realidades de la empresa y entraña dificultades añadidas para coordinar con otros departamentos y por la naturaleza asincrónica de las actividades de innovación (que combina periodos de efervescencia con otros de escasa actividad).

¿Qué son los sistemas de innovación abierta?

Un sistema de innovación abierta (SIA) requiere:

  • Actividades e incentivos para la generación de ideas.
  • Un modo sistematizado de evaluarlas, aprobarlas e implementarlas.
  • Un sistema de seguimiento del estatus de las ideas.
  • Gestión del reconocimiento.
  • Recursos de comunicación para espolear la innovación y transmitir su curso.
  • Medios para incluir a clientes, proveedores y otros stakeholders en el proceso.

La creatividad es, por su propia naturaleza, a veces deslavazada y aparentemente informal, y parte de ese espíritu abierto y desenfadado es imprescindible. Pero la innovación en sí ha de organizarse con criterios de optimización y con disciplina, aunque de puertas afuera sea relajada, ilusionante y “distinta”. Es un “caos organizado”.

 ¿Cuáles son los elementos indispensables de los sistemas de innovación abierta?

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