Cómo perder el miedo a compartir
“La ciencia que el oído percibe, derrámala por la boca. Agranda aún más la sabiduría compartiéndola con otros.” (San Isidoro de Sevilla)
“Me siento terriblemente incómoda cuando mi pensamiento se diluye en palabras o se amalgama cuando escribo, fragua como si fuera escayola y se vuelve inservible. Si mi conocimiento no calma la sed o tapa agujeros pierde su sentido porque si no comparto reviento”
Del Diario de un Corazón Roto
Aventurarse a predecir que compartir será tendencia este año es apostar al caballo ganador, lo lleva puesto la condición humana y lo contrario es antinatural.
En el mundo interconectado los miedos se acentúan, ya sea por desconocimiento, por falsa prudencia o por miedo, y el hecho de compartir no es ajeno a esta situación. Pasa lo mismo con dejarse ver que es algo que se acepta a nivel racional pero que cuesta llevarlo a la práctica por lo que pueda pasar. Y compartir es una manera de mostrarse, potente, muy potente, pero una entre varias.
Compartir es dar algo que tú tienes para que otras personas lo puedan disfrutar contigo o a solas. La definición enseña que si no tienes no compartes, o que sólo se comparte lo que es tuyo, aunque en ocasiones veas que algunos comparten lo ajeno. De momento dejémoslo así.
El miedo a compartir
Todos tenemos miedos y tú no eres menos. Cuesta reconocerlo porque te gusta sentirte fuerte y dispuesta a luchar con todo, pero los miedos están ahí, al acecho, en busca de la primera oportunidad para frenarte y dejarte aparcada. El miedo es una emoción que te lleva de la prudencia a la inacción.
Vamos a ver si te identificas con algunos de ellos:
- Miedo a que te copien. Si compartes lo que sabes y aporta valor es posible que alguien quiera copiarte. Y esto fastidia, ya lo se, encontrar un artículo que has escrito hace años con otra firma toca la moral y te hace perder tiempo y hasta dinero.
- Miedo al conflicto. Cuando compartes no gustas a todos, algunos quieren copiarte y otros te maldicen, te critican o te discuten. Y esto es lo último que esperas.
- Miedo al rechazo. El conflicto puede convertirse en rechazo, si lo que dices va a contracorriente es posible que de repente se abra un abismo a tu lado y alguien que estimabas te acabe despreciando.
- Miedo a no controlar la situación. En la red las palabras vuelan a la velocidad del rayo. Inicias una conversación y no sabes dónde puede acabar, ni cuando, ni con que consecuencias, ni cómo hacer frente a una situación que se ha torcido. La palabra crisis te hace temblar y la prudencia te aconseja callar.
- Miedo a la frustración. ¿Y si compartes y nadie te hace caso? ¿Y si los likes no aparecen? Te puedes sentir muy mal y al final te acabas preguntando si es peor que te ignoren o te rechacen. Pro de momento no ha pasado ni lo uno ni lo otro.
- Miedo a exponerte. Compartir te hace vulnerable. Das a conocer algo que antes no se sabía, te expones y puedes correr el riesgo que sepan algo de ti que de otro modo no sabrían.
Cómo compartir desarticulando tus miedos
- Comparte contenido de valor. Piensa en lo que puede interesar a los demás, a tu público, mira lo que te interesa a ti y comparte aquellos elementos que son importantes para ambos. Lo que importa no se rechaza, aunque ya sabes que nunca podrás contentar a todos.
- El valor es aquello que soluciona problemas. Si compartes algo que sirve para que tu público solucione algún problema tienes el éxito casi asegurado, al final lo que queremos es encontrar soluciones a las cosas que nos preocupan y que no sabemos resolver. Si ayudas a ganar dinero, confianza, seguridad, ahorrar tiempo o dinero, tendrás a la audiencia interesada pero si les hablas de ti y de lo bonita que eres pasarán de ti a la primera de cambio.
- Date a conocer a través de lo que compartes. Compartir forma parte de la gestión de tu marca personal. Cuando creas contenido propio es cierto que te estás desnudando frente de tu audiencia, pero no olvides que la comunicación efectiva se hace de persona a persona y el contenido neutro te desvaloriza y adocena. Si te expones te arriesgas al rechazo y a perder información que sólo tu controlas, sales de tu zona privada para pasar a la pública y la mayoría de las veces no pasa nada malo. Pregúntate siempre ¿qué pierdo si lo cuento? Y si la respuesta es que pasa muy poco o nada no lo dudes y exponte. Y pon siempre algo de ti en lo que compartas, si el contenido no es propio, cuenta el por qué lo estás compartiendo, qué es lo que te gusta y cómo puede ayudar a quien lo lea.
- Activa la ley de la reciprocidad. Si das recibirás, la reciprocidad es una ley no escrita que funciona casi siempre. Y los demás se sentirán en deuda contigo y podrás vencer el miedo al rechazo y a la frustración. Mírate este artículo si quieres saber un poco más.
- Crea diálogo o genera polémica. Si hay algo que te preocupa, qué mejor que pedir ayuda para solucionarlo. Generar preguntas que alimenten la discusión es siempre positivo y te ayudará a avanzar. Si preguntas, aunque sea de manera sutil es muy probable que recibas respuestas que te alejarán de la frustración del silencio de la audiencia. Si solo explicas hechos neutros el interés de tu público puede decaer.
- Si quieren copiarte lo harán de todos modos. No te cortes por este temor, siempre encontrarás a alguien que estará dispuesto a poner su firma donde estuvo la tuya, pero al final las aguas siempre acaban volviendo a su cauce y el que obra mal se pone en evidencia. Lo que tu sabes es difícilmente copiable en su integridad, te pueden vampirizar un artículo, pero nunca una línea de trabajo.
- Aprovecha para crear comunidad. A medida que vas compartiendo se crea un vínculo con tu audiencia que se va reforzando. Como en cualquier relación el conocimiento mutuo mejora la interacción. Ofrecerás lo que interesa y recibirás lo que te interesa a ti.
- Pon límites. Compartir tiene un límite. Cuando te diluyes como persona o como profesional, cuando lo que ofreces merma tu capacidad para monetizar tus conocimientos o cuando nadie está dispuesto a pagar por recibir más son situaciones que deben hacerte reflexionar. La actuación de algunos falsos profesionales y la proliferación de contenidos gratuitos pueden hacer perder la percepción que en algún momento tienes que poder monetizar lo que haces para poder seguir compartiendo. Lo gratis puede acabar matando.
Ahora ya no tienes excusas. Si no compartes es porque no quieres y no te extrañes si nadie te hace caso. Y si lo haces tu marca personal saldrá más que reforzada.
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1 año¡Excelente artículo! Gracias por compartir. Es un tema que considero importante analizar y discutir en el entorno laboral, en especial con todos los cambios sociales, culturales y tecnologicos, que hemos vivido en los ultimos años.
Consejera Delegada en Mega Fortris Ibérica. Empresa pionera en Tech security AI Solutions y precintos de seguridad en material biodegradable y reciclados
4 añosArtículo valiente Jordi Collell ojalá que todo lo que se comparta aporte valor a cada un@ sin caer en noticias falsas. Hay muy buen contenido que sirve para inspirarse. Sin lugar a dudas recomiendo leer Los cuatro escalones 😜.Y sobre todo no tener miedo a equivocarse. Hay que dejar de ser marca blanca en cada nicho de mercado.
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4 añosComparto todos tus argumentos, Jordi, y compartiré encantada tu texto en mis redes. 😊